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Me aferraba al cuerpo de Megumi como nunca, por un momento pensé que, si no nos hubiéramos conocido, talvez el no estaría así ahora.

Talvez él hubiera sido más feliz sin mí en su vida.

Ya no estaba con ni una esperanza.

Itadori se refugiaba en Gojo y Nobara no podía parecía que estaba al borde de las lágrimas.

Yo sabía que sin él no podría seguir en este mundo tampoco.

De repente sentí un pequeño resonar, miré su rostro, su piel estaba menos pálida, sus labios más rosados, de inmediato me dirigí a su pecho, había funcionado... su corazón latía. Megumi estaba con vida. Toque su vientre y seguía cálido él bebe estaba bien, los dos estaban bien.

-Megumi...estas vivo. - bese sus labios, sus mejillas, todo su rostro.

Itadori puso una sonrisa al instante, Gojo y Nobara se sorprendieron, pero también se aliviaron.

Pero

-Megumi...abre los ojos... despierta.

No lo entendía, su piel volvía a tener color, su respiración volvía al a normalidad y su corazón latía. Entonces ¿Por qué?

-Cálmate Sukuna- Decía Gojo- estar con vida es lo importante.

-Pero si mi hermano no despierta el parto ¿No sería peligroso?

Eso volvió a disparar mis alarmas. El peligro aún no había pasado.

-Lo llevare a mi casa y lo cuidare como nunca. - dije decidido.

-Pero mi hermano...

-Tranquilo Itadori puedes quedarte conmigo, vivo cerca de Sukuna así que podrás ver a tu hermano cuando quieras.

Yo estaba de acuerdo con eso, no alejaría a Megumi de los que ama, así como él nunca se alejaría de mí.

Con cuidado cargué a Megumi para así volver a casa... a nuestra casa, aunque antes me dirigí a Gojo.

-Dijiste que Geto lo hizo ¿cierto?

-Si, pero como Megumi estaba tan mal no pude hacer nada contra él.

-Descuida yo me encargare y por cierto gracias por cuidar a Megumi

-Tranquilo lo hice porque no soy tan idiota como tu

-También quieres morir ¿No?

-No cambias incluso ahora.

Mierda ahora estaba en deuda con él, pero estaba bien mientras mi Megumi estuviera bien.

NARRA ITADORI

Mi hermano estaba a salvo al igual que su bebe, por un momento pensé que lo perdería, incluso aunque no hubiera despertado tenía esperanza de que lo hiciera pronto.

Viendo a ese tipo llamado Sukuna me di cuenta de que de verdad se querían, los ojos de mi hermano se iluminaron al verlo.

Ahora yo también tenía a alguien especial en mi corazón. Como lo había dicho me fui a casa de Gojo pero aunque parecía un sueño aun iba a la escuela ya que quería que cuando mi hermano despertara pudiera notar que aún me esfuerzo así como él lo hacía.

Mi rutina era esa, estar en casa de mi peliblanco, visitar a mi hermano, hablar con él aunque no sabía se me escuchaba y cumplir con mis deberes porque no lo decepcionaría.

Está regresando de ver a mi hermano y al entrar Gojo tomo mi cintura.

-Te extrañe

-Suenas como si no me hubieras visto en mucho tiempo.

ERES MI MALDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora