Dahiana suspiró feliz, había escogido un vestido que se acoplaba tan bien a su cuerpo que hasta ella misma temía que fuera a romperse. Deseaba tanto estar en paz consigo misma, que esa noche sería perfecta. El vestido que tenía puesto, era de su madre, ya que no tuvo tiempo de ir por uno y Alexander le dijo que no estaba seguro de si ella iba a aceptar ir con él. Owen se encontraba con el alfa mayor, en la otra habitación, tomándose el tiempo también de prepararse.
Se miró por última vez en el espejo, y tomó su celular al igual que una cartera de mano. Salió de la habitación para ir a esperar a sus dos hombres, pero se llevó la grata sorpresa de que estos dos ya se encontraban en la sala, esperando por ella.
— Lamento mucho la tardanza —terminó de bajar las escaleras—. Estaba arreglando un poco el vestido.
— Vaya, mamá —Owen caminó hacia ella—. Te ves hermosa, papá está enamorado de ti.
— Deja de decir ese tipo de cosas —Dahiana se sonrojó mucho—. Se ven muy guapos.
— Tú te ves como una princesa, mamá —dijo Owen, abrazándola por las piernas—. La mujer más hermosa del mundo.
— Vaya, mi hijo anda coqueteando con su madre —Dahiana se agachó para besar la frente de su hijo—. Interesante.
— Te ves muy hermosa —dijo Alexander, recuperando el aliento—. Tu madre supo qué vestido guardar para una ocasión así.
— Mi esposo de contrato está muy coqueto también —se enderezó—. Vamos, el camino es largo.
— ¿No te vas a despedir de la abuela? —preguntó Owen, tomando su mano—. Ella casi no me visita.
— Tu abuela me tiró el vestido a la cara y me dijo que tenía una cita esta noche —pellizcó su mejilla—. Pronto la veremos por aquí de la mano con un lobo.
Salieron de la casa, y ya un auto los estaba esperando. Owen fue colocado en el asiento trasero por Alexander, el cual le puso de inmediato el cinturón de seguridad. Ella entró en el asiento de copiloto, arreglando lo mejor que podía su vestido; el cual en unos meses ya no podría colocarse por más que quisiera. Con un pequeño suspiro, ella se abrochó el cinturón de seguridad y después mordió su labio.
— En unos meses tendrás que buscar otro vehículo más grande —dijo al fin—. Mi vientre está plano, pero luego de los dos meses se volverá más grande.
— Tu vientre estará de un tamaño normal, porque son lobos —dijo Alexander, sin dejar de mirar la carretera—. Estuve investigando, y hablando con mi madre. Me dijo que Owen sintió solo un bebé porque es humano, y que no percibió a los otros dos porque son lobos —explicó—. Es normal que cuando son más de un bebé, solo se escuche el latido de uno solo, eso pasó conmigo y Kiara.
— ¿Entonces no estará tan gorda? —puso sus brazos hacia el frente, y Alexander negó con la cabeza—. Y yo quería molestarte.
— ¿Por qué me molestarías? ¿Te volviste loca?
— Deja de decirme que estoy loca o voy a matarte —apuntó—. Tú fuiste el sujeto que se desmayó con la noticia de que será padre, algo que deja mucho que decir.
— Bueno, no es mi culpa que ese doctor tenga tan poca ética —bufó.
— Mamá —la llamó Owen—. Deja de discutir tanto, te hará mal.
Dahiana infló las mejillas, su hijo estaba dejándola de lado para ponerse de acuerdo con Alexander, porque ahora esos dos parecían en realidad padre e hijo y ella la mujer que tenía la tarea de cuidarlos. Las luces de la ciudad los recibieron, de igual modo los reporteros que estaban al pendiente del estacionamiento. Gracias a Dios, el auto de Alexander era de vidrios oscuros, por lo que no podía verlos bien y Owen estaba libre de ser visto.
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Una esposa para el alfa
Manusia SerigalaEllos no son almas gemelas, no soportan verse. Entonces, ¿por qué ambos terminaron enlazados? Dahiana con una marca de un alfa en su cuello y Alexander marcando a una humana. ¿Lo peor de todo? Es que ambos tienen que hacerse cargo de un niño que ni...