fourteen

43 7 0
                                    


Para Felix habían muchas cosas difíciles en la vida, nunca pensó que se le haría tan difícil dejar de sentir cosas por alguien que le hacía sentir mariposas en el estómago.

El no quería dejar de hacerlo, sabía que no había un porque o una razón para hacerlo, simplemente debía. Sus amigos le advirtieron que podría salir peor que la primera vez, mucho más herido, lo más probable era que Hyunjin ya hubiera conseguido a alguien con quién estar. Era obvio, habían pasado 6 años y el, siendo un chico lindo tanto dentro por fuera, sin pensarlo hubiera enamorado a miles de personas. No quería molestar a Hwang con todo eso, podría complicarle la vida y hacerlo sentir culpable por lo que sucedió hace ya años atrás. Tenía que avanzar y seguir adelante, el tenía una nueva y buena vida.

"No deberías torturarte así, Lee Felix." Su conciencia intervenía en cada cosa que hacía, le decía lo que estaba bien y lo que estaba mal, aunque no sabía si eso era bueno o malo. Muchas veces se dejó llevar por lo que su conciencia le decía y tomo malos caminos, muy malos caminos.

Ahora se encontraba conduciendo hasta una de las cafeterías que tanto le gustaban. Si había algo que le encantaba, era ir por un café y un pastel después de un largo día. No había trabajado ni había hecho mucho esfuerzo como para quedar agotado, pero se sentía presionado y tenía muchos problemas por delante.

"Relájate, mañana empiezas a trabajar y si te ves así de mal, todos estarán preocupados por ti. Tienes que demostrar que eres fuerte y que vas a seguir adelante tu solito." Así era su conciencia, dandole malas jugadas siempre.

-Uno de vainilla acaramelado, por favor.

Debía seguir adelante. Tenía que hacerlo.

-¿A nombre de?

Aunque Hwang Hyunjin no estuviera ahora a su lado.

-Felix.

Tenía que seguir.

-Aqui tiene su café, que tenga buen día.

-Gracias.

Al entregarle su café, el castaño se encamino hacia uno de los asientos de la tienda y se sentó a leer. Le encantaba leer.

Esa era otra cosa que le encantaba. Simplemente podía perderse en su mundo y imaginarse escenas increíbles en su cabeza mientras leía palabras y más palabras. No había nada mejor que leer mientras tomas un rico café de tu gusto.

Allí se perdía el tiempo que quisiera, nadie podía molestarlo. Mientras leía, su cabeza se despejaba y no había quien lo sacará de ahí.

Y esta vez no fue la excepción.

Hasta que...

Escucho su voz. Su agradable voz.

"¿Agradable? Dios Felix eres un tonto." Si que lo era.

Vio como el de cabellos negros pedía un café y miraba con atención el menú. Ahora no podría olvidarse de ese problemilla que tanto lo abrumaba.

-Uno acaramelado y un pastel de frutilla y chocolate, por favor.

"Dios, ¿Acaso te hice algo para merecer esto?"

No le tenía nada de malo a Hyunjin, no lo odiaba ni sentía rencor, pero justo cuando estaba por olvidarse de todo y seguir en lo suyo se tuvo que presentar.

Se dió la vuelta y siguió leyendo, tal vez no se daría cuenta que estaba ahí mismo. ¿No?

Al observar que Hyunjin ya estaba por irse y seguía sin darse cuenta que se encontraba ahí, se puso más tranquilo y suspiro al ver que se estaba dirigiendo a la salida. Pero algo impidió que se fuera.

esos hermosos ojos tuyos | versión hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora