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NARRA ITADORI

Me dirigía a el cuarto de Megumi y a decir verdad creo que tengo mucho más miedo que él, si es cierto que no quiero perderlo, pero tenía razón, incluso yo, haría lo que fuera por Gojo y sé que el haría lo mismo por mí. El amor es tan raro a veces.

Entro al cuarto, el esta arrullando al niño y este poco a poco se queda dormido, escucho como Megumi canta aquella canción de cuna que me cantaba cuando éramos más jóvenes ya que, aunque yo ya no fuera un bebe escuchar la voz de mi hermano me calmaba inmensamente, supongo que mi sobrino siente lo mismo.

Mi hermano voltea al notar mi presencia y se acerca a mí.

- ¿Está todo listo?

-Si, Gojo junto a Maki recostaron a Sukuna de la mejor forma y Mai estará al pendiente por cualquier cosa.

-Bien, es perfecto.

-Megumi, de verdad ¿no te retractaras? - mis ojos comenzaban ponerse rojos.

-Creo que sabes la respuesta a eso- me sonrió amablemente.

-En ese caso- mire a mi sobrino - si no sale como esperamos, yo cantare esa canción de cuna a este chiquillo.

Se acerco un poco más y con cuidado, con un solo brazo me abrazo.

-Gracias Itadori, mi pequeño y querido hermano.
Le devolví el abrazo y nos quedamos así asta que Mai entro a la habitación.

-Oye chico ya es hora.

Nos separamos, Megumi me entregó a al bebe y se dirigió a la puerta, pero antes de cruzarla Mai le dijo algo.

-No mueras, se que eres mejo que toda esta mierda y el amo Sukuna también.

-...De acuerdo, gracias- le contesto mi hermano, aunque ese gracias sonaba a un adiós

NARRA MEGUMI
Entre a la habitación y en la cama Sukuna estaba recostado de manera que su espalda estaba recargada así que la mitad de su cuerpo estaba recto.

Gojo y Maki estaba ahí, Itadori y Mai iban detrás mío.

-Megumi aun puedes considerarlo así que...- decía Gojo.

-Estoy...completamente seguro.

-Este chico si que es obstinado- esta vez era Mai.

-Si mi hermano es fuerte.

-Sukuna se volverá loco cuando despierte- decía Maki
Sentía que el aire me faltaba mire a mi bebe, luego a mi hermano y después a todos a mi alrededor, al final mis ojos cayeron en Sukuna así que con paso lento me acerque asta poder sentare con él.

- ¿Podrían dejarnos solos?

-Lo siento Megumi pero - decía Gojo - por cualquier situación que suceda al menos yo y alguien más debe estar contigo la sed de un vampiro después de no probar sangre por tanto tiempo, eso es algo incontrolable.

-Incluso los vampiros más débiles- decía esta vez Maki - con una sed tan grande se vuelven demasiado fuertes.

Acaricie el rostro de Sukuna y deslice mis dedos hasta sus labios palpándolos dulcemente, recordando todos esos besos tan bellos.

-Itadori, por favor, saca a mi bebe de aquí y Mai cuídalos por favor.

En silencio ambos se fueron, no quería que mi niño se despertara y viera algo que no debía ver.
Me acerque al rostro de Sukuna y con cuidado junte nuestros labios queriendo que ese contacto nunca acabara. Al alejarme le susurre.

-Cuidalo por mi ¿okey?

Poco a poco desabotone la camisa que llevaba dejando ver mi piel desde mi cuello asta mi hombro.

-Megumi toma- Maki me dio una pequeña navaja.

Con mis manos temblorosas la acerqué poniéndola sobre mi piel y con un movimiento rápido hice un corte y un poco de sangre comenzó a salir.

Volví a acercarme a mi vampiro tomé su cuello acercando sus labios a la herida.
Por unos momentos no hubo movimiento o sonido alguno, comencé a asustarme, talvez no funcionaria sin embargo de después de unos segundos por fin... sus labios se movieron levemente. El movimiento comenzó a aumentar asta sentir como su lengua saboreaba mi piel, su pecho empezaba a ser mas cálido.

-Sukuna...

Mis palabras se interrumpieron, sus colmillos habían atravesado mi piel, me robo el aliento, la fuerza de su mordida fua mayor que en ocasiones pasadas, ya no solo sus colmillos sino todos sus dientes atravesaban mi cuerpo tomando con desesperación cada gota.

Sus manos que hasta ahora no habían reaccionado ahora se aferraban a mi espalda y a mi cuello meintras que yo apretaba sus costados, el dolor era inexplicable.

-¡¡¡Megumi!!!- Gojo trata de acercarse.

-Mggg......No...no vengas...- dije con dificultad.
Sukuna dejo de morderme, pero solo por un momento ya que volvió a encarga su boca en mi con demasiada brutalidad.

-¡¡¡HAAAA!!!

No me dejaba escapar y yo no podía evitar gritar con dolor, pero no me importaba solo quería que volviera. De repente escuche un llanto a lo lejos, era nuestro hijo, sabia que yo estaba en peligro, pero, aunque sus quejidos también me abrumaban no iba a papar aquí, le daría todo de mi a este vampiro desde mi corazón asta mi vida.

Mi cuerpo no podía mas ya no tenia fuerzas.

NARRA SUKUNA

Dolía demasiado pero no solo era mi dolor también el de mi querido doncel, pero no podía dejar de percibir ese aroma tan delicioso, y ese sabor me embriagaba, no tenia conciencia de mis acciones solo sabía que quería más y más, no podía parar.

Pero Megumi, que le pasaba, ¿porque estaba asustado?, ¿Por qué sentía que él estaba...desapareciendo?

-Te amo...
Entonces mis ojos al fin se abrieron.

ERES MI MALDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora