Prólogo: Mi humeante escapatoria

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En la ciudad de Royal Woods pasan cosas fuera de lo normal, y del tipo de misterio, sino que los habitantes de allí son fuera de lo normal.

Y uno de los más claros ejemplos de esto es la familia Loud. Ni más ni menos que 13 integrantes en aquella familia, creo que es el récord en la ciudad.

Allí las 10 hijas del matrimonio tienen su don, cada una es conocida por ser la más atlética, la más misteriosa, la más inteligente, y ña lista sigue y sigue.

Aunque entre todas ella hay alguien diferente, esto más que nada por ser el único hijo varón en aquella familia.

Y ese vendría siendo yo, es un placer conocerlos, mi nombre es Lincoln Loud y mi vida es, más complicada que la de mis demás familiares.

Empezando porque sin importar que, mis hermanas se llevan los reflectores cada que pueden. Necesitan aquella atención para alimentar su preciada imagen.

Y eso hace que to no destaque tanto como ellas.

Aunque al igual que ella tengo un don, y es la pintura, puedo ser capaz de plasmar bellas imágenes en donde quiera y pueda. Desde un simple cuaderno hasta una pared de la calle.

Ya sea con un lápiz o latas de pintura. Siempre podré demostrar mi talento.

Aunque el narcisismo de mis hermanas hacen que a veces mi don se vea hecho menos que el de ellas.

Aparte de que, en palabras de los demás habitantes o conocidos que tenemos en la ciudad, el dibujo no es tan genial como la música o la comedia, cosa que algunas de mis hermanas si tienen en su haber.

Tampoco es que sea capaz de demostrarle al mundo mis capacidades, ya que mis hermanas, al no verme como alguien con talento. Piensan que las podre ayudar en lo que sea, ya que según ellas, tengo todo el tiempo del mundo.

Y mis padres, no hacen nada para evitarlo, ellos al igual que las demás se concentran en seguir su sueño y eso no está mal, solo que a veces se niegan a tener que separar su tiempo, haciendo que lleguen a olvidarse que tienen familia.

Así es mi vida, mis hermanas son las que carcomen mis ánimos, denigran li ser haciendo que no muchas veces tenga palabra alguna en las discusiones familiares.

Hoy era día de partido de Lynn, me pidió a mi que le ayudara a cargar sus cosas hasta el estadio. No me molesto tener que hacerlo, me molesto que en todo el camino me apuro sin necesidad alguna, ya que en partido iba a ser en más de media hora. Solo que ella iría temprano porque necesitaba tiempo para hacer su ritual antes del partido, para que así ningún mal innecesario intervenga en el partido.

Eventualmente llegamos y deje las cosas al lado de una de las bancas. Estaba recuperando el aliento hasta que Lyyn habló.

–Eso será todo Lincoln, te daré tiempo para que recuperes el aliento, ya te dije que hagas ejercicio y eso, así dejaras ese débil cuerpo–

–Si, si, ya te oí– Sus palabras me irritaban a diario.

–Te quiero aquí en un rato, y más te vale animar con ganas, o si no...–

–Ya se, no necesitas golpearme para demostrar tu faceta de mujer empoderada–

Luego de decir eso se fue, dejando a Lynn con cara de enojo por su comentario.

Lincoln se perdió entre las instalaciones, hasta quedar detrás de los baños, en una bodega, y se posicionó cerca de la ventilación.

A continuación saco de sus bolsillos un encendedor y de entre su ropa un cigarrillo.

Narra Lincoln

¿Que?, ¿nunca habían visto a alguien como yo fumar?, esto lleva ya un tiempo que pasa, así que no se sorprendan tanto.

Mi humeante escapatoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora