Alec vio como la mujer de su vida cerraba los ojos poco a poco, estaba desesperado no sabía que hacer.
— Alec, necesito que te concentres. — Le pidió Sulpicia a su hijo. — Ella va a estar bien, confía en mí.
Él asintió, le dió un pequeño beso en la frente y miro a su madre quién le dió indicaciones, le pidió un bisturí, tomo aire antes de hacer la cortada, suspiro al ver la sangre salir sin control alguna y manchar todo.
— Esto es demasiado. — Dijo Jane saliendo del cuarto tapando su nariz.
— Necesito que saquen a todos los vampiros de rango menor, no puede haber nadie incapaz de controlar su sed en este castillo mientras estamos con la cesaría. — Pidió Sulpicia.
Athenadora asintió y salió del castillo.
— Ayúdame. — Le pidió a Alec. — Necesito sacar el bebé y que estés atento.
Lo que nadie en el castillo se esperaba es que no era un solo bebé, eran tres y el proceso fue más largo de lo esperado. Athenadora, Sulpicia y Alec hacían lo mejor que podía para evitar que Scarlett perdiera tanta sangre y su corazón siguiera latiendo.
— Va uno. — Sulpicia trago fuerte.
Los reyes estaban mirando desde la puerta todo lo que estaba pasando, pero al escuchar el primer llanto Aro se acercó rápidamente.
— Aro, corta el cordón. — Le pidió Sulpicia. — Luego cubrelo con una toalla después le quitaré toda la sangre y demás.
Aro miro a Alec y este asintió entregándole al bebé, tenía que estar pendiente de Scarlett y que no dejará de respirar.
— Es un niño. — Susurro Aro impresionado.
Alec sonrió,un mini él.
— Faltan dos más. — Rió Sulpicia. — El castillo tendrá mucho trabajo de ahora en adelante.
Todos estaban en la expectativa, algunos más alejados de lo que quisieran porque era imposible ver y oler tanta sangre sin darles sed pero podían escuchar todo.
— Otro niño. — Sulpicia miro a Caus para que se acercará e hiciera lo mismo que Aro.
Athenadora miro a su esposo encantando, nunca pensó verlo cargando un bebé y era la escena más adorable de todas.
— Vamos pequeño, solo faltas tú. — Susurra Sulpicia. — Necesito que salgas para ayudar a tu mami.
Sulpicia se dió cuenta que el cordón umbilical estaba enredado en el cuello del bebé y aparte de eso su cuerpo era muy pequeño y flaco a comparación del de los dos primeros bebés.
— Es una nena. — La trato con mucho cuidado. — Marcus, ven.
Él se acercó con pasos tímidos, tomo a la bebé en sus brazos y corto el cordón, la miro con una enorme sonrisa, era una bebé hermosa a pesar de ser tan pequeña y tan débil.
— Salgan con ellos. — Pidió Sulpicia. — Tenemos que atender a Scarlett.
— Vamos. — Athenadora guío a los tres reyes que estaban hipnotizados con los pequeños.
Tenían que quitarle toda la sangre y ponerles algo de ropa. Sulpicia miro a su hijo y asintió era el momento perfecto para empezar la transformación de la chica, Alec la miro estaba pálido, con los ojos cerrados y con profundas ojeras aún así el consideraba que era la mujer más hermosa que sus ojos habían visto. Tomo aire antes de empezar a morder todo su cuerpo, desde su cuello, clavícula, hombros, brazos, muñecas, piernas, quería asegurarse de que el veneno entrara a sus sistema.