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JunLian. Una invitación especial

Era la primera vez que Xie Lian era llamado al Gran Salón Marcial después de que había ascendido, al contrario de lo que pudiera pensar, la petición del Emperador había sido que asistiera solo y no con sus adjuntos de más confianza.

Mu Qing esa mañana lo había ayudado a vestirse de manera exquisita, cada uno de los detalles brillaba tal como su tez de seda y su cabello cayendo por su espalda en un peinado impecable.

Sus pasos eran firmes, pero conforme se adentraba en el sitio, fueron reduciendo la velocidad, pues estaba encantado con cada detalle tallado en el material pulcro que formaba toda la Capital Real. Nadie en el mundo humano podría imaginar más belleza arquitectónica que esa, solo siendo rivalizada por una sola presencia.

— Bienvenido, Xian Le.

La voz profunda y calmada de Jun Wu hizo saltar ligeramente a Xie Lian, justamente estaba pensando en él, por lo que sintió que su rostro se calentaba ligeramente tardando un momento para girar hacia donde estaba el Gran Dios con una sonrisa.

— A sus órdenes, mi señor.

— Tanta formalidad no es necesaria, no pedí que vinieras por alguna misión. Sígueme.

Los topacios brillaron con la curiosidad sincera en el pecho del recién ascendido, pero no se atrevió a negarse, al contrario, continuó los pasos detrás de aquella figura imponente vestida de una bella armadura.

— Mi señor, su dispositivo espiritual es hermoso.

— Me ha llevado años forjarlo, aún lo hago, por lo que muchas veces no me verás por aquí, me alegra que lo notaras, tu ojo es bastante bueno.

Una puerta delante de ellos se presentó con decoraciones de leones tallados en un metal tan precioso como si fuera oro blanco, Xie Lian sentía una necesidad de tocar las figuras, pero no se atrevió, solo pensó que esas representaciones quedaban perfectas para la presencia de Jun Wu.

Cuando esa pieza metálica se abrió, la expresión del menor cambió a una infantil tal como si hubiera probado el mejor caramelo de los tres reinos. Las manos del príncipe de Xian Le temblaban de emoción y esto solo se acentuó cuando fue invitado a pasar.

El aura asesina y fría de las espadas llenaban el aire emocionando a ambos dioses hasta los huesos, ambos intercambiaron una mirada cómplice y una sonrisa sincera que los uniría por años en aquella armería.

— Sé que Xian Le disfruta de las espadas tanto como yo.

— Mi señor, esta ocasión es tan única...

— Puedes verlas todas y probar las que desees.

Jun Wu permanecía con las manos detrás de su espalda, deleitándose con las expresiones que el castaño le regalaba, si había algo nuevo que le gustara de su armería era esa presencia que lo estaba llenando todo.

— Por el momento, solo las veré y acariciaré... Sin embargo, este Xian Le tiene una petición presuntuosa.

— Habla.

— ¿Mi señor admitiría intercambiar movimientos conmigo y practicar algunas veces? Sé que está muy ocupado, pero...

El Emperador Celestial levantó una de sus manos para silenciar las palabras de Xie Lian, algo que hizo sentir al castaño algo decepcionado, pero entendía que fuera rechazada su solicitud, aunque lo siguiente que escuchó solo aceleró su corazón.

— No hay algo que me gustaría más, así que no pienses en mis ocupaciones. Intentaré que nuestras misiones se sincronicen para tener pequeños momentos así. Xian Le debe prometer que siempre que termine de cubrir sus ocupaciones, vendrá a ver si me encuentro aquí.

El castaño asintió con una sonrisa radiante en su rostro mientras paseaba dos de sus dedos por una de las espadas del sitio, su filo le pareció interesante, pero no tanto como la propuesta del Emperador que casi lo hizo saltar de emoción.

— Este Xian Le lo promete.

— Entonces este será nuestro lugar.

Xie Lian únicamente hizo una reverencia en agradecimiento, mientras que Jun Wu solicitaba té y bocadillos para compartir, comenzando una de las más bellas experiencias para ambos durante tres años hasta que llegó el tormento de querer salvar a la gente común.