Acordes Nevados

40. Último día completamente juntos

VICTORIA

Hoy es el nuestro último día. Jacob propuso que hiciéramos una barbacoa como despedida, a lo que los chicos aceptaron encantados.

Así que mientras las chicas se duchaban y se ponían cómodas, Jacob y Colin salieron a comprar la carne.

Estaba en la cocina sacando las galletas del horno cuando Alex entró.

—¿Qué tal todo? —me preguntó mientras abría la nevera.

—Muy bien.

Todavía no he hablado con Mónica seriamente. Me seguía preocupando mucho por lo mal que lo está pasando este mes.

—Alex ¿puedo hablar contigo?

—Sí claro —Alex se acercó a la isla y se sentó, en uno de los taburetes. —¿Qué pasa?

—¿Sabes cómo está Mónica? Todavía no he podido hablar con ella y me preocupa.

—Creo que dentro de lo que cabe está mejorando —suspiró.

—Nos pidió a Carla y a mí que le diéramos espacio.

—Ya lo sé —se revolvió el pelo, —al principio me costó que se abriera, ya sabes que Mónica es algo complicada. Pero después de insistir durante días, acabó dejando que la ayudara.

Dejé la última galleta en el plato, y me acerqué a Alex.

—Muchas gracias por no dejarla sola. Yo tampoco he pasado por un buen momento y agradezco muchísimo que Jacob no se rindiera.

Él sonrió.

—Ya he visto que habéis dado un paso más en vuestra relación —subió y bajó las cejas.

—Sí —mis mejillas se enrojecieron, —¿pero y tú con ella?

—¿Con quién?

—¿Con Mónica? ¿Qué hay entre vosotros dos?

Alex me espachurro contra su pecho mientras se reía.

—Creo que esa es otra historia.

—¿Qué hacéis?

Cuando nos separamos vimos a Colin y Jacob entrando a la cocina cargados de bolsas.

—Estábamos hablando —contestó Alex.

—Pues estabais muy juntitos.

Mi mirada se desvió hasta Jacob, quien se acercó con calma en nuestra dirección. Dejó las bolsas en la isla y se agachó para besarme.

—¿Qué tal las galletas? —preguntó.

—No las he probado todavía —respondí mientras me mordía el labio inferior. Jacob no pudo evitar bajar la mirada hasta él.

—¿Me estabas esperando? —asentí.

—Mucha tensión en el ambiente —canturreó Col.—Te dejo esto aquí, voy a buscar a Carla.

Cuando salió, Alex se levantó del taburete y se dirigió hasta las galletas. Hizo el ademán de coger una, pero Jacob estiró el brazo y le apartó el plato.

—¡Que iba a coger una!

—No. Son nuestras.

—Pero déjame probar una.

—No vas a cambiar nunca —contesté divertida. —Dale una.

—No quiero darle nuestras galletas.

—Técnicamente las he hecho yo, así que dale una.