twenty two

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Miraba hacia todas partes, esperando a que el pelinegro se presentara. Estaba sentado debajo de ese gran cerezo en el que siempre se juntaban después de clases para hablar y pasar tiempo. Para ellos, era uno de los arboles más hermosos que habían visto, no solo por el resaltante color que tenían, si no por su aroma suave y delicioso, un olor a primavera.

Era una mañana soleada pero con una leve brisa, por lo cual era un día muy lindo. Miles de estudiantes corrían por doquier en el gran patio de aquel instituto, algunos solo se dedicaban a terminar sus deberes, estudiar o hablar con sus amigos.

Felix esperaba ansioso la llegada de su novio, quien le había dicho que iría a la biblioteca y después quedarían en juntarse. Buscaba por todos lados su alta silueta, se mostraba con una mueca ansiosa y de preocupación.

A sus 16 años, Felix se veía como alguien tranquilo, como decían sus compañeros "normal y extraño". Pero Hyunjin era todo lo contrario, parecía un chico un poco serio, aunque confianzudo y gracioso. Teniendo la misma edad y solo superándose por unos cuantos meses, mantenían un amor infinito.

-¡Lix, lamento tardar tanto! Tuve que... buscar algo-se excuso el pelinegro sentándose junto al castaño y sonriendo de manera nerviosa.

El pecoso solo lo miro dudoso y se dedico a contarle sobre su mañana.

-El examen no estuvo del todo difícil, ya llevaba dos semanas estudian...

-Oye, Lix... ¿Podrías cerrar los ojos?-lo interrumpió el mayor mostrándole un pañuelo con el cual iba a tapar sus ojos. El australiano solo asintió con la cabeza ladeada demostrando confusión por su pregunta.

El pelinegro paso con cuidado el pañuelo por su rostro y lo ato, dejándolo sin vista alguna.

Hyunjin tomo su mano y comenzó a guiarlo. Lo llevaba hacia un lugar, pero no sabia cual exactamente. Estaba nervioso. ¿Acaso era una sorpresa?

Las manos del pelinegro eran cálidas, con tan solo un toque de su parte, su corazón latía fuertemente y sentía mariposas en el estomago. No sabia si era porque realmente estaba perdidamente enamorado del chico, o este se había vuelto en alguien especial, quien lo hacia sentir bien y no lo lastimaba con sus palabras o acciones.

Simplemente era perfecto para el.

-¡Feliz día de los enamorados!-al descubrir sus ojos, no pudo evitar sonreír y enamorarse aún más del chico.

El pelinegro lo había llevado hasta uno de los lugares de la escuela donde siempre solían besarse o pasar el rato sin que los miraran mal. El sitio estaba bien adornado, había una pequeña mantita en el suelo, donde estaban unas deliciosas flores y algunos chocolates que tanto le gustaban al australiano. Y sin olvidar que el chico también junto pétalos de algunas flores y formo un corazón con ellos en el suelo. Felix lucia asombrado, al mismo tiempo que sentía ganas de llorar por el lindo afecto y abrazarlo hasta el cansancio.

-¿Te gusto?

-Hyunjin, esto es... ¡Es realmente hermoso, como te amo!-y el castaño corrió a sus brazos y comenzó a besarlo de manera continua, solo pequeños piquitos con amor- Yo no te hice nada... Soy un mal novio-dijo haciendo un pequeño puchero mientras se separaba del mayor.

-No necesito que me obsequies nada, yo te amo tal y como eres.

Realmente ese era su chico, el que tanto amaba.

Volviendo a la actualidad, el castaño corría por las oscuras calles, dirigiéndose al departamento del pelinegro. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera para volver a estar junto a el, sea lo que sea.

Toco apresuradamente la puerta, olvidando que también hubiera podido tocar el timbre que se ubicaba a su derecha. La puerta se abrió segundos después, exponiendo a un Hyunjin con ojeras, cansado y con el cabello desordenado.

Por lo que dedujo Felix, lo más probable es que este se encontraba dormido al momento en que toco precipitadamente la puerta, era obvio ya que eran las una de la madrugada.

-Lamento haberte despertado. Necesitaba hablar contigo.

El pelinegro hizo un ademan y lo dejo entrar. Sin ni siquiera una palabra.

-¿Paso algo?

-Yo... Realmente lo siento. Por ser un celoso de mierda, hice que volviéramos a estar separados y yo... no quiero eso. Te amo y no quiero volver a perderte-ahora el castaño lloraba, no podía ocultar sus sentimientos y le era imposible no ponerse sensible ante todo lo que decía.

-Felix, no llores, ¿si?-el mayor limpio sus lagrimas y le sonrió.

-Soy un imbécil de mierda, no me mereces. Solo te hago daño.

Hasta sus propias palabras le hacían daño.

-No digas eso, lindo-ese apodo hizo que algo dentro de Felix se moviera-. Yo te amo tal y como eres. No vuelvas a irte de mi lado-esta vez el pelinegro beso la coronilla del castaño y lo rodeo con un abrazo.

El pecoso solo pudo desplomarse en sus abrazos como un niño pequeño al sentirse asustado por una horrible pesadilla.

Hyunjin se separo de este y lo miro sonriente, el chico solo pudo dedicarle una sonrisa pequeña. No resistió más, lo tenia al frente de el y no podía permitir que su chico llorara desconsoladamente. Solo se acerco a el y le dio un pequeño beso en los labios, sintiendo un sabor dulce, esos besos eran sus favoritos. Volvía a sentirse en su hogar.

Felix solo se lo regreso, y esta vez con más deseo, con ganas de devorarlo y volver a sentir su amor.

-Lix...-dijo el alto entre besos- Quiero estar a tu lado siempre, yo te amo.

-Oh, mi Jinnie. Yo te amo aun más

-Entonces, ¿permitirías que este tonto sin corazón pueda volver a ser tu novio?

El castaño solo fingió estar pensando, luego de eso solo lo beso, indicando que era un "si".

-Felix, cariño, ¿puedes cocinar mientras limpio todo? Sabes que no soy bueno en las actividades dentro de la cocina.

Felix lo miro con el entrecejo fruncido y solo pudo besarlo.

-Te amo, tontito.

Desde el día en que Hyunjin le pidió ser su novio otra vez, las cosas cambiaron bastante. Ahora los dos vivían en el departamento de Felix, el cual era más grande, y el otro se lo regalaron a Jisung, quien empezaría a vivir con su pareja. Ya habían pasado dos meses desde que habían vuelto, realmente se sentían felices de poder tener una nueva vida juntos, esa vida que tanto querían.

Ahora todo su mundo gris, se había vuelto un mundo colorido. Un mundo que era solo de ellos dos.

Felix seguía en su trabajo cómo bogado, ya llevaba cinco casos desde el primero que realizo, siendo uno de los más destacados entre todos. Al volver de su cansador trabajo, siempre iba a los brazos de su novio y dormía en su pecho. olvidándose de todo, de la realidad.

Hyunjin también seguía conservando su trabajo, siendo uno de los mejores y recibiendo siempre llamadas de felicitaciones o de nuevos trabajos que le tocarían dentro del hospital. Lee estaba orgulloso de sus logros y de el, y era lo mismo con el pelinegro. Se sentía feliz de que el castaño cumpliera sus sueños junto a el.

Volvían a sentirse bien, acompañados y rodeados de amor infinito.

Volvían a sentirse como esos chicos pequeños tímidos que apenas lograban tener el valor de tomarse de la mano.

esos hermosos ojos tuyos | versión hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora