Capítulo 27 Repercusiones

44 31 0
                                    

Que el amor sujete al dolor para que ambos no se hundan, que la oscuridad conserve su lustre de cuervo; ah, más dulce estar borracho de pérdida, bailar con la muerte, golpear el suelo.

- Alfred, Lord Tennyson, In Memoriam A.H.H.

El área de carga se encuentra en silencio, puedo ver a Birgit recargada sobre Adam mientras duerme. Hank examina a Verónica si tiene algún daño. La expresión desencajada de Silvana es muy distinta a la mirada de determinación que mostraba al iniciar la misión. Hace unas horas rescatábamos a Verónica y cualquiera que nos hubiese visto pensaría que estábamos en un entrenamiento de rutina, nada fuera de lo habitual. Ahora luchamos contra nuestros propios demonios. Quizás al aterrizar cada uno de nosotros podamos volver a nuestras rutinas diarias y olvidar lo que ha sucedido. Todo aquel tiempo que falta para llegar a Hunter me produce un extraño déja vu. Al observar a Hank y Verónica, me recuerda a aquellos códigos y ritos que tienen las parejas, sus propias maneras de discutir, de perdonarse, hasta incluso de hacer el amor. Me acerco hacia Heike y recojo su cabello con suavidad. No responde o hace movimiento alguno. Sólo resopla, resuena el aire saliendo de su nariz y una sonrisa de esperanza se dibuja sobre su cansado rostro, quizás porque cuando llevas soportando una rutina agotadora lo único que esperas es que alguien te reconforte. Su piel se eriza al sentir mi respiración sobre su cuello. Ella acaricia mi cabello, puedo sentir una fuerte atracción que me hace acercarme hacia sus labios. Con el corazón acelerado cerré mi mano sobre su cintura. Mi respiración y mis palpitaciones comenzaron a estar en armonía como si de algún modo encontraran su ritmo y bailaran con la música que hay en nuestro interior.

Puedo escuchar la voz de Annika a través del comunicador:

<< Estamos por ingresar a nuestro espacio aéreo, prepárense para el aterrizaje.>>

Eckard hace un movimiento con su mano, seguidamente añade: — Al parecer tenemos visitantes, al juzgar por sus uniformes es la oficialía concejal.

Veo una mirada de sorpresa sobre el rostro de Silvana.

Birgit se apoyó en la pared y observó por la ventanilla de la nave, afuera una lámpara iluminaba la nave mientras por el altavoz se escuchaban las órdenes: << Nave Falcón, favor de aterrizar en las cercanías de nuestro perímetro, son órdenes directas de la concejal Dagmar. Repito: nave Falcón, favor de aterrizar en las cercanías de nuestro perímetro, son órdenes directas de la concejal Dagmar. Si no acatan nuestras órdenes tenemos permiso de derribar su nave >>

— ¿Qué es la oficialía concejal? — preguntó Birgit.

— La oficialía concejal son los únicos capaces de detenernos, su poder es equiparable al Consejo; sin embargo, no tienen permiso de actuar y hacer uso de sus poderes sin una autorización del consejo o de dos concejales que les permita hacer uso de sus funciones — respondió Silvana.

Al aterrizar la oficialía concejal aborda la nave, delante de nosotros se encontraba un hombre alto, de cabello de cabello corto y el rostro afeitado; sobre sus anchos hombros llevaba colgando un cordón dorado sujeto al botón de su chaqueta. A su lado, se hallaba un hombre de más edad con el cabello cubierto de canas y espesa barba. Su uniforme es negro, y le brillan las insignias sobre su pecho. En su boca se le dibuja una sonrisa y seguidamente añade: — Tenemos órdenes directas del concejal Katar y de la concejal Dagmar en contra de Silvana Milenka Daitlov, por la realización de una misión no autorizada en un territorio hostil.

Silvana afirmó en silencio y extendió sus manos hacia uno de los miembros de la oficialía concejal quien le colocó las esposas, mientras continuaba diciendo:

<< Hasta terminar las averiguaciones, la nave Falcón y su tripulación quedan bajo el resguardo y la jurisdicción de la oficialía concejal, la nave escolta Kamus los conducirá hacia nuestra sede. >>

PROVIDENCIA EL SEÑOR DE LA GUERRA Y LA REBELIÓN DE HUNTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora