Despues de la tormenta

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Para Lincoln Loud, la vida no era más que una llanura llena de hoyos en los que sus pies pueden tropezar fácilmente.

Y si lo hacia, sería muy difícil volver a ponerse de pie, pero al menos aquello le brindaba emoción a su vida.

Últimamente había caído por muchos hoyos, unos más grandes y profundos que otros.

Pero si hay algo, o más bien alguien que le animara a seguir adelante, era un ser muy cercano a él.

-Oye Lincoln, ¿Quieres salir con nosotros en la tarde?- Preguntó Rusty, siendo escuchado por sus amigos.

Y no...no eran sus amigos, por muy mal que suene.

El mencionado río, y rápidamente dijo.

-Lo siento chicos, hoy no podré ir con ustedes, pues hoy...iré a ver a mi abuelo-

Todo esto lo dijo con una sonrisa en su rostro que no abandono su cara ni por un segundo.

Y es que aquel hombre con el que compartía la cabellera blanca era alguien crucial para la estabilidad en la vida de Lincoln.

Si se sentía inferior a los demás, visitaba al abuelo, si tenía miedo de un evento a futuro, iba con el abuelo, si necesitaba ayuda con chicas, recurría a la sabiduría del abuelo.

Aunque dejo de hacer eso último después del primer y último consejo que le dio.

Y es que incluso la figura del señor Albert Loud llegó a reemplazar a Lynn Loud padre como una figura paterna.

Esto claramente no le hizo gracia al mayor de edad, pero se alegro al saber por palabras de su nieto que el patriarca de la familia que su hija formó se esforzaba con creces para elevar su puesto como autoridad.

Cada visita al abuelo era una oportunidad para Lincoln de decir lo que no podía.

Y hoy ocurriría una de esas visitas.

Sus amigos entendieron la razón por la que faltaría a la salida, se despidieron y dejaron al chico peliblanco partir hacia la salida.

Lincoln cruzó con rapidez los pasillo, esquivando la gente que iba de aquí para allá, estorbando los caminos y toda clase de atajos para alguien que tenga la intención de salir cuanto antes.

Después de una largo rato, pudo llegar a la entrada de su escuela, en donde le esperaba Lori, quien conducía la van, junto con las demás hermanas quienes ya habían salido.

Entro en el vehículo mientras saludaba a sus familiares, y esperaron un rato en lo que las demás chicas llegaban al transporte.

Una vez que los hijos del matrimonio Loud estuvieron completos, fueron camino a su hogar para recoger a sus padres.

Estos estaban en la casa preparando la comida para el camino, pues era un trayecto algo largo y complicado en el cual le daría hambre a cualquiera.

Al llegar a casa, dejaron sus mochilas y demás pertenencias, para no tener que amontonarlas en la camioneta que ya de por si es apretada.

Mientras la familia viajaban hacia el asilo, hablaban de lo que sea que se les ocurría.

Todo con tal de matar el mayor tiempo posible.

Unos escuchaban música en sus audífonos, otros practicaban sus guiones de espectáculo, y unos hacían el intento de adelantar los deberes.

Para fortuna de Lincoln, sus maestros se mostraron empáticos y no le dejaron tarea ni a el, ni a su clase. Así que todo por que hacia era ver el paisaje mientras le daba unos cuantos bocados a su almuerzo.

Mi humeante escapatoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora