JunHua. El secreto más restringido de los tres reinos (Parte 3)

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Hua Cheng ni en sus más locas ideas se hubiera imaginado que tendría el cálido aliento del Emperador Celestial tan cerca de sus labios. Sabía que lo estaba retando, así que se mostró impasible a pesar de su creciente sorpresa inundando sus sentidos y ese fugaz deseo que cruzó su médula espinal de manera incierta.

— No creas que me vas a intimidar con eso, como si no supiera cómo usar la seducción para tratar de doblegar a alguien.

La mirada oscura de Jun Wu tomó un brillo divertido ante esas palabras, llevó la uña de su pulgar al labio inferior del fantasma encajándola hasta casi hacerlo sangrar.

— Xueyu Tanhua, ¿te crees tan importante como para pensar que yo me interesaría en verte de esa manera? Si fueras Xian Le, quizás.

Esas últimas palabras hicieron hervir la sangre del Supremo, quien empuñó inmediatamente a E-Ming para amenazar con su filo brillante la garganta del dios marcial, pero como lo sabía, no llegaría a su objetivo porque la rapidez de su contrincante era magistral.

— Vuelve a decir estupideces de esas y no me cansaré de atacarte hasta que te vea mordiendo el polvo.

La voz de Hua Cheng era desdeñosa, con un odio profundo por la otra Calamidad envuelta en vestimenta imperial, pero esto no causó problema en Jun Wu que siguió calmo mirando aquel carmesí que parecía fuego queriendo incendiarlo de alguna manera.

— ¿Tan celoso te pone que no seas tú el objeto de mis deseos?

Eso hacía casi vomitar al fantasma delante de él, pensar siquiera ponerse celoso por no obtener los favores del ajeno era una abominación e insulto para su propio ser. Su tez se puso más cenicienta, perdiendo un poco de su palidez característica mientras su semblante se ensombrecía.

— Primero perro antes que desearte, bastardo.

La risa sensata del Emperador volvió a retumbar en la sala, dominaba completamente sus acciones mientras que Lluvia Carmesí perdía la paciencia. Esto no le gustaba nada al azabache, porque siempre estaba en la posición de ser él quien se burlaba de otros, no ser el blanco de palabras así.

Pero no esperaba la reacción rápida del dios marcial que en segundos estuvo ciñendo su cintura atrayéndolo hacia él, mientras su lengua tibia se abría paso entre los testarudos labios que se negaban a cooperar en aquel beso que paso a paso iba volviéndose más húmedo. Hua Cheng se negaba a seguir esa locura, pero su cuerpo lo traicionaba con sutiles punzadas en su miembro, pensó que se estaba volviendo loco, pero no tuvo tiempo de pensar más cuando la otra mano fuerte de la otra Calamidad jaló su cabello con rudeza, arrebatándole un gemido de placer tan intenso que no lo pudo controlar.

— Así que al mocoso más rebelde le gusta que lo dominen... Veamos...

Jun Wu apretó más los dedos alrededor del cuerpo frío envuelto en telas carmesí y lo cargó como si de una pluma se tratara, soltaba pequeñas risas divertidas ante los reclamos y patadas que le daba el menor, pero solo era un niño contra su fuerza.

Caminó unos pasos y aventó boca abajo al fantasma sin ningún tipo de ceremonia y antes de que Lluvia Carmesí pudiera reaccionar, sintió el peso del cuerpo del dios marcial restregándose con descaro entre sus glúteos. Aunque las túnicas los separaban del roce directo, las sensaciones que consumían al azabache en ese momento era un deseo oscuro que lo estaba orillando a regañarse a sí mismo por lo que estaba sintiendo.

E-Ming, no podía quedarse tranquilo, así que salió disparado de la cintura de su maestro para retirar al atacante, pero se vio claramente rebasado por el gran poder del dios marcial que repelió el avance de la cimitarra con Zhu Xin en un solo movimiento. Encargándose de eso, Jun Wu se inclinó más hacia adelante, alcanzando la oreja sensible del Rey Fantasma para delinearla con su lengua expresando con sorna en un susurro.

— No está tan mal, Su Excelencia... Parece que el señor de Ciudad Fantasma tiene demasiado que ofrecer...

El estremecimiento que invadía cada célula del cuerpo de Hua Cheng lo ponía de malas, quería responder afiladamente como siempre, pero no podía hacerlo sin emitir sonidos vergonzosos que solo evidenciaban a su traicionero cuerpo. Sus dedos estrujaron los pergaminos a su alcance en un intento vano de calmarse, su erección estaba endureciéndose sin reparo y no le ayudaba sentir la respiración irregular de Jun Wu golpeando su nuca mientras jalaba el cabello azabache con rudeza.

— Tsk... Tú...

Cuando recién se había animado a hablar, Xueyu Tanhua vivió lo que menos esperaba en la vida, que sus pantalones fueran bajados como si fuera cualquier cosa y ser mancillado sin reparos por la virilidad que no sabía que había encontrado escape de sus propias ropas. Un largo gemido inundó el Salón Marcial mientras las caderas del Supremo revelaban las ansias de tener toda esa extensión palpitante en su interior.

— Si fueras mi amante, te prepararía un poco, pero solo eres un rebelde que cree que puede venir a hacer lo que quiere...

La voz rasposa del dios marcial hacía vibrar el fuego interno de Hua Cheng, quien abrió sus piernas y empujó su pelvis contra aquella erección de manera retadora.

— ¿Acaso crees que eso me preocupa? No eres el único que tiene alta estima en su sexualidad.

Aunque el dios marcial se sorprendió por breves segundos, una sonrisa ladina adornó su rostro después de ver que la temeraria forma de ser del contrario no disminuía, haciendo que sus ganas de someterlo fueran aún mayores.

Jun Wu llevó una de sus manos a la parte alta de la espalda de Lluvia Carmesí y lo inmovilizó contra el escritorio, para dar paso a la siguiente acción que fue penetrarlo sin ningún cuidado, por lo que la garganta del fantasma soltó un alarido combinado entre el placer y el dolor. Pero si el Emperador pensaba que eso mermaría el espíritu de lucha del menor, estaba equivocado.

Para su impresión más interna, las caderas se movían en perfecta sincronía, ambos se permitían llevar el ritmo con tal de arrancar los jadeos más oscuros de su interior. La mano poderosa del dios marcial jaló con más fuerza los mechones oscuros a su alcance para tener acceso total al cuello blanquecino dejando marcas rojizas en él que serían visibles a la distancia, lo que lo complacía de sobremanera.

Aunque ninguno lo admitiera, era la experiencia más intensa que habían vivido en el plano sexual, ambos siendo dominantes sin ceder al otro, pero con el respeto secreto por el espíritu que comprendían tenía su contrincante.

Todo hubiera seguido igual, de no ser por las palabras que dejaron helado por primera vez al Emperador pero que después lo llenaron de nuevos ánimos para llegar hasta el final.

— Si vas a follarme así, al menos muéstrame cuánto puedes aguantar... Veamos quien es mejor... Si el Cielo o el Infierno...

La voz quebrada por los jadeos de Hua Cheng tenía una carga de burla, lascivia y reto que Jun Wu no podía tolerar, así que solo dijo lo más solemnemente posible, a pesar de su respiración errática.

— Xueyu Tanhua... Acabas de retar al dios máximo, si te enloqueces por mí... No vengas a llorar después de que eres un perro...

TGCF. El rincón de los shipps crack y másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora