HOUSE OF THE DRAGON ONE SHOTS

Aemond Targaryen

Shot: Aemond Targaryen x femoc

God ending

Total de palabras: 5153 palabras

Advertencias: Alcohol, golpes, vocabulario inapropiado, contenido sexual (eso creo).

Resumen: Oriana cuidaba del hermano de Aemond Targaryen cuando estaba ebrio. Aemond buscó dónde podía haberse escapado su hermano hasta que encontró el lugar donde se escondía junto con una mina de oro.

OMNISCIENTE POV

Oriana era una plebeya que vivía alejada de la ciudad de King's Landing, su cabaña estaba en el bosque, normalmente iba a la ciudad a buscar como vender algunas de sus gallinas, huevos, vegetales y demás. Producía para el pueblo y también para el palacio, eso le daba una buena suma de dinero como para vivir en el bosque sin necesidad de vivir en la ciudad.

Unos de sus pocos días de rutina estaba Aegon, si, Aegon Targaryen quién se le aparecía borracho. Ella lo protegió la primera vez de gente que se quería aprovechar de él, no les importaba si era hombre, era un Targaryen, estaban en posición de la corona.

Luego de eso comenzaron una amistad, ella siempre iba corriendo a salvarlo cuando está ebrio, cuando Aegon ya estaba sobrio lo acompañaba hasta la entrada más escondida del castillo para que no la vieran a ella ni tampoco a él, no quería levantar un rumor de que se acostaba con el príncipe de Westeros.

Y no era cierto, en lo que llevan de conocerse no han pasado de charlas donde ella le da regaños, le prepara el desayuno y luego van al castillo para dejarlo allí. Hasta ahí solo son charlas normales, amistosas.

Oriana estaba dándole de comer a sus gallinas cuando una ráfaga de viento la golpeó, literalmente lo hizo, fué tan fuerte que cayó al piso, soltó una respiración molesta y se volteó a ver que pasaba pero sintió alguien caerle encima y atrapar sus manos a los lados de su cabeza.

—¿Donde está?. —un peliblanco le habló enfurecido.

Ella frunció el ceño molesta y confusa, trataba de soltarse pero su agarre era fuerte.

—¿De quién me hablas y quién eres?. —se removió evidentemente molesta.

—¡No te hagas, te he visto ayudar al ebrio de mi hermano a entrar al castillo!. —apretó más su agarre.

—No sé de qué me habla, suelteme ahora. —habló más tranquila para que la soltara.

—No hasta que me digas donde lo tienes. —habló entre dientes sin soltarla.

Ella gruñó bastante molesta y lo golpeó en su masculinidad para que la dejara. Este soltó todo el aire que tenía y la miró como si hubiese visto un monstruo.

Se derrumbó sobre ella aflojando su agarre, ella lo empujó para que la dejara y se levantó sacudiendo el polvo de su vestido, manos y cabello. Cerró el gallinero mientras suspiraba caminando a su cabaña pero unos grandes ojos, una nariz humeante y dientes de su tamaño la miraban fijamente.

Como no había destruido todo su hogar esa criatura tan gigante, era enorme y bastante intimidante. Rugió ferozmente hacia ella moviendo su vestido, su cabello y haciendo que retrocediera un poco.

Se tapó los ojos para poder divisar al dragón. No la había rostizado y eso era un milagro, no entendió porqué no la había quemado viva pero luego de pegar su espalda contra el cuerpo del rubio platinado de antes supo porqué. El rubio la atrapó para que no escapara y puso una mano en su boca para evitar que gritara, así lograría que Aegon saliera de dónde estuviera.