Dahiana tenía sus mejillas rojas, no podía creer que ella estuvo haciendo eso en un sitio lleno de gente y más que se tomó el atrevimiento de decirle a Alexander que quería que se repitiera otra vez. Era un lobo, él se contenía con ella para no lastimarla, pero sabía que en los celos de los alfas para una humana como ella, era nada bonito. Fue algo que vivió con Jonathan antes, él no se preocupó por ella mientras dejaba salir todo, simplemente era su placer el que valía.
Puso un mechón de su cabello detrás de la oreja, mientras arreglaba su vestido lo mejor que podía y de paso, se colocaba la ropa interior.
— Tenemos que irnos de aquí lo antes posible —informó Alexander, detrás de ella, y ayudándola con el vestido—. Mi madre acaba de entrar en labor de parto.
— Oh, eso es genial —se quedó quieta, esperando que él arreglara de paso su collar—. ¿Y Owen?
— Se lo llevaron a la manada principal de mi padre —le informó—. Siéntate en la silla. Voy a ayudarte con el cabello.
— ¿Ahora te volviste estilista? —preguntó ella, en un tono burlón—. Ver a un alfa milenario haciendo este tipo de cosas es un poco extraño.
— Siempre lo hacía con mi hermana —Alexander se puso nuevamente detrás de ella—. Cuando éramos niños, Bahir tenía el cabello largo y yo también, solo que nos quitamos todo cuando decidimos tomar las riendas de nuestras vidas.
— Bahir y tú son muy unidos, otra persona ya lo hubiera matado después de lo que te hizo —se quitó algunas pinzas que sostenían su cabello—. Se nota que se quieren mucho.
— Es mi mejor amigo desde siempre, aunque es medio estúpido, mi papá me dijo que lo heredó de su padre —Alexander comenzó a tejer su cabello—. Es el hombre que vimos la otra vez en el hotel.
— Bahir y él son idénticos, de seguro no sacó mucho de la madre.
— Su madre es una famosa diseñadora, ya la conociste.
— Estar cerca de una celebridad como lo es Clary, no se ve todos los días —alisó su vestido—. Quiero ser como ella, tener mucho dinero e irme lejos.
— ¿Lejos?
— Sí, quiero mudarme a otro lado —confesó, mirando el piso—. No he podido tener la vida que quiero, porque si no es trabajando, es cuidando de Owen. Creo que unas pequeñas vacaciones no caerían tan mal después de todo.
— Entiendo, tienes razón —el alfa terminó con el peinado—. Vamos, te llevaré conmigo a la manada de mi padre.
Dahiana tomó su mano, él sacó primero la cabeza y después emprendieron el viaje hasta la salida. Esquivando a algunas personas que se encontraban bailando y hablando entre ellos. No le prestó atención a Jonathan, ya las cosas estaban en claro. Como él conocía un camino en donde nadie los iba a molestar, fueron por ese.
— No te asustes si ves a mi madre gritar más de la cuenta —le pidió Alexander—. Ella con este embarazo está más sensible.
— ¿Así como yo?
— Tú eres un caso aparte —Alexander le abrió la puerta del auto—. Te enojas por todo, no hay poder en la tierra que te haga cambiar de opinión.
— Que feo tu caso —chasqueó la lengua—. Porque tendrás que aguantarme por los próximos meses.
— Eso es lo más lamentable.
Dahiana le dio un golpe en el brazo, ya que se sintió ofendida, Alexander era un hombre muy apuesto, que si lugar a dudas llamaría mucho la atención de las personas.
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Una esposa para el alfa
Hombres LoboEllos no son almas gemelas, no soportan verse. Entonces, ¿por qué ambos terminaron enlazados? Dahiana con una marca de un alfa en su cuello y Alexander marcando a una humana. ¿Lo peor de todo? Es que ambos tienen que hacerse cargo de un niño que ni...