Jun Wu y Cuo Cuo. El lazo de un padre no es el sanguíneo

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El grito desgarrador de una mujer rompió el silencio en una mañana lluviosa, sus lágrimas caían como si se hubiera mezclado con las nubes grises del exterior, mientras sus manos manchadas en sangre cubrían su rostro con desesperación.

El feto que había esperado con tanto amor se hallaba en las sábanas percudidas de un burdel barato, no tenía forma, era minúsculo, pero para Jian Lan era su vida entera. Semanas antes había corrido al padre del pequeño bebé para que no volviera jamás, las condiciones de ambos eran terribles, pero lo que la fémina no soportaba era ver la constante preocupación de Feng Xin por Taizi Dianxia que la hacía sentir repulsiva y egoísta.

Se había cuidado lo más posible, pero había perdido el fruto de su amor, por lo que no podía soportar la vida en ese sitio que le había arrancado las esperanzas. No sabía dónde enterrar el pequeño cuerpo, si su jefe se enteraba que había estado embarazada la molería a golpes y no podía escapar como tenía pensado pues aun no reunía el dinero suficiente.

Ese día, tuvo la suerte de que algunos sacerdotes llegaron a su lugar de trabajo y pidió atender a uno de ellos, Jian Lan sabía que estos cultivadores no tenían escrúpulos y pagaría con su cuerpo un servicio funerario para su hijo. Quien sabría que lo único que conseguiría fue que robaran el cuerpo sanguinolento para convertirlo en un fantasma feroz sin que ella tuviera los medios para encontrarlo e impedir esa práctica maliciosa.

Desesperada, la madre no consumada rogó ayuda al cielo. Ya no creía en Taizi Dianxia, por lo que aclamó por el Emperador Celestial antes de colgarse en la habitación donde había sido obligada a vender su cuerpo víctima de las circunstancias. Jian Lan obviamente no descansaría en paz, su alma continuó en este mundo como una fantasma desesperada por encontrar a su hijo, encontrando el consuelo que jamás hubiera esperado, efectivamente el Gran Dios Marcial había acudido a ella llevando en brazos a Cuo Cuo.

Ese nombre afectuoso era el que le había dado la mujer a su hijo en el vientre, así que ahora que lo veía de nuevo se alegró y se postró ante Jun Wu solicitando su compasión para que no fueran dispersados como otras almas en pena. Los ojos obsidiana pasaron de Jian Lan hacia Cuo Cuo, quien lo miraba con ojos grandes a pesar de su deforme cuerpo y demoniacas proporciones, haciendo que el Emperador sonriera casi cariñosamente y acariciara la mejilla infantil.

— Levántate, mujer. Solicitaste ayuda a los cielos y estoy aquí, pero me temo que la retribución que pediré es una que no te atreverás a pagar.

Cuo Cuo no era del todo consciente de lo que pasaba alrededor, se conformaba con meterse uno de los dedos del Emperador a la boca sintiendo la energía divina y oscura correr por su pequeño cuerpo. Para Jun Wu, ese gesto era notablemente encantador, pero no lo demostraba, así que continuó con la conversación, aunque fue interrumpido por la mujer delante de él.

— Lo que los cielos deseen será una orden para mí.

— Este pequeño... ¿Cómo se llama?

— Cuo Cuo.

— Cuo Cuo, un nombre acorde a él.

El feto se removió contento al escuchar su apodo familiar en los labios de Jun Wu y mostró aún más simpatía por aquel hombre que lo había salvado de las garras del sacerdote que lo iba a utilizar con fines macabros hasta que se consumiera; ahora tenía la posibilidad de una buena existencia, lo que desarrolló un lazo del infante hacia el mayor que nadie podría entender.

Jian Lan se mantuvo con la cabeza ligeramente agachada, esperando el veredicto que finalmente fue pronunciado.

— Seré quien eduque a Cuo Cuo para que se convierta en un fantasma de alto nivel, tiene demasiada energía resentida que tú no podrás manejar.

— Pero, mi señor, mi hijo...

— Podrás verlo, pero no preguntarás sobre sus misiones, no cuestionarás nada de lo que veas extraño. Solo esa es la condición para que continúes con él.

— Si él estará bien, acepto.

Jun Wu observó más de cerca al feto, todos lo verían como una abominación, pero en el dios marcial surgió una gran afinidad por él, recordando el constante rechazo y abandono al que se enfrentó en su reino en un pasado lejano.

— Cuo Cuo, tienes que crecer bien.

Solo estas palabras bastaron para que el bebé sin formar sonriera de alguna manera, mientras el Emperador mostraba un poco del afecto que nunca había recibido el menor, dándole un beso en la frente antes de ser entregado a Jian Lan.

— Cuando llegue el momento, tú también podrías ayudarme con ciertas cosas, lo evaluaré. Mientras tanto, vendré por Cuo Cuo cada semana para fortalecerlo hasta que llegue al nivel máximo que puede alcanzar.

La mujer asintió mientras esa pequeña masa de carne hacía ruidos extraños e infantiles, demostrando su incipiente cariño por Jun Wu, mismo que aumentaría con el pasar de los años juntos, hasta que el dirigente de los cielos se alejó para volver al trono desde el que miraba a la gente común con desdén.

TGCF. El rincón de los shipps crack y másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora