BaiLian. El cautiverio es exquisito

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Xie Lian se encontraba de rodillas, con los ojos vendados y las muñecas atadas en su espalda, se sentía vulnerable y lo único que resonaba en su interior eran los latidos desbocados de su ansioso corazón.

Esa aparente calma se disipó entre los pasos de un hombre que entró a la habitación tranquilamente. El castaño no necesitaba ver para saber quién era, esa figura que había adorado y ahora aborrecía, en una combinación agridulce de interés y rechazo.

Un par de dedos tomaron su barbilla, mientras otra mano removía su vendaje lentamente, haciendo que las miradas chocaran en un mar de emociones oscuras. Xie Lian escupió en la cara de su captor que solamente rio mientras limpiaba los restos de su piel.

— Dianxia, parece que despertó con nuevos bríos.

Bai Wuxiang se incorporó mientras se iba despojando lentamente de la ropa funeraria que lo caracterizaba, capa tras capa, obligaba a Xie Lian a mirar, mientras el desprecio era palpable en los dos grandes topacios que lo obsesionaban.

El torso bien formado del Supremo era una peligrosa tentación para el dios desterrado, quien tragó saliva con dificultad mientras su mirada repasaba cada línea detallada de los pectorales y abdominales del otro. Se negaba a sí mismo sentir deseo, pero el castaño sabía que esa situación lo estaba llevando a un punto completamente desconocido para él.

Esto no pasó desapercibido para los dos iris oscuros como el océano al anochecer, la entrepierna de Xie Lian estaba erguida y sus labios hinchados se entreabrieron como rogando por nuevos besos hambrientos.

— Déjame ir, bastardo. ¡Confié en ti! ¡Y todo el tiempo fuiste tu!

Una risa malévola amenizó el ambiente aterrador en los aposentos del Emperador, casi todos en la corte desconocían el secreto de Jun Wu, así que nadie los molestaría porque él mismo ordenó que no lo hicieran. El captor decidió abrir una botella de vino y la llevó entre sus dedos hasta verter un hilo constante en la boca del menor, obligándolo a abrir los labios con su pulgar para que lo bebiera.

Xie Lian sentía que se asfixiaba, pero eso en vez de causarle terror, hizo que su abdomen se contrajera por un deseo primitivo que se negaba a sentir.

— Dianxia, verlo derrotado, consumiéndose por el placer, rompiendo su cultivo al beber vino... ¿Acaso no sabe qué efecto provoca en mi? Debes saberlo, Xian Le, siempre fui claro.

La botella se vació después de un tiempo, entre malas palabras, una tos constante y un brillo de odio en las facciones del castaño. Bai Wuxiang, Jun Wu, quien fuera al que se podía llamar por la ambigüedad de su atuendo actual y su actuar, dejó el envase vacío a un lado y se acercó a la puerta de sus propios aposentos.

— Nos veremos en otra ocasión.

El calor quemaba las entrañas de Xie Lian, se removía furioso y a la vez sus ojos mostraban la súplica de lo que no articularía con palabras debido a su orgullo, pero el hombre que lo tenía cautivo ni siquiera lo volteó a ver antes de salir. Las lágrimas de frustración humedecieron el ámbar de los ojos del dios caído en desgracia y gritó con todas sus fuerzas.

— ¡Nunca seré como tú!

Pasaron varios minutos y no había movimiento, pero cuando Xie Lian menos lo esperó, Jun Wu estaba detrás de él y lo jaló por los cabellos tan fuerte que se obligó a arquear la espalda y el Emperador se inclinó hacia él besándolo con otro tipo de licor en la boca. Xie Lian estaba rendido, seguía queriendo escapar, pero su cuerpo solo gritaba por más, la violencia con la que era tratado lo excitaba muy a su pesar.

— Estás en la línea delgada de entender que las cosas no son como tú quieres... Si te llevo al límite, ¿qué harás, Xian Le?

Nuevamente la lengua devoradora del mayor se impuso sobre la más inexperta por un minuto más. Jun Wu decidió caminar nuevamente hacia el frente de ese dios que lo hacía sentir una emoción completamente nueva y terminó por retirarse la poca ropa que restaba.

— No te atrevas, malnacido.

Ante las palabras de Xie Lian, el contrario esbozó una media sonrisa amenazante y seductora, lo que hizo que el menor de ambos sintiera la boca seca, sus iris claros recorrieron a Jun Wu sin lograr evitarlo.

Sus ojos obsidiana parecían mucho más juveniles ahora, sus carnosos labios estaban húmedos por la bebida anterior, el cuello y torso estaban marcados con las líneas formadas por un entrenamiento arduo, las piernas fuertes podrían sostenerlo en cualquier posición y, ese sitio, la entrepierna del Emperador, era prominente, se encontraba en su máximo tamaño por la erección que ambos poseían en ese momento.

La voz de horror de Xie Lian guardaba cierto toque deseoso que no pudo evitar, lo que le robó el aliento a quien era también Bai Wuxiang.

— Pare, mi señor, por favor.

Jun Wu obviamente sabía el verdadero deseo de su favorito, por lo que no pensaba darle tregua, así que lo cargó para acostarlo boca abajo en la cama, callando cualquier tipo de queja por parte de Xie Lian. Tomó un pequeño frasco de lubricante de la mesa de noche y derramó el suficiente en sus dedos para después tomarse el tiempo para estimular la entrada virgen del otro dios que se removía, pero gemía a la par.

— Hermoso, Taizi Dianxia es completamente hermoso.

Después de un breve momento, los dígitos entraron a la zona apretada y cálida, haciendo que el dios desterrado mordiera la cobija debajo de él para no emitir sonido alguno, pero al final, se tuvo que rendir ladeando el rostro para jadear con una mezcla de excitación y de odio puro que se mezclaba bien en ambos.

— Saca tus malditos dedos de mí...

— No puedes negar quien eres, Xian Le...

Los intrusos se abrieron y cerraron en un movimiento tortuoso que derribaba el orgullo extremo del castaño, arrancándole la poca cordura que le quedaba. La estimulación constante más el roce de su erección contra la cama hicieron que el menor llegara a su climax arañándose las manos que seguían amaniatadas.

— Me hace sentir una emoción única... Dianxia...

La mano de Bai Wuxiang se retiró para luego hacer presión en las muñecas inmóviles, mientras su cuerpo se pegaba al otro, la erección palpitante de la Calamidad demandó entrar, lo hizo tan lento que el castaño sentía que perdía la conciencia para entregarse al placer.

— ¿No serás como yo? Ya lo eres...

— Te odio...

— Hazlo hasta que te desees arrancar el corazón...

Los movimientos de pelvis de Jun Wu eran calculados, pero con cada minuto que pasaba, las embestidas eran más profundas y con más fuerza, logrando que Xie Lian diera gemidos placenteros y dolorosos, odiaba derretirse en la manera en que el otro lo tomaba, pero no podía hacer nada más que permitir que su cultivo fuera destrozado con cada golpe en sus entrañas.

Los brazos fuertes del mayor lo envolvieron, acercándolo a él para evitar cualquier milímetro de distancia. Los besos y las mordidas no se hicieron esperar, sometiendo en especial la nuca del castaño.

— Basta... Basta...

— Dianxia...

— No...

La Calamidad Imperial aceleró de un momento a otro, sus uñas arañaban la piel a su alcance y Xie Lian se quebró mental y físicamente, por lo que se dejó hacer solo inundándose por el placer de tener al Emperador en esos momentos a pesar de que era el Supremo que provocó la caída precipitada de Xian Le y había protagonizado sus peores pesadillas.

Juntos estaban al límite, de estallar en esa locura y caos, hasta que el semen llenó sus cuerpos y la cama sin separarse. Cayeron juntos y Jun Wu susurró con voz afectada.

— Ahora eres mío, Xian Le...

TGCF. El rincón de los shipps crack y másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora