Bai Wuxiang. El inicio

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Jun Wu llegó a sus aposentos con la mirada más gélida que jamás haya mostrado al mundo, sus nudillos crujían por la fuerza de sus puños contenidos y tenía un sabor amargo en la boca, si fuera un humano cualquiera, seguro sería efecto de la bilis derramada.

Sin embargo, su nivel de enojo no podía medirse con estándares normales, Xie Lian lo había mirado a la cara y se había atrevido a negar su divinidad para salvar un reino que estaba destinado a caer. Sus enseñanzas pacientes y tranquilas habían sido aniquiladas por unos ojos del color del topacio, esa mirada agresiva que lo golpeó con la seducción del interés que sentía por el dios marcial.

Se observó en el espejo donde se recordaba a diario la vileza de los tres reinos, los rostros de sus amigos se deformaban en gritos silenciosos, pero no tenía intenciones de ocultarlos por ahora. Recorrió con la mirada sus ropas imperiales, aunque no las creía apropiadas, así que las cambió por túnicas funerarias que honrarían lo que había muerto en él gracias a la rebeldía de Xie Lian.

— Así que crees que los salvarás a todos, Xian Le...

Una risa oscura escapó de los labios del Emperador que acarició su propio rostro, la huella de su ingenuidad y su perseverancia, alguna vez había sido un príncipe entregado a su gente, pero también degustó la gloria de aplastarlos como hormigas ante su mal agradecimiento.

En su mente se consolidó una idea oscura y peligrosa, sus dedos se convirtieron en los labios del menor que se convirtió en objeto de su deseo y los paseó por su boca hambrienta, él seguía siendo el único que entendería a Xie Lian, pero supo que sus enseñanzas debían ser más crueles para cambiar la percepción de un joven lleno de fuerza que se creía la salvación del mundo.

En su mano libre apareció una máscara resistente hasta al mismo fuego, pues era la condensación de la energía resentida que él manejaba tan bien, ahora las obsidianas la recorrían para determinar qué expresión le daría. Dibujó con su energía una cara sonriente como su sarcasmo en la situación en la que se encontraba con Xie Lian, pero después recordó que no solo eso representaba su alma y cambió la mitad a una expresión llorosa que denotara que nunca se poseía la felicidad absoluta, que la oscuridad marca el alma hasta llevar al abismo.

Una vez que obtuvo el resultado que deseaba se colocó el accesorio en el rostro y se fascinó por lo que había logrado para representar la muerte y el caos que crearía para Taizi Dianxia, el mundo lo reconocería como una de las peores pesadillas, pero eso no le interesaba, él había nacido para tirar de Xie Lian hasta el sofoco que otorgaba darse cuenta de la realidad repugnante.

Su atuendo terminó de establecerse cuando apareció una bandera de tela acompañada de bien formadas calaveras, denotando su dominio para llamar espíritus resentidos y utilizarlos a su favor, ahora que lo tenía todo, su nombre seguro se establecería pronto, pero llamó a una adjunta del palacio de la literatura para ello.

Cuando la joven vio de esa manera al Emperador, solo abrió ligeramente los ojos azules que la caracterizaban, pero no solicitó más explicaciones, solo hizo una reverencia esperando las instrucciones de la persona a la que le era leal hasta la médula.

— Una Calamidad… ¿Acaso eso no enloquecería a los hombres hasta que no puedan dejar de temblar?

— Así es, mi señor.

— Nangong Jie… Ambos sabemos que llegaste a tu puesto por tu talento y que tu agudeza mental tarde o temprano te llevará mucho más lejos. ¿Podrás con la tarea de esparcir el rumor de un nuevo nivel para los demonios?

— ¿Además de feroz, severo e ira? Eso es sencillo.

— Bien, entonces cuento contigo para ello… Bai Wuxiang…

— ¿Bai Wuxiang?

— Será quien encabece esta clasificación, los detalles te los dejo a ti… Pronto asciende al puesto que aspiras, necesito una mano derecha eficiente.

— Entendido, mi señor.

