Cautivo de sus favores

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Era un día sábado, y para cualquiera, esto sería un día en donde se podría disfrutar de la calma de todo y todos.

Pero no para Lincoln, pues ser un Loud conlleva ser arrastrado a los problemas ajenos, el día de hoy sería el concierto de la banda de Luna, o un concurso de bandas.

La verdad no lo sabía y para ser sincero no le importaba, pues solo le importaba saber lo que tenía que hacer para ayudar a su hermana, lo demás, no le podría importar menos.

Pero a pesar de la calma y desinterés que mostraba a sus hermanas, detrás de todo esto el peliblanco deseaba por hablar las verdades que se habrían acumulado en su boca por tanto tiempo.

Porque no era justo, era estúpido e improbable que los únicos días en los que podría obtener su tan esperado escape de los problemas fuera interrumpido por las mismas personas de las cuales quería huir.

Pero ya no podía hacer nada, tenía que resignarse y seguir adelante, pues sin importar sus gritos y protestas, nadie le habría hecho caso.

El se había levantado de su cama, y después fue a su escritorio, tomo su teléfono y vio la hora.

Eran las 7:42, lo suficiente como para disfrutar un pequeño tiempo en su cuarto antes de salir de casa.

Antes de iniciar con sus propios asuntos, bajo a la cocina para desayunar, en los fines de semana nadie se despierta a la misma hora, así que cada quien desayuna cuando quiere.

El decidió tomar una vaso de leche y se preparo un sandwich, y ya con el desayuno listo, volvió a su habitación para empezar a buscar algo que hacer.

Empezó escuchando música con sus audífonos, mientra leía algún libro que pudiera llamar su atención.

Pero sabía que no se podía pasar todo su tiempo a solas así, por lo que decidió hacer algo productivo, eligió por adelantar unas cuantas tareas para la próxima semana, mientras que revisaba su calendario si había algún evento escolar, cosa que no había.

También hizo algunos pedidos de dibujos o pinturas, y anoto en su lista de quehaceres que debería de ir pronto a la tienda de arte.

Pues ya se le estaban acabando los pinceles, lápices y la pintura se le estaba por terminar.

Se quedó así por un buen rato hasta que llamaron a su puerta.

–¿Lincoln?, buenos días bro– Luna fue quien toco la puerta y llamo su atención.

–¿Si, Luna?– El joven se quito los audífonos y resignado, dejo de lado lo que estaba haciendo.

–Ya deberíamos de estar llevando las cosas de una vez–

–¿No es eso hasta la noche?– Habló lleno de confusión.

–Te dije en la cena que lo pasaron para la tarde. ¿No me prestaste atención?–

Lincoln pudo notar la molestia en la voz de su hermana más ruidosa.

–¿Acaso no me prestaste atención anoche?– La chica alzó una de sus cejas.

"No" Susurro Lincoln para si mismo, definitivamente debería de haber escuchado con atención a aquella chica el día anterior, pues así aquella reciente revelación no le habría hecho una mala pasada.

–No importa, solo alistate y ven a mi cuarto–

El peliblanco solo suspiro e hizo lo pedido, lleno de negatividad en su ser.

Ya preparado fue hacia el cuarto de la rockera.

–Aquí me tienes, ¿Qué quieres que haga?–

–Lleva estos amplificadores a la van, yo me encargaré de los cables y guitarras–

Mi humeante escapatoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora