18. Revelaciones y una nueva oportunidad.

10 1 0
                                    


VICTORIA

Este era el último fin de semana que tenía para estudiar. Aproveché la mañana para salir a correr y cuando volví hice las tareas de casa.

Nunca pensé que el tener que encargarme de una casa iba a ser tan complicado. Después de terminar de limpiar el apartamento salí a hacer la compra. Después comí y tras darme una larga ducha caliente, me vestí y cogí el autobús.

He decidido que este fin de semana voy a pasarlo estudiando, ya que el martes empezaban los exámenes.

Así que la solución que encontré a mi falta de concentración fue irme a estudiar a la biblioteca del campus. Los fines de semana abre de tres a nueve de la noche.

Me restregué los ojos y me tiré sobre el respaldo de la silla. Al encender el teléfono pude ver que eran las ocho. Vale, quedaba una hora para que la biblioteca cerrara.

Estoy contenta porque me ha dado tiempo a repasarme teoría computacional de la mente, método clínico y aprendizaje y conducta adaptativa.

Me levanté intentando hacer el menor ruido posible y me di una vuelta por la biblioteca. Necesitaba estirar las piernas.

Pasé por las zonas de ciencia, arte y filosofía; incluyendo libros de misterio, ciencia ficción, terror y romance.

Cogí un libro de romance y fui ojeando la sinopsis hasta que llegué a mi mesa. Dejé el libro en una esquina y me puse de nuevo a estudiar.

Noté como la silla de madera que hay frente a mí se movió. Inconscientemente mi cabeza se levantó.

Jacob, como no.

—Hola.

—Hola —volví la vista a mis apuntes.

Quiero aclarar que le saludé por educación. Estaba un poco molesta con él después de la pequeña pelea que tuvimos la otra noche.

No se si se puede llamar pelea, pero me molestó la forma en la que me habló. Yo solo quería entender por qué es tan cerrado.

Veinte minutos más tarde decidí recoger. No estaba nada concentrada, puede que el tener a Jacob frente a mí haya tenido algo que ver. Pero para estar aquí sin hacer nada mejor me iba a mi casa.

—Espera.

Escuché como sus pasos me seguían por detrás. Me di la vuelta y le encaré.

—¿Qué quieres?

—¿Podemos hablar?

—¿Podemos?, ¿los dos? —bufé divertida.

Al ver que no hablaba retomé mi camino. Bajé las escaleras con prisas, pero me detuve cuando noté su mano sobre mi hombro.

—Espera Victoria.

—Jacob no. Da igual cuánto intente acercarme a ti, nunca me vas a dejar conocerte. Y yo no puedo estar toda la vida detrás de ti.

—Se que soy un poco complicado —sus cejas se fruncieron. —Pero me cuesta mucho confiar en los demás. Lo intento, pero no puedo.

Mi cuerpo se relajó cuando vi el esfuerzo que estaba haciendo al hablar.

—De pequeño siempre estaba solo. No tenía amigos. Desde entonces siempre me ha gustado pasar tiempo solo porque así me ahorraba el mal trago de ser el marginado. Me iba mejor si no intentaba hacer amigos.

Subí un par de escalones para estar a la misma altura que él.

—Esto no es el colegio. Entiendo que lo pasaras mal de pequeño. Pero ahora tienes unos amigos increíbles que se preocupan por ti, a los que les importas.

—Ellos nunca se han interesado así por mí.

—¿Así cómo?

—Como tú —noté la vergüenza recorriéndole la cara. —Siento mucho lo del otro día, pero no te recomiendo meterte en esto. Soy muy complicado.

Tras unos segundos de silencio en los que nos miramos a los ojos, sintiendo, hablé.

—Creo que ha sido la conversación más larga que hemos tenido. ¿Te parece si empezamos desde el principio? —me abroché el abrigo y le tendí la mano. —Me llamo Victoria, y te advierto de que suelo hacer muchas preguntas.

—No creo que sea buena idea, soy muy complicado.

—Tengo paciencia. Además, creo que todo el mundo debería de tener un amigo, sé que es duro estar solo.

Me despedí de él, y subí la calle hasta la parada del autobús.

Había conseguido tener una conversación con él, y me sentía muy bien conmigo misma.

Había dicho lo que pensaba sin tener miedo a que me criticase o rechazara. Era un alivio ver que por una vez podía hablar con alguien sin pensar continuamente el qué decir y qué no.

Acordes NevadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora