Caminaba por todo el gimnasio buscando la puerta porque tengo una maldita vejiga más pequeña que la dignidad de todos y cada uno en esta fiesta.
Probablemente me veía ridículo por el modo en que me agarraba de las paredes, completamente agachado, hasta que el portón de la puerta me dio en la cara.
–Puta madre– murmuré por lo bajo y abrí la puerta.
Corrí lo más rápido que mis piernas podían para llegar al baño que estaba sorprendentemente solo cuando llegué.
Adoraba eso, si hubiera alguien que conociera en el baño, lo más probable es que hubiera elegido regresar a orinar en mi casa.
No hubo mucho que hacer, me estaba lavando las manos y me llegó otra notificación de mierda en BeReal. Entré a la app dándome cuenta de que la notificación era de Han, esa chingadera no tenía ningún sentido porque ninguno de los amigos de Han tenía BeReal además de mí, y nosotros estábamos en la misma fiesta.
Abrí la foto y leí la descripción:
"Wey, dónde estás?? Se dejó venir el rancho littt"
Analicé la foto, eran literalmente los pies de todos, pero había algo diferente. Parecía terciopelo, aunque no le presté tanta atención.
Llamé a Han.
–Hey, Lix, ¿sí viste el BeReal que publiqué?– empezó él.
–¿El de pies? Sí, ¿qué con eso?
–Wey, no mames, ahí se veía, no seas ciego; unos rancheros llegaron, wey. ¡Qué mendigo oso!
–No mames, ¿neta?– lo puse en altavoz y empecé a buscar la foto.
Era eso. El terciopelo eran botas.
–Vente ahorita, wey, no me quiero quedar aquí solo– habló tomándole a la limonada que había pedido antes de que me fuera.
–Voy.
Colgué la llamada y sequé mi celular con una toalla que había ahí cerca.
Corrí casi todo el camino de regreso al gimnasio de la escuela y literalmente fueron lo primero que me encontré al abrir la puerta.
Eran dos tipos y daban saltitos pegando patadas al suelo, abrazados con dos chicas de la escuela que reían a cada vuelta que daban. Ahora la música había cambiado de Bad Bunny a una completamente extraña, hablaba de quebrar algo o no sé pero eso se escuchaba.
Los profesores estaban encantados riendo y aplaudiendo. Quizás eran payasos.
Quise pasar a un lado de ellos para ir con Han, pero uno de ellos me tomó del brazo, pegándome a su pecho y volviendo a dar saltos.
–¡No mames!– grité por el susto –No me toques, naco. Aléjate de mí– le empecé a gritar a él volteando a los lados buscando a Han, pero solo encontré gente grabando. Gente grabando a ese ranchero agarrarse a mí.
La vergüenza empezó a correr por todo mi ser cuando literalmente se inclinó bruscamente hacia adelante junto conmigo, volviéndose a levantar. Repitió esto un par de veces más.
Realmente me sentía asqueado porque me estuviera moviendo así, sentía sus manos sudorosas cuando me agarraba el hombro y el olor a sudor me mareaba. Quería vomitar.
Me tenía dando vueltas de un lado a otro y mi cabeza dolía como la mierda, me quería ir.
–¡Ya déjame, hijo de tu puta madre! ¡Llamaré a los guardias!
–¿Por qué?, ¿cansadito?– me preguntó con una sonrisa odiosa. Me quedé callado, yo no le iba a dar explicaciones a este tipo –Si no respondes no te suelto.

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Chicos fresas
FanfictionDonde Felix es tremendamente fresa e hijo de uno de los abogados más importantes del país, mientras que Hyunjin es hijo de un ranchero buchón. Sus vidas se encuentran cuando al estúpido Hyunjin se le otorga una beca en la ciudad. En una escuela priv...