Miedo, era lo que Alexander sentía en esos momentos. Ya se acercaba el día en el cual él y Dahiana al fin dejaría de lado el contrato y todo sería con un último viaje. Sus cachorros estaban corriendo por la casa en su forma de lobo... sí, cuando eran como lobos, podían correr o caminar como si nada, pero en sus formas humanas, eran demasiados ñoños y él casi no tenía paciencia para nada.
— Papá —Owen entró a su oficina como siempre—. ¿Por qué me tengo que quedar aquí?
— Porque me dijiste que querías pasar tiempo con Naisha —se levantó de su asiento—. Serán por unos pocos días, y recuerda que me dijiste que ibas a molestar a Bahir en mi ausencia —lo cargó—. Tienes que dejar de escaparte siempre, un día de estos, matarás a tu abuela de un susto.
— ¿Quieres chocolate? —Owen le mostró un pedazo de chocolate, el cual ya tenía en sus manos—. Mamá me dijo que te lo diera.
— Tu madre anda haciendo muchas cosas hoy en día —salió de la oficina—. ¿Puedo saber por qué no va a verla a ella y siempre viene a mí luego de salir de la escuela?
— Es que me gusta estar conmigo y mamá me dijo que no puedo ir con ustedes porque estoy en la escuela y no es justo —hizo un puchero—. Quiero quedarme aquí, pero...
— Owen —sonrió hacia su hijo—. No te pongas triste, serán unos días. Ya sabes de lo que hablamos. Naisha está aquí para quedarse contigo durante un tiempo. ¿Sí?
— Sí, el tío Kang me dijo que ella es su esposa y que cuando quiera un favor para sacar del camino a cualquier niño, que se lo pida a él.
Contó hasta diez, porque en sí, su primo y Dahiana tenían la tendencia de ser asesinos en potencia y con más razón, porque a su esposa y primo siempre querían estar matando con cualquier persona que exista y temía que la próxima víctima fuera él por haberle ocultado lo que sucedió realmente cuando la marcó.
— ¿Me llevarás con mamá?
— Sí, ya se terminaron mis reuniones por el día de hoy —presionó el botón del elevador hasta el piso de la oficina de Dahiana—. Tu madre me dijo que te has estado portando bien en la escuela. Que sigues siendo el mejor en tu clase.
— Es que tengo que serlo, porque quiero ser un gran millonario en el futuro —el pequeño rodeó su cuello con ambos brazos—. Ya los niños no me molestan en la escuela, porque dicen que mi papá es millonario y cómo estudio en una escuela de gente pobre...
— No digas eso, ya que a tu madre le costó mucho el que estés estudiando hoy en día —pellizcó su mejilla—. Si decidimos que te quedaras ahí, fue por algo y además, es para que no se te suba a la cabeza el que tienes unos padres millonarios.
— Es que por algo eres mi papá.
El elevador terminó por llegar al piso de Dahiana, y caminaron hacia su oficina. Algunos empleados los saludaron y volvieron a sus asignaciones; por el hecho de que tenían permitido hablar sobre su relación con ella. Entró sin tocar la puerta, y vio que ella estaba recogiendo las cosas y anotando otras. Los niños se encontraban debajo del escritorio y en cuanto los olieron, fueron hacia ellos.
— Abajo, papá —ordenó Owen, queriendo estar cerca de su hermana—. Ada —la pequeña loba se quedó quieta para que Owen la cargara y de inmediato, así lo hizo.
— Ya me estoy preparando para irme —dijo Dahiana, haciéndose a un lado para que los lobos pudieran correr—. Si esto ocurre cuando ellos tienen tres meses, no me quiero imaginar lo que harán cuando tengan un año.
— ¿Cómo estás tú? —le preguntó Alexander, tomando a Dominick en sus brazos, mientras que Oriel se movía entre sus piernas—. ¿Qué tal te está yendo en tu primer día de trabajo?
ESTÁS LEYENDO
Una esposa para el alfa
LobisomemEllos no son almas gemelas, no soportan verse. Entonces, ¿por qué ambos terminaron enlazados? Dahiana con una marca de un alfa en su cuello y Alexander marcando a una humana. ¿Lo peor de todo? Es que ambos tienen que hacerse cargo de un niño que ni...