Capítulo 18

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- Por fin en casa - dijo Aiden abriendo la puerta del piso, pues habíamos vuelto a Francia

- Mi sofá, te he echado de menos - me tire en el mueble.

- ¿Cómo qué tu sofá? - preguntó entre risas.

- He dormido muchas noches aquí, este sofá me pertenece - me reí, y Aiden también.

- Hay que decorar la casa - dijo la niña.

- Que pereza - se quejo el hermano sentándose conmigo en el sofá. Lucía se puso triste.

- No le hagas caso - señale al pelinaranja - Lo aremos tu y yo - me puse de pie.

- ¿De verdad? - preguntó la niña.

- Si, aun hay que celebrar fin de año y tienen que venir los reyes magos.

- Bieeen - se puso contenta.

- Pues conmigo no conteis - dijo Aniden que seguía en el sofá.

- Aburrido - dijo Lucía. No pude evitar reír.

- ¿Dónde guardas los ardernos? - pregunté.

- En el trastero. No dije nada, pues no sabía a que se refería - Ultimo piso, segunda puerta - dijo lanzándome una llave que acaba de sacar de un cajón.

-Salí por la puerta y subí las escaleras hasta el último piso. Estaba oscuro y las luce no funcionaban. Se notaba que los residentes no solían venir aquí. Abrí la puerta indicada anteriormente y encendí la luz, por suerte, esta si funcionaba. Aquel sitio daba miedo, estaba desordenado lleno de cajas, trastos y basura. Con cuidado busque los adornos de navidad y una vez los tuve me fui de allí lo mas rápido posible.

- Los tengo - anuncié entrando por la puerta. Lucía se acercó a curiosear - ¿Por donde empezamos? - pregunté.

Por el Árbol - la niña empezó a abrir la caja. Primero montamos el árbol. Era enorme, después pasamos a poner calcetines en el mueble del salón, seguimos colocando las luces por todos los rincones de la casa y por último, colgué un muérdago en la entrada de la casa. Al ver eso, Aiden salió por la puerta. No entendí nada.

- Tienes que besarme - dijo entrando por la puerta. No pude evitar reírme.

- Eres un idiota - me seguía riendo.

- Cuando una pareja esta debajo de un muérdago deben besarse, quiero mi beso - Hizo un puchero. Rodee al chico por la cintura para atraerlo hacia a mi y así poder besarlo. Era un beso suave, lento, quería sentir sus labios lo máximo posible, pues era una sensación increíble. Nos separamos por falta de aire, pero aun así hice una mueca.

- ¿Te quedaste con ganas de mas? - Aiden rio.

- Si - dije con voz de niño pequeño.

- Eso no puede ser - volvió a besarme con mas intensidad. Este chico sabía como volverme loco.

- ¿Satisfecho? - preguntó con un tono orgulloso.

- Tus besos curan todos mis males - esta vez lo bese yo.

*********

Me acababa de levantar, Aiden seguía dormido a mi lado. Vi el móvil, era 31 de diciembre, por fin era fin de año. Con cuidado me vestí, no quería despertar a Aiden, se veía tan lindo así dormido, podía pasarme el día entero viéndolo. Salí de la habitación y vi a Lucía delante de la puerta.

- Buenos días - salude medio dormido.

- Hola ¿Aiden sigue dormido? - preguntó.

- Si ¿Necesitas algo? - quise ser amable.

Triunfar en ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora