*25*

209 20 0
                                    

NARRA MEGUMI

Como si todo hubiera sido un sueño que no quisiera que acabara, la desesperación, la alegría y todo lo que conlleva vivir es lo único que quiero para toda la eternidad es estar con aquellos que amo con todo mi corazón, no importa a que me tenga que enfrentar por ellos soy capaz de morir incluso.

Me sentía tan liviano, tan… en paz.

Poco a poco fui despertando, todo el ambiente estaba muy tranquilo, nada de lo cotico del pasado parecía estar presente. A mi alrededor solo había paredes color crema al mientras que las sabanas y las cortinas eran totalmente blancas.

Me levante con cuidado, mire en todas direcciones asta notar que había una ventana abierta, al parecer llevaba a un balcón, el viento soplaba de forma pacífica haciendo que las cortinas casi volaran, pero cuando estas se despejaron note aquella silueta que tanto espere ver.

Al acercarme al fin podía verlo con claridad, aquel vampiro que robo mi corazón, Sukuna por fin estaba de pie estaba frente a mí, estaba vivo. Al notar mi presencia se giró dejando ver en sus brazos a nuestro bebe, era una vista hermosa, una vista que había anhelado tanto. Mi voz no salía.

-Megumi…- escuche su voz- Megumi, ven.

Simplemente deje que mis piernas se movieran y después de un par de pasos al fin pude tocar aquel rostro, con cuidado acaricie la mejilla del pelirrosa y ante ello el simplemente cerro los ojos y con sumo cuidado acerque mis labios asta juntarlos con los suyos, era tan irreal sentir esto nuevamente con tanta paz y felicidad.

Al separarnos bajé la mirada y le di un beso en la frente a nuestro hijo, nuestro pequeño.

-El te ha estrañado, al igual que yo- me dijo mientras tomaba mi mano- es un niño hermoso al igual que tú.

¿Esto de verdad estaba pasando? Los tres estábamos juntos por fin, este momento, este momento lo atesoraría. 

-Sukuna… ¿de verdad estas aqui… conmigo… con nosotros? - mi voz se quebraba

-Si, mi doncel y ten por seguro que no volvere a separar de ustedes jamás.

-Esto parece un sueño, un regalo.

-El mayor regalo me lo has dado tú, tu cariño y este bebe han sido lo mejor que me has podido dar por eso te ruego perdón, he sido un completo imbécil, pero te prometo que siempre los protegeré.

-Nuestro hijo tenia muchas ganas de conocerte, yo solo quiero que el tenga la calidez de una familia no importa el pasado porque, yo, yo te amo.

El decir esas palabras al fin de forma tan libre era como un desborde de mi corazón mi amor por este hombre era tan extraño a pesar de todo lo que pasamos no podía dejar de pensar en que el único futuro que quería siempre seria junto a él.

-Yo tambien te amo Megumi.

Lentamente acomodo al bebe en mis brazos para luego abrazarnos a ambos mientras besaba mi frente y acariciaba la cabeza de nuestro hijo.

-Se que querías esperar a elegir su nombre juntos así que yo…

-¿Si?

-Solo si tu estas de acuerdo yo estaba pensando en Yasuhiro ese sería un buen nombre ¿no? Significa “quien trae paz”

Mis ojos se iluminaron de verdad de que este tipo no importaba lo que hiciera todo de elme enamoraba incluso algo como esto, estaba tan conmovido.

-Es hermoso no sabes cuantos momentos como este quiero vivir a tu lado.

Volvimos a compartir un beso u poco mas intenso.
Todo ese día estuvimos en aquella casa sin tener mas de que preocuparnos y aunque tenía muchas preguntas, pero eso lo dejaría para después ahora mi familia era lo único que importaba. En el desayuno todo fue tan gracioso ya que, aunque mi niño aun era pequeño Sukuna trato de darle un poco de papilla de frutas, pero esta termino en su cara debido a las travesuras de Yasuhiro.    
            
-Megumi!!! Tu hijo es un pequeño demonio.

-De donde crees que lo ha heredado

La risa en la cocina resonó el ser feliz con las dos personas que más quería era lo mejor del mundo. Sukuna jugando y atendiendo a Yasuhiro era un escenario hermoso.

Mas tarde decidimos caminar por las calles del lugar el cual era una pequeña ciudad, nunca había estado aquí, pero las personas eran amables, compramos algunas cosas para  Sukuna y yo no parábamos de probarle ropa y obtener algunos juguetes entre ellos un pequeño lobo de peluche del cual no se despegaba. Luego comimos en una pequeña cafetería.

- ¿Puedo tomar su orden? - comento una mesera.

-Un café negro por favor solamente para y esposo y mi hijo un poco de café con leche y chocolate. - la mesera asintió y se alejo de la mesa.

Pero esa palabra, Sukuna no solo se refirió a nosotros como su familia me presento como … su esposo.

-Sukuna tu…

-Desde ahora quiero llamarte así. Incluso sin un titulo oficial no necesito un documento ni nada de eso porque para mí tú eres mu ser amado, mi espeso, mi mundo.

De verdad de que este tonto hacia latir mi corazón como no tenía idea maldición que siempre encuentra una forma de enamorarme más.

-Idiota, tu también eres mi todo, y Yasuhiro son mi vida.

Disfrutamos las bebidas con paciencia era extraño ver como Sukuna estaba tan tranquilo, pero de verdad que lo disfrutaba. Antes de salir la mesera me detuvo y susurro.

-Felicidades tiene una bella familia- sonreí con ilusión.

-Gracias.

El resto del día estuvimos en casa tranquilamente, de echo tuve tiempo para poder explorarla de era pequeña pero acogedora, me preguntaba donde estarían mi hermano y Gojo pero Sukuna me dijo que todo estaba bien que los veríamos en otro momento.
En la noche mientras nos sentamos en una pequeña sala Yasuhiro fue durmiéndose poco a poco así que lo dejamos en su cuna mirándolo por unos largos minutos.

-De verdad que es igual de hermoso que tu

-Pero tiene tu espíritu se nota- bromee

-Megumi – abrazo mi cintura mientras besaba mi nuca- te amo tanto

-Yo también

Lo abrase y el me rodeo con sus brazos mientras que al verlo a los ojos lo bese y el claro que siguió mis labios. Sus caricias recorrían mi abdomen asta pasar por debajo de mi ropa.

-Megumi si tu lo quieres podemos ir la cama.

-Es lo que mas deseo no sabes cuanto

Volví a besarlo, esta vez con mas intensidad, el me cargo y yo enrede mis piernas a su alrededor mientras nos dirigíamos a nuestra habitación.

-Te deseo tanto

ERES MI MALDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora