Desde hace muchos siglos, se dejó de hablar del Señor del Fuego, solo envolviendo su historia en mitos y leyendas sobre su trágico final, pero que no respondían la pregunta del por qué su existencia técnicamente fue borrada del mapa histórico celestial.
El fuego es indomable e impredecible, el elemento más difícil de manejar, por lo que en un inicio parecería que era normal que nadie hubiera tomado el título, pero después de tanto tiempo era casi risible que no hubiera ascendido alguien con la capacidad de controlarlo. Pero el único que sabía la respuesta en los cielos era el Emperador Celestial, alguien que había visto con sus propios ojos lo ocurrido en el ascenso de aquel dios tan misterioso.
El Monte Tong'lu siempre fue como un jardín de niños para el dirigente de los cielos, pues tenía el poder y la oscuridad para domarlo sin preocupación, además de estar al tanto de todo lo ocurrido. Así fue que se enteró del despertar de He Xuan como Supremo y sus intenciones oscuras, pero hubo alguien más que también se enfrentó a la masacre quedando como único victorioso en el horno.
Jun Wu se sorprendió al percibir la energía de esa llama fantasmal que había tenido entre sus manos con el único placer de obligarlo a ver la masacre en contra de Xie Lian tiempo atrás. Si bien se había vuelto un fantasma resentido con forma humanoide y había quemado todo en el sitio donde corría la sangre del que quería como sucesor, no había sabido más de él durante ese tiempo.
Nunca ponía atención a la batalla entre fantasmas y demonios, solo hasta lo que acontecía en el volcán como había pasado con Aguas Negras, pero en esta ocasión, sabía que el único devoto que le quedaba a Taizi Dianxia podría ser un problema futuro. Se debatía entre intervenir o no hacerlo, ¿qué podría hacer un simple fantasma contra todo lo que había planeado para el dios de ojos miel? Aun así, pondría a prueba su cordura.
Envió a un grupo de humanos a entrometerse en el camino de esa alma feroz, al final siempre habían sido peones en su camino para atraer a Xie Lian a su lado, así que no le importó usar otros más y así demostraría que hasta ese fuego casi extinto podía caer en el pecado del asesinato a sangre fría con tal de obtener lo que deseaba.
La caravana se introdujo a la pelea siendo guiados por un clon del Emperador para hacerlos llegar al corazón de la batalla. En ésta, se encontraba Hong-er derribando con uñas, dientes y lo que fuera a otros como él, bañándose de sangre completamente mientras la locura iba en aumento en su mente.
Complacido, Bai Wuxiang se daba cuenta que hasta el más fiel seguidor de Xie Lian y su deseo de salvar gente común, se vería tentado a sacrificarlos para poder avanzar en su camino por Tong'lu. De un modo ingenioso, guio a los más férreos contrincantes al sitio cerrado donde se encontraba el chico plagado de inestabilidad y se aseguró de que alguno de ellos le diera la clave al otro sobre cómo ganar, haciendo un arma de sangre que nace del sacrificio de una o más vidas, dependiendo el poder que se desee alcanzar.
Se mantenía al margen de la batalla, pero bastante divertido al ver la encrucijada de esa molesta llama fantasmal, aunque ahora era un joven de cabello azabache, Jun Wu lo seguía considerando como a alguien insignificante ante su grandeza. Veía en el rostro contrario la lucha interna que estaba manteniendo en ese momento, la oscuridad en su mirada, el temblor de sus manos mancilladas por los constantes enfrentamientos.
Era cuestión de tiempo, nadie podría sobrevivir en condiciones de desventaja sin ningún tipo de arma, así que la mirada obsidiana se cerró por un instante para disfrutar de la copa de vino que tenía entre sus manos mientras veía todo gracias a su clon.
Así, cuando puso atención de nuevo a la debilidad del otro, se encontró con que la sangre corría por su diestra, seguramente ya había empezado la masacre de las insignificantes vidas humanas, pero cuando puso más atención, lo que había acontecido ensombreció su tez al límite. Ese niño se había arrancado su propio ojo carmesí forjando a E-Ming con toda su energía y sacrificio, una cimitarra que después sería un dolor de cabeza para varios oficiales en el cielo.
En contraparte de lo que Bai Wuxiang buscaba, con el arma entre sus manos el chico fue aún más hábil, dándose el lujo de asesinar a todos sus oponentes con una precisión casi perfecta y hasta sacó al grupo humano de la afrenta. Lo que no se esperaba nadie, es que comenzara una tribulación celestial con esto y con la victoria del azabache llegó su llamado al cielo.
El Emperador no podía creer aquello, cómo una mosca siempre estaba rodeando a Xie Lian, obstaculizando ligeramente sus avances con él, se atrevía ahora a ascender a su territorio; eliminaría a ese chico en cuanto se presentara ante el Salón Marcial como todos los dioses recién ascendidos lo hacían.
Pero nuevamente todo iba en un curso totalmente diferente a lo esperado para una persona normal, el fuego comenzó a llenar la Ciudad Celestial y los gritos de los oficiales eran cada vez más prolongados. ¿Cómo es que había una batalla de la nada en su territorio cuando todo estaba en calma unos instantes antes?
Jun Wu solicitó información por la matriz donde le comunicaron que alguien había enloquecido. Fue así que, vistiendo su elegante, pero fuerte armadura blanca, salió a ver quién era el que le estaba quitando diversión a su encuentro con ese niño para quitarlo al fin de en medio, pero lo que vieron sus ojos obsidiana era algo inaudito.
El fuego se había expandido en cuestión de minutos, algunos oficiales estaban heridos en el piso mientras sangraban constantemente y una figura delgada estaba justo en el centro de todo el caos, era ese chico cubierto con su cabello lacio y oscuro, solo dejando ver su único ojo con el frenesí impreso en él.
— Para ser un dios recién ascendido, has hecho suficiente caos, ¿no te parece?
La voz serena pero imponente del Emperador hizo que el culpable lo mirara con profundo desprecio para luego responder con sarcasmo total en la voz.
— ¿Y quién dijo que quería ascender a este reino de porquería?
La mirada obsidiana se entrecerró por la forma en que el menor le hablaba, por cientos de años nadie se había dirigido a él de esa manera tan irreverente.
— Todos tienen como meta ascender como reconocimiento de sus logros. Salvaste a un grupo de humanos en vez de sacrificarlos, el culpable de estar aquí eres tú mismo.
Jun Wu permanecía tranquilo, sólo caminando lentamente hacia el contrario con las manos entrelazadas detrás de su espalda, manteniendo el porte elegante y único como el dios marcial más poderoso de los tres reinos.
— ¿Salvar a un grupo de humanos? ¿Y si sólo es porque no los consideré lo suficientemente fuertes para ayudarme?
— Aún si tus intenciones fueron otras, parece que el cielo te llamó por tu heroísmo o tu lealtad...
Las últimas palabras llevaban una carga oscura despectiva contra aquella alma que había quedado aún después de la caída de Xian Le, para otros hubiera podido pasar desapercibido su conexión con Taizi Dianxia, pero no para la mente perspicaz del primer Supremo.
— Basura son lo que son, quiero irme de esta mierda antes de infectarme de su falsedad y malicia.
— ¿Malicia? ¿Si sabes que descender es ir al reino fantasma de un solo salto?
El dios recién ascendido echó la cabeza para atrás para descubrir más su expresión, dibujando una sonrisa oscura y gélida.
— No me interesa, es mucho mejor eso a una existencia al lado de ustedes.
— Nada garantiza que sobrevivas en el horno para volverte un Supremo, ¿no ves que es mejor tu innegable título del Señor del Fuego?
El Emperador Celestial no tenía intenciones de quedarse con el chico entre sus filas, pero si lo persuadía podría tenerlo al alcance para eliminar a la única piedra diminuta con la que se había topado en diversas ocasiones durante la transformación de Xie Lian.
— Entonces que así sea...
El joven que demostró un gran dominio del fuego le dio la espalda caminando sobre los cuerpos de los oficiales heridos hasta el límite de la ciudad luminosa, sus pies descalzos iban dejando huellas con la sangre que los humedecía.
— Nadie tiene las agallas de volverse un fantasma después de ascendido.
La sonrisa divertida y de suficiencia brilló en la cara del menor, paseando su lengua por el filo de su cimitarra llena de sangre combinada de todo tipo de seres, incluyendo la de los dioses.
— Si no lo crees, obsérvame bien.
Se dejó caer de espaldas ante la mirada impasible de Jun Wu que solo se acercó para ver cómo se perdía en el abismo ese cuerpo escuálido. Aunque le molestaba, no podía negar las agallas de ese ser inferior y su gran inteligencia porque había calculado perfectamente cómo caer de nuevo en Tong'lu.
Todos los dioses estaban impresionados por el asalto que había ocurrido en un parpadeo, pero el dirigente de los cielos no les hizo caso y le pidió a Ling Wen limpiar el alboroto, así como llevarlos más tarde al Salón Marcial para modificar sus recuerdos sobre el suceso. Se aisló de nuevo para poner atención en la batalla que se desarrolló en el volcán hasta que, notó que un Supremo había nacido de nuevo de ese lugar aún con los intentos que había por parte de sus súbditos de detenerlo, era ese niño con aires de superioridad.
Pasaron los días y Jun Wu analizaba qué haría con ese nuevo hecho, otra Devastación era un dolor de cabeza, pero más si era esa alma errante, hasta que llegó el día en que un Rey Fantasma de bajo nivel, sin ningún tipo de poderío en los tres reinos pisó nuevamente su territorio para asediar a 35 dioses en un enfrentamiento en las diferentes disciplinas que dominaban.
Estaba tentado a intervenir, pero quería ver hasta dónde había llegado el poder del que ahora se denominaba a sí mismo Hua Cheng. Ante el asombro de todos, barrió el piso con los dioses marciales y terminó con los civiles con su gran elocuencia y conocimiento, el Emperador fue informado sobre este hecho, pero no hizo más comentarios al respecto, pues sabía que se negarían a aceptar su derrota por su alto ego y eso lo llevaría a conocer más sobre aquel fantasma.
Bastó que llegara la noche para tener todo el panorama completo, Hua Cheng recibió adeptos más rápido que ningún otro oficial, quemó todos los templos de los derrotados en un solo movimiento con un fuego perpetuo hasta las cenizas, se proclamó como el enemigo natural del cielo y supo que comenzaba a buscar un territorio que más adelante se volvería una ciudad llena de caos, pero que también daría asilo a miles de almas solo para molestarlo.
Ante las quejas constantes de sus subordinados en una de las reuniones en el Gran Salón, notó que por más que buscara ese tipo de habilidades en ellos, pocos realmente tenían ese ingenio y maestría, pero esperaba que Hua Cheng se corrompiera a tal grado que fuera más un motivante para Xie Lian que un estorboamistoso para seguir sus pasos como Calamidad.
— Todos, guarden silencio, me temo que Hua Cheng ha logrado un poder que muchos de todos ustedes apenas y sueñan. De ahora en adelante, no se acerquen a Ciudad Fantasma.
No era que Jun Wu le tuviera miedo al caído Señor del Fuego y ahora Rey Fantasma, pero sabía que solo le daría más problemas que sus oficiales lo enfrentaran al daño que pudieran hacerle arruinando sus planes futuros. Así fue que reconoció como digno oponente al despiadado e inestable Lluvia Carmesí, que sería el único que se atreviera a insultarlo abiertamente sin tapujos.
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TGCF. El rincón de los shipps crack y más
FanficEscritos sin historia alguna, basados en la novela Tian Guan Ci Fu de MXTX. Los personajes más recurrentes son Hua Cheng y Jun Wu, porque soy fanática de ellos. No se encuentra el HuaLian aquí, solo shipps cracks aprobados y no aprobados por el fand...