Scarlett realmente le estaba echando muchas ganas para poder mantenerse junto con sus hijos, los trillizos crecían rápido pero aún así tenían más tiempo con ellos de bebé que el tiempo que tuvieron los Cullen con Renesmee.
Rene había ido a Italia para poder conocer a sus nietos por lo que Alec tuvo que mudarse por unas semanas mientras la mamá de Scarlett estuvo con ellos.
Estaba totalmente enamorada de los pequeños de su hija menor y los había consentido hasta decir basta.
Scarlett había retomado sus estudios yendo a una escuela normal del país, así aprendería a controlar su sed, mientras Athenadora y Sulpicia cuidaban de los pequeños toda la mañana y parte de la tarde junto con los demás miembros de la guardia y claramente su padre.
— Están demasiado grandes. — Murmuró mientras alzaba a su pequeña. — Mira lo linda que te has puesto, ya casi tienes un año.
La niña soltó una gran sonrisa.
— ¿Cuando dirán mamá? — Le pregunto a sus tres hijos.
— ¿Por qué mamá y no papá? — Scarlett se volteo al ver a Alec entrar a la casa.
— Porque estuvieron en mi vientre, se alimentaron y me rompieron las costillas a mí.
— Touche. — Tomo a Davina en sus brazos y le dió un beso. — ¿A qué hora pasas por ellos?
— A las 10. — Respondió simple. — Después de que Cristina venga a hacer la tarea, iremos a comer algo y podré pasar por ellos.
Él asintió.
— Y... ¿Vendrá alguien más? Capaz otra compañera o compañero... — Intento sonar lo más casual posible pero aún así Sacarlett lo miro divertido.
— Solo seremos Cristina y yo. — Le dijo. — Debe estar por llegar, si quieres esperar y ver.
— No, no quiero. — Fue honesto. — Tomaré a mis tres terremotos y te dejaremos con tu amiga.
Le dió un pequeño beso en la frente, tomo el cochecito de los trillizos, su bolsa con todas sus cosas y salió de la casa.
La relación de Scarlett y Alec había mejorado con el pasar del tiempo, no se habían reconciliado pero mantenían una sana convivencia por sus bebés al igual que una buena comunicación. Después de los tropiezos con Dakota, Alec no había vuelto a estar ni a mirar a otra vampiresa que no fuera a ella y Scarlett estaba muy concentrada en ella y en sus hijos para pensar en mirar a otro chico y más sabiendo que su corazón siempre le iba a pertenecer a dicho vampiro.
Alec había llegado con los trillizos al castillo y su hermana lo estaba esperando como siempre.
— Tenemos visitas. — Le dijo mientras tomaba a Nova. — Están en la sala de tronos.
— Dejaré a los trillizos en su habitación.
— Ella negó. — Aro quiere verlos.
Alec bufó pero aún así camino con ellos hasta la sala de tronos, podía distinguir las voces de los vegetarianos hablando con su amo y también la presencia de algunos de la guardia.
— ¿Que hacen aquí? — Murmuró.
— Pidiéndole asilo a nuestro amo, tuvieron que irse de Forks porque la gente estaba empezando a hablar una vez más de porque no envejecían. — Explico brevemente antes de abrir la puerta.
— Llegamos, Amo. — Alec hizo su reverencia.
— Oh Alec veo que ya estás aquí con mis queridísimos nietos. — Sonrió. — Fíjate que parte de la familia de nuestros niños también están aquí.