Semanas después, la figura con túnicas funerarias bajó al reino mortal para presentarse directamente frente a Lang Ying que encabezaba los constantes asedios de la gente de YongAn para entrar a la Capital Real de Xian Le. Por un momento, ese hombre sintió temor, pues sabía que Bai Wuxiang era algo más que un humano normal, pero esperó con paciencia para escuchar lo que ese extraño ser tenía para decir.

— ¿Quieres ganar?

— Si.

— ¿Estás dispuesto a perder lo que sea?

— Ya no tengo nada.

— Las almas de tu gente… ¿No tienen valía para ti?

— Si tendrán más utilidad siendo usadas de otra manera, no veo por qué no puedan contribuir.

La Calamidad Vestida de Blanco rio ante los comentarios y la expresión feroz del líder de la resistencia, por lo que no dudó en darle lo necesario para ganar la guerra y él dedicarse a asediar a Xie Lian de diferentes maneras para mostrarle su camino hacia el abismo que él mismo había marcado con su arrogancia.

— Comencemos…

El Supremo llevó una de sus manos hacia el cuello de Lang Yin y lo apretó con fuerza, el otro no entendía qué sucedía, solo percibía una energía maliciosa corriendo por su cuerpo, sintiendo que, en vez de perder energía por el ahorcamiento, la estaba ganando. Cuando fue soltado por Bai Wuxiang, sentía su ser totalmente renovado a pesar de estar tosiendo incontrolablemente.

— Las armas las tendrás, yo me ocuparé del resentimiento de todos… Entre más odien a los habitantes de la Capital Real, más fuerte serán.

— ¿De qué me sirve si la gente aún muere sin ayudar en nada?

— Así que quieres pruebas sobre lo que se desatará.

— Solo quiero saber que… No estás jugando…

La pierna de Bai Wuxiang conectó directamente con el estómago del joven que tenía enfrente, algo que lo aventó unos metros hacia atrás y que provocó que tosiera aún más en busca de aire, cayendo de rodillas en el fango. La figura de un blanco inmaculado se acercó con lentitud al otro mientras retiraba su máscara y tiró del cabello del joven para obligarlo a mirar su rostro con tres caras humanas que se movían por su piel, provocando un escalofrío en Lang Ying ante la escena.

— Una plaga tan espantosa que nadie la olvidará, muchos sangrarán, otros se quemarán, pero invariablemente todos enloquecerán.

El soldado sin formación asintió ligeramente, con algo de temblor en la voz, que después se disipó por la fuerza de su convicción de ganar la guerra hasta establecer un nuevo reinado. Sus ojos oscuros se ensancharon al ver que la Calamidad naciente llamaba a los espíritus de toda la gente de YongAn que había perdido la vida hasta ese momento, cientos de sombras negras y frías se conjugaron alrededor de ellos, con gritos diversos de odio y resentimiento, teniendo como meta final quedarse con Bai Wuxiang hasta que fuera el momento idóneo.

— No lo olvides, el odio debe escalar o no obtendrás lo mismo.

La máscara regresó a su lugar y el Supremo comenzó a caminar en dirección contraria al humano al que estaba ayudando, pero parte de su energía quedó en él, por lo que en los ojos de Lang Ying fue posible ver a Xie Lian cada vez más cerca, presentándose con clones de él mismo o con la ayuda de su recipiente.

El día que emocionó más a Bai Wuxiang fue observar la mirada confundida del Príncipe Heredero de Xian Le cuando fue consciente del halo del rey que protegía a su oponente, casi logró palpar la carne que era perforada por la espada que él mismo había otorgado a su súbdito, se extasió por la sangre cayendo por la herida de aquel que era su favorito en los cielos.

Los encuentros entre ambos no terminarían, solo comenzaban a ocurrir cuando en medio de todo el caos de la derrota de la Capital Real, se presentó ante los topacios que lo odiaban, esos que irradiaban desesperación y frustración. Estaban a unos metros, pero fueron suficientes para que Bai Wuxiang se sintiera completamente complacido por el caos interno que estaba a punto de desatarse en aquel que buscaría perseguirlo, pero que se rompió la pierna como muestra de la desgracia en la que había caído.

— El abismo es tan excelso y te espero para bailar en él, Dianxia…

TGCF. El rincón de los shipps crack y másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora