Las cosas no eran fáciles, pero, el refrán "Después de la tormenta, viene la calma" era cierto y aunque la calma no era precisamente el paraíso, el simple hecho de estar tranquilo, era razón suficiente de que el dicho, fuera cierto en su totalidad y Jimin, lo estaba viviendo en carne propia.
El hecho de poder compartir un momento a solas y en total tranquilidad con su alfa, era una de sus maneras favoritas de comenzar un día. Sentir como los dedos largos de la mano de Jeon se abrían paso entre sus hebras era magníficamente reconfortante, el cómo sentía esa sensación de sueño y total relajación con tan solo un par de toques leves en su piel, sin malicia ni lujuria.
Jeon por su lado, sentía su corazón caliente, el ver cómo le expresión adormilada del omega sobre su regazo se adornaba con sonrisas leves y un tono rosa sobre la cúspide de sus mejillas. Le tranquilizaba en gran manera el hecho de que hubiera dejado de llorar, el que se abriera a el y así, poder drenar esas emociones que atormentaban a su novio.
Al cabo de unos cuarenta minutos así, en los cuales no decían nada, en donde solo se podía oír las respiraciones calmadas de ambos, los roces de la piel de Jeon con los hebras de cabello de Jimin y los suspiros de alivio en respuesta del omega, se vieron interrumpidos por la mirada de los ojos de un cachorro que no apartaba sus ojos de la escena.
-¿Estas bien Jiminie?- pregunto con sumo cuidado el niño, mientras posaba con delicadeza su mejilla sobre la cama para mirar a su papá y a Jimin.
-Claro que si Hyuki- dijo en un susurro, como si fuese un secreto entre ellos dos.
-¿Papá te trata bonito? ¿Te sientes bien con nosotros? - interrogó el niño -No llores Jiminie, papá y yo te cuidaremos- las manos del niño tocaron las suyas. Jeon miraba en silencio.
-Claro que si mi amor, me siento bien con ustedes- levanto un poco su torso para tomar al niño entre sus brazos y acunarle, tal y como Jeon lo hacia con él -Yo también voy a cuidarte, a ti y a tu papá- le atrajo más a su pecho, pero el niño por instinto busco su cuello y hundió su nariz en donde la esencia de Jimin florecía.
Jeon tenia entre sus piernas a un omega el cual, abrazaba a su hijo con tanto amor y cuidado, que temió estar soñando o viendo una ilusión. Pero todo temor se desvaneció cuando pudo sentir la pequeña mano de Jimin tomar la suya y entrelazarlas, con ese pequeño acto, confirmo que era el tiempo de sentar cabeza de una buena vez. Sonrió para si mismo y abrazo a sus dos grandes amores, las feromonas de Jeon gritaban sobreprotección a cualquiera que se acercara y tuviera buen olfato.
-Prometo que los cuidare de todo, a ambos- tanto el, como Jimin e incluso Hyuki, sabían que esa promesa seria cumplida a como diera lugar.
-¿Puedo tomar chocolate con leche?- pidió el infante.
-Claro, ya voy a preparar el desayuno- Jimin dejo un beso en la cabeza del niño y dejo que se bajara de la cama -Ve a la sala un momento, ya llego- el niño asintió y salió disparado para la sala.
Jimin se giro y sin preguntar, beso los labios de su alfa, despacio, sin prisa y como si tuviera miedo de asustarle. Sus manos, pequeñas y traviesas viajaron desde su pecho hasta su cuello, parando en el inicio de su cabello. Se separo tan solo un poco de los labios de Jeon para sonreír y volverle a besar, las yemas de los dedos de Jimin dejaban marca por toda la cara de Jeon, su lengua pronto hizo acto de presencia, pero sin ser obscena, solo era un pequeño jugueteo del omega con él. -Pase- dijo entre el beso -Soy un psicólogo- termino de decir, a lo que Jeon le miro estupefacto, sin hacer nada hasta que su mente proceso la información y pudo sonreír de manera maliciosa y tomar a Jimin de la cadera para arrojarlo sobre la cama y posicionarse sobre él.
-Debo de celébratelo de una manera especial ¿no?- susurro con picardía en el oído del omega mientras sus manos acariciaban con furor sus piernas -Te felicito mi amor, sabía que podrías lograrlo- dejo un beso sincero, que decía cuanto le alegraba que lo hubiese conseguido.
