Salté fácilmente la valla del instituto y ayudé a Patricia a hacerlo.
-¿Dónde vamos?-Me pregunto Patri.
-¿Donde quieres que vayamos?
-Tengo hambre.-Dijo sonriendo.-Vamos al Starbucks.
-Donde quiera mi niña.-¿Mi niña? ¿La acababa de llamar mi niña? ¿Desde cuando era yo tan cursi?
Nos subimos a la moto y me dirigí al Starbucks. Allí apenas habían tres o cuatro personas así que pudimos elegir sitio. Nos tomamos un Frapuchino y una cookie cada uno mientras hablábamos de tonterías. Al acabar decidimos pasar lo que quedaba de mañana en mi casa ya que no habría nadie: Mike y Alissa estarían en clase y mis padres se habían ido a Estados Unidos por algún motivo de la empresa.
Aparqué la moto y subimos a mi casa por el ascensor. Cuando llegamos arriba la tv estaba puesta y oí la voz de mi hermana.
-Mierda.-Murmuré.
Noté como Patri se tensaba.
-Tranquila, ¿vale?-Patri asintió.-Es mi hermana, y ya te conté que tengo mucha complicidad con ella.
-¿Alex?-Oí la voz de mi hermana llamándome desde el salón.
-Ven.-Le susurré a Patri cogiéndola de la mano.-Hola Alissa.
-¿No deberíais estar en el instituto?
-Si mamaaaa.-Dije soltando una carcajada.
-Bueno nos vamos arriba.
-¡¡Cuidado con lo que hacéis!!-Gritó Alissa.
Me limité a sacarle el dedo del medio. Y nos dirigimos los dos a mi cuarto.
-Es increíble lo grande que es.-Dijo referiendose a mi cuarto.-Sigo en shock.
-En America mi cuarto era más grande.-Aunque este no estaba mal, tenía una cama de matrimonio justo en medio, en la pared donde está el cabezal de la cama una foto enorme mía de pequeño con una moto. En la parte izquierda un escritorio y miles de estanterías donde había de todo: fotos con Jack e Ian (mis mejores amigos en América), trofeos que conseguí de pequeño, una bota de fútol firmada por Sergio Ramos.... Justo enfrente de las estanterías había una tele con un sofá y varios puff. Junto a ellos una puerta que daba lugar a un armario.
-Pues a mi este me encanta. Sobre todo esa foto.-Dijo señalando la foto que había en la pared de la cama.-Por lo que me dijiste ayer, debes ser tu. ¡¡¡Eras tan mono!!!
-Ah, ¿y ahora no?-Le pregunté haciendome el ofendido.
-No tanto.-Contestó con una sonrisa muy pícara.
Sin dudarlos me tiré ecima de ella y empecé a hacerle cosquillas.
-¡PARA!-Gritaba ella.-¡Para porfavor!
-No voy a parar hasta que no me digas que sigo siendo igual de mono.-Le dije sin dejar de hacerle cosquillas.
-Lo eres, y ahora para.-Dijo riendose mucho.
-¿Que has dicho?
-Que lo eres.-Dijo aún con la respiración acelerada.
Y en ese momento empezó a acercarse a mi, haciendo que sus labios rozaran los míos empezando así un beso. El primero de muchos.
-Lo...Lo siento Alex.-Dijo levantandose bruscamente.
-¿Por que?-Le pregunté levantandole la barbilla para que me viera.-¿Qué es lo que sientes?
-Alex yo...
Sin dejarle acabar de hablar la besé. Mis manos la cogían por la cintura y noté como las suyas colgaban de mi cuello.
-No lo sientas, ¿vale?-Le dije separandome de ella pero sin soltarla.-Es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.
Nada más acabar de hablar me volvió a besar. Y así pasamos la mañana entre besos, abrazos, caricias, más besos... Hasta que oí a mis padres, estaban en casa. Rápidamente me levanté del sofá donde estabamos y empecé a andar por mi cuarto.
-Mierda. Mierda. Mierda.
-¿No estaban de viaje?-Me preguntó Patri.
-Eso se supone.-Dije pasandome la mano por el pelo.-Te llevo a casa, ¿vale? Cuando mi padre se entere que he robado las llaves de la moto, que me he saltado el insti y que estás aquí conmigo se va a liar muy parda, me van a echar la bronca del siglo y no quiero que lo veas....
Patri se acerco a mi y me abrazó. En ese momento era lo que necesitaba. Lo que más me calmaba.
Se suponía que mis padres estaban de viaje, ¿por que están aquí? No lo entiendo. Me van a reñir demasiado, llevan demasiaso tiempo pasandome muchas por alto, pero no creo que esta sea pasable. Me dejaron probar en el instituto con la condición de no saltarme clases y aquí estoy yo, apenas tres días después de haberlo empezado en mi casa.
-Tranquilo, vamos.
La cogí de la mano y bajamos bajo donde mi padre estaba hablando por teléfono. Inmediatamente al verme colgó.
-¿Alex no deberías estar en el instituto?-Me preguntó con una mueca de confusión.
No le conteste seguí andando hacia el ascensor, pero se puso justo delante de mi.
-¡Alejandro! ¡Te he preguntado que estas haciendo aquí!
-Es mi casa.
-Deberías estar en el instituo.
-Debería.-Dije riendome.
-¡Alejandro no me vaciles!
Ante el gritó que había pegado mi padre, mi hermana y mi madre salieron del salón.
-¿Alejandro que haces aquí?
-Otra que tal....Es mi casa, ¿no?
-Alejandro tenemos que hablar serieamente.-Dijo mi padre-Le diré a Salvador que lleve a tu amiga a su casa y asi podremos hablar mejor.
-No. Nadie va a llevarse a Patricia de aqui. Y yo no tengo nada que hablar con vosotros.
Desde que había empezado a discutir con mi padre practicamente me había olvidado de Patricia, pero sabía que seguía junto a mi ya que seguía de mi mano. En ese momento la miré y su cara era de desconcierto, pasó su mano por mi brazo para mostrarme su apoyo.
-¡He dicho que tenemos que hablar Alejandro!-Gritó mi padre más alterado todavía.
-Papá relajate.-Le dijo mi hermana.
-Alissa, sé que quieres a tu hermano más que a nada, pero esto es indefendible.-Sentenció mi padre.-Su comportamiento es imperdonable. No puede hacer lo que le de la gana.
-Si que puedo.-Dije sacandome mi mejor sonrisa.
-No Alejandro. Debes obedecerme, soy tu padre y tú eres menor de edad.
-Tú hace mucho que dejaste de ser mi padre.
Había dado donde dolía y como todo tenía sus consecuencias. La mano de mi padre se estampó contra mi pómulo. Cuando me disponía a abalanzarme sobre mi padre mi madre se interpuso.
-¡Se acabó!-Gritó mi madre.-Alissa acompaña a tu hermano arriba, y a ti jovencita te acompañará Salvador a casa.