Una decisión

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Nuevo día, nuevos problemas.

Ese era el lema de vida de Lincoln Loud, y así ha estado pensando por un largo rato.

Después de un día plagado de revelaciones decidió seguir adelante, así no se quedará estancado en la negatividad y esas cosas.

Se despertó antes que los demás, como siempre, y fue a bañarse. Siempre camino con sigilo al baño, pues sabía que unas cuantas hermanas eran de sueño ligero.

Ya en el baño hizo lo que tenia que hacer, aparte de eso se baño y peino su blanco cabello.

Volvió a su cuarto y se vistió. Seguido de eso bajo al segundo piso y se preparo algo de comer, después de eso se lavo los dientes y ya listo para salir le mando un mensaje a su padre, avisándole de su salida.

De camino al colegio no paso nada destacable, veía los autobuses pasar, y unos cuantos autos siendo manejados por estudiantes de avanzada edad.

Nunca le importo el tema de poder conducir, cosa que escuchaba a los demás chicos de su grado anhelar el obtener un coche propio, o al menos conseguir la licencia.

Otra razón aparte de no tener un gran interés en conducir era el hecho de lo que podría heredar de su padre.

Ese cacharro viejo que nadie de los Loud sabía como era capaz de siquiera arrancar.

No lo malentiendan, quería a su padre, de hecho ultamente se sentía más cercano a él. Pero diablos, nunca se sentiría con la confianza suficiente como para negar heredar aquella vieja van.

En la entrada de la escuela vio a Chandler con intención de molestar a unos niños, así que lo tomo del brazo antes de que intentará hace cualquier cosa, pues no quería tener que ayudarlo tan temprano.

–Pf, que aguafiesta eres, abuelo– Murmuró el pelirrojo lo suficientemente alto como para ser escuchado por el albino.

–No lo sería si mi nieto no fuera un niñito malcriado– Dijo con irritación debido al apodo.

–¿A donde me llevas?– Dijo al ver que no paraban de caminar.

–A la azotea, un lugar en donde no molestaras a nadie–

Ambos caminaron hacia el lugar mencionado, siendo vistos por pequeñas cantidades de alumnos.

Recordaban el impacto que causó su repentina amistad.

El bully y el don nadie. Sonaba como una historia barata o algo así.

Aunque su amistad causó preocupación en varias personas, pues pensaban que si Lincoln era influenciado por el bully, ahora tendrían otra cosa de la cual preocuparse.

Ya estando en la cima del edificio se sentaron al borde, cada quién tomó un cigarrillo y juntos empezaron a fumar.

Compartían de sus experiencias y sucesos por los cuales han pasado en su fin de semana.

Aunque uno de los dos tenía una duda para el otro.

–Hey Chandler– Llamó su atención el peliblanco.

Este no dijo nada, solo volteó a verlo.

–¿Has tenido novia alguna vez?–

–Verás cabeza de algodón, no es por presumir, pero fuera de esta prisión soy conocido como todo un Don Juan– Habló con una sonrisa llena de confianza.

–Dios mio– Dijo el albino, con una cara que reflejaba su estupefacción, ya se empezaba a arrepentir de preguntarle.

–Aunque no me creas se como cortejar a las damas, y hacer que caigan en mi red tejida a base de amor y confianza–

Mi humeante escapatoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora