BaiHua. ¿Hasta dónde llega la devoción de un niño?

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Jun Wu estaba sentado en su despacho personal, aquel donde solo Ling Wen tenía permitido entrar para darle alguna notificación importante, por lo demás, estaba estrictamente prohibido molestarlo.

Los ojos obsidiana observaban la desesperación del Príncipe Heredero de Xian Le, intentando sostener una pagoda con una de sus inmensas estatuas, con gente alrededor adorándolo para luego maldecirlo al demostrar su debilidad al ya no creer en él mismo como en el pasado.

Que se dirigiera al Monte TaiCang solo era síntoma inequívoco de que había llegado a su límite, mientras todos en la capital real quemaban sus templos, el corazón de Xie Lian estaba demasiado agotado, justo lo que esperaba el Emperador para que volviera a los cielos y dejara esos sueños inútiles que alguna vez él también tuvo.

Pero algo ensombreció su expresión, a pesar de tanto alboroto, un niño lleno de vendajes y cardenales seguía protegiendo, con un espíritu indomable, el templo dedicado al dios marcial. Para Jun Wu, eso no sería problema, pero lo que ocasionó que se sintiera tan molesto es que parecía que no se rendiría y había provocado de nuevo que Xie Lian se comunicara con la gente mortal, algo que solo alargaba su regreso tan anhelado.

Lo dejaría pasar esta vez, ¿qué podría hacer un escuálido joven para cumplir esa promesa que sabía perfectamente que era banal? El dirigente de los cielos conocía perfectamente esas palabras que no llegaban a los hechos, si un sacerdote bajo el cobijo imperial no lo había cumplido, ¿cómo un niño así podría lograr algo?

Jun Wu esperaba con ansias que Xie Lian volviera a su lado, aceptando sus errores, consolarlo como en el pasado y atarlo más a su persona por medio del entendimiento, pero el castaño parecía aferrado a sus ideales a pesar de estar tan perdido, así que sólo siguió observando el momento justo, aun así, había algo que lo molestaba.

Ese niño seguía peleando contra todos, defendiendo la posición del Príncipe Heredero y teniendo una devoción intacta, aunque no podía hacer nada, sus recuerdos pasados eran los que quemaban la cabeza del dios marcial más fuerte de los tres reinos.

Pero al fin llegó el anhelado desenlace, el joven buscó su muerte, atravesado por varias flechas que lo hicieron caer casi inerte, todo por proteger la memoria de Xie Lian. Jun Wu no pudo evitar reír encantado por el giro de acontecimientos y se levantó de su trono para ir en búsqueda de esa insignificante alma, cambió sus túnicas imperiales por las fúnebres y cubrió su rostro con la máscara de risa llorosa que le daba pesadillas al que consideraba digno de ser su sucesor.

Cuando llegó, el azabache se encontraba arrodillado, apenas respirando después del ataque, el único ojo visible entre las vendas lo observó, pero se notaba que había perdido su brillo.

— Taizi Dianxia...

Bai Wuxiang siseó por lo bajo y pateó al que alguna vez había sido soldado, pero mantuvo las heridas a raya para dejar con vida aún a esa persona que no toleraba.

— ¿No que ibas a construir miles de templos? ¿Que nunca lo olvidarías? ¡Todo eso son tonterías!

Hong-er giró la cabeza para observar mejor a esa figura vestida de blanco y lo reconoció, quería atacarlo, pero su cuerpo no cooperaba, esa rabia contra sí mismo creció cada vez más en su pecho.

— No... Lo... Olvidaré...

El Supremo rio a carcajadas entre la sangre de cientos de personas, pero solo mirando a una con desprecio.

— ¿Te harás un fantasma feroz? Las almas resentidas con el mundo como tú, suelen perder sus recuerdos y solo buscan venganza, lo más que lograrás será ser parte de alguna maldición futura, si es que al menos alcanzas ese rango.

TGCF. El rincón de los shipps crack y másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora