JunHua. El secreto más restringido de los tres reinos (Parte 2)

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¿El cielo y el infierno se podían fusionar de alguna manera? Quien escuchara esta sola mención gritaría sin duda "sacrilegio", pues es como mezclar el agua dulce y la que permanece en los mares salados, imposibles de combinar pero que pueden rozarse con la misma delicadeza que el viento lo hace con los rostros en una noche veraniega.

Así era el secreto más profundo que existía en los tres reinos, una blasfemia para quien lo descubriera, pero una delicia constante para los pecadores. Eran las sensaciones de un demonio que murió joven, sin la posibilidad de haber probado los placeres carnales, contra la experiencia de una Calamidad disfrazada de dios que sabía bien cómo provocar temblores delirantes.

El Salón Marcial siempre permanecía abierto para los dioses de más alto rango, pero había momentos del día en el que nadie comprendía por qué la campana de alerta sonaba con estruendo mientras todo permanecía en calma y las puertas eran pesadas lozas que nadie podía mover.

— Si hubiera algo malo, el Emperador ya hubiera hecho algo para calmar la furia del sonido rompiendo el viento.

— ¡Definitivamente es mejor quitar esa cosa antes que de me enloquezca!

Las quejas incesantes de los dioses mayores y menores no ayudaban al escándalo que rodeaba toda la Corte Celestial, pero si lograba callar los ruidos más lascivos que nadie debería escuchar, apagaba la fuerza que podría derrumbar los palacios de oro y hacer al mundo desvariar.

Jun Wu si se encontraba en aquel sitio, pero lo que menos le preocupaba en ese momento era escuchar a sus subordinados o el ruido hecho por una simple campana. Estaba envuelto en el calor de un ser a medio cubrir con túnicas rojas que se encontraba inmovilizado por su propio cuerpo contra una de las columnas frías del palacio.

Hua Cheng siempre había sido el mayor dolor de cabeza en el mundo de los fantasmas, con su manera cínica de ser y su soberbia sin igual, pero nunca se imaginó que sería ese amante lujurioso que buscaba desde hace tanto tiempo, que lo llenara del placer primitivo de someter a alguien rebelde en sí mismo.

¿Cómo habían terminado así? Los encuentros cada vez eran más y más constantes, la desvergüenza de Xueyu Tanhua de jadear cada vez más fuerte lo hacían desear más, la forma fría en que lo miraba mientras llenaba su interior lo llevaba al clímax más candente, los rasguños en su espalda eran obra del salvajismo propio de un zorro libre que necesitaba ser domado...

— ¿Acaso no te gusta que hagamos ruido en tu ridículo palacio?

Las palabras del Rey Fantasma lo sacaron de sus pensamientos, la risa burlona del otro Supremo sólo provocó que acelerara las estocadas en ese interior apretado que se contraía pidiendo por más. La mano del Emperador Celestial se posicionó en el cuello pálido del otro fantasma apretando al punto de la asfixia, pero eso solo los hacía delirar más, pues el azabache no podía morir.

Los gemidos de placer eran cada vez más constantes, llenos de maldiciones hacia el otro, pues, aunque lo disfrutaran, no dejarían su relación amor – odio que tanto los excitaba.

— Maldito viejo... Hijo de puta... ¿Acaso no sabes cómo destrozar a un Rey Fantasma? Acelera o me largo...

Las palabras de Hua Cheng siempre eran filosas, pero con ese tono rasposo por la asfixia hacía que Jun Wu no pudiera tomar sus palabras a la ligera. Ya se lo había hecho una vez, desaparecer en cientos de mariposas mientras se burlaba de sus deseos insatisfechos, eso lo llenaba de rabia y de una posesividad que rayaba en la locura.

Esta vez sería diferente, Jun Wu no permitiría que un niño inmaduro como el que tenía entre sus brazos lo dominara ni mandara en la forma de follar, él tenía el control, él sería el que domaría a Lluvia Carmesí, el dolor de cabeza de todos.

— Xueyu Tanhua... Me parece que deseas que te destroce... Al fin, tu sueño se verá cumplido...

TGCF. El rincón de los shipps crack y másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora