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NARRA GOJO

Este maldito idiota, al llegar Geto estaba muerto, pero Sukuna no estaba mejor. Lo saque de ahí llevándolo a su casa con ayuda de Maki quien al ver a su amo así también quedo conmocionada. Ver a un noble así era prácticamente imposible.

Lo acomode en el sillón, Mai, Maki y mi Itadori no podían creerlo.

Al revisar era claro que la herida no se curaría al menos no tan fácil. El corazón de un vampiro era una parte demasiado frágil tanto física como emocionalmente.

Ayude a Maki a vendarlo, era lo único que podíamos hacer.

-Itadori ¿cómo esta tu hermano?

-Esta mejor, aunque no despierte tanto el cómo él bebe están estables.

-Bien porque talves ya no podrá beber la sangre de Sukuna

- ¿Qué? – todos estaban estupefactos.

-Que un vampiro se recupere de una herida en el corazón es demasiado difícil. Además, aunque tiene un vínculo con Megumi ambos están débiles, ninguno puede darle su sangre al otro.

-.¿Ambos estan en peligro entonces? – pregunto Maki

-Sukuna… no creo que dure mucho, al menos no antes de que Megumi despierte después de todo el y el bebe están mejor.

-El chico despertara es fuerte – dijo Mai con orgullo

Mire a Sukuna quien ya no se mantenía consciente, mierda este idiota… pensar que ha hecho todo esto por un doncel, un vampiro como el quien no tenía corazón, pero al parecer ese chico pelinegro era ese corazón y ahora también ese niño en su vientre.

De repente Sukuna estaba más y más pálido, que irónico. Nos alarmamos sin saber que hacer, pero de repente se me vino algo a la mente.

-Maki ayúdame a levántalo de nuevo- la mire.

- ¿Qué? Pero…

-Sera mejor que este en la misma cama que Megumi. Eso ayudará a ambos.

Maki me ayudo a dejarlo junto al pelinegro y al instante el color volvió al vampiro y la respiración de Megumi se regulaba cada vez más.

-Hermano…- Itadori se acercó a su hermano y tomo su mano.

-Megumi está mejor que el amo seguramente despertara antes.

-Aun así, no podría darle su sangre a Sukuna, tiene que estar fuerte para él bebe.

NARRA ITADORI

Maldición, mi hermano y ahora Sukuna también, lo matere es muy egoísta estar así sabiendo lo delicado que estaba mi hermano. Pero mierda lo entiendo, talvez yo no sea un vampiro, pero si algo le pasara a Gojo no podría soportarlo y mataría a cualquiera que le hiciera daño.

Pasaron algunos días ambos seguían inconscientes.

Sukuna parecía no recuperarse, seguía vivo pero la herida prácticamente no había cerrado, Megumi estaba igual al parecer la sangre que ya se le había dado fue suficiente pero no había los ojos.

Me encontraba en la cocina lavando los paltos, de pronto Gojo entro, pero yo no volteo a verlo.

-Itadori… ¿estas bien? - se fue acercando a mí.

- ¿He? Claro- no volteo a verlo.

-Enserio ¿Qué pasa? - me abraza por la espalda y no puedo evitar temblar.

-Estoy…bien- el abrazo dura unos segundos.

Él me toma de los hombros y me hace dar la vuelta, ve mis lagrimas correr por mis mejillas. Con sus pulgares las limpia y da un parde besos tiernos en mis labios.

-Itadori…

-Siguen igual…no quiero perder a mi hermano ni a mi sobrino, incluso quiero que ese idiota se salve.

Me abrazar de nuevo asiéndome sentir más tranquilo, pero no puedo evitar seguir soltando algunos quejidos.

-No puedo prometerte que todo estará bien, pero pase lo que pase yo estaré a tu lado, me tendrás a mi para compartir tus alegrías y tristezas recuérdalo siempre.

Alcé la mirada y lentamente volví a juntar nuestros labios. Su sola presencia me llenaba de mucha paz. Sin embargo, volví a la realidad con el grito de Mai.

-El…el…ha despertado.

Gojo y yo nos miramos con clara sorpresa y rápidamente nos dirigimos a la habitación de mi hermano y de Sukuna.

Antes de entrar se escuchó cierta voz.

- ¿Por qué…porque no despiertas?

ERES MI MALDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora