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☀️1-Día 6

> Día 6— Llevada Nupcial.
>La verdad no entendí muy bien el tema, así que posiblemente no tenga mucho que ver.
Por lo que tengo entendido es cuando la novia entra o cuando ya salen los novios, cada sitio me decía una cosa distinta Ahh...
>Posibles errores históricos, mi cannon de CH no es 100% correcto en ese tema.
>Escenario España/México (NO SHIPEO, solo interacción padre-hijo)
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Las campanas de la iglesia sonaban, quedaba poco para el comienzo de la ceremonia, un gran evento que, aunque fue idea del español era el más incómodo ahora mismo.

Cómo ambos prometidos eran varones hubo una pequeña dificultad con quién entraría por el pasillo haciendo el papel de "novia", así que por sorteo salió España, algo que, aunque a él no le había importado, es más, le gustaba, el tener un ramo, un hermoso traje blanco, su pelo arreglado y decorado con pequeñas flores por petición de sus hijas y haber recibido todo el apoyo durante la preparación del evento, lo que menos quería era el paseo.

Es bien sabido que al inicio de la boda el padre lleva a su hija al altar para entregarle la mano al novio, es una formalidad que se vio durante años y a ambos les parecía linda, pero en esa fórmula faltaban datos, unos datos llamados "Padre".

Castilla, también conocido como Imperio Español, había muerto, hace mucho, no era secreto para nadie. Pero el motivo de su muerte fue guardado en secreto por el ibérico, y será un secreto llevado a la tumba.

Esa misma mañana ONU Intentó hablar del tema sin conseguir respuesta, no es del todo agradable confesar un asesinato el mismo día de tu boda, ¿No?

Y claro, al no haber padre, ¿Quién le llevaría al altar?

Portugal era el padrino de Uk (eso le dolió a España, la verdad), por lo cual sus opciones se rebajaban y se fue aplazando tanto que llegó el punto en el que la boda estaba comenzando y no tenía a nadie.

Se miró en el espejo, todo podría salir bien, ¿No? Al fin del día tampoco es una parte muy importante, es linda, pero no importante. Aunque claro, él había vivido diversas bodas, las de su hijos, las de otros países... Y siempre alguien llegaba al altar.
No era el primer country sin padres de apoyo pero igual el pánico le empezaba a llenar, y más aún teniendo tan malas experiencias con los matrimonios. Tampoco se podia esperar mucha confianza de alguien cuyas ex-esposas fueron matrimonios formados por su madre mientras él era solo un niño.

Y de nuevo esos pensamientos que le inundaban la cabeza.

Apretó con fuerza su corbata, temblando levemente.

— Por dios... Si ya eres un puto adulto, concentrate. — Respiró hondo, tampoco había tanta gente, en lo que invitados respecta se limitaron a familia (lo cual ya incluye un continente entero así que...).

Llamaron a la muerta, el pelirrojo arreglo su rostro y se dirigió a esta, abriéndola tras gritar un leve "¡Voy!".

Entornó un poco para el caso de que fuera UK no se le viera la ropa, pero terminó de abrirla al ver que simplemente era su hijo.

— ¿Y tú qué haces aquí México? — Preguntó, viendo hacia el reloj de pared, pensando que tal vez llegaba tarde, pero todavía habían varios minutos.

— Pues... El padre del gringo estaba preocupado por lo del paseo, pensaba que te estarías preocupando por eso y, pos, vine a comprobar. — Comentó, viendo hacia el mayor.

— Na, tranquilos, estaba simplemente esperando.

— ¿Y que tienes pensando para el camino? — Preguntó el mexicanos, viendo hacia el reloj también por unos segundos.

— Ir yo solo, supongo. Tampoco es que vaya a traerme un cadáver o algo así.

Ambos se miraron unos segundos, el español fue a hablar pero fue interrumpido.

— ¿Puedo acompañarte yo? — Dijo el norteño.

— ¿Qué? — El pelirrojo se extrañó, viendo hacia su hijo.

— Tú me acompañaste en mi casamiento.

— Pero no es lo mismo, Mex.

— ¡Pues te quiero acompañar! — Dijo este sin más, viendo hacia otro lado. — ¿Quién mejor para acompañarte que tú hijo favorito?

— Mira que no tienes abuela... — El español sonrió levemente, acercándose al menor y abrazándolo. — Aisshhhh... Si en el fondo me quieres y todo.

— ¡Eh! ¡Que no soy un chavito! — Se quejó el trigueño, separándose de golpe, aún así sonriendo. — ¿Vamos? — Preguntó, sonriendo levemente. — Seguro el gringo falso ese con quién te casas debe de pensar que le abandonaste en el altar.

— Pues Italia tiene el coche aparcado en la puerta así que...

Ambos rieron levemente, un pequeño golpe de luz dio en el momento justo y, quizás por primera vez en años, el español se alegro de como eran sus hijos.

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