El departamento de Minnie podría haber sido considerado amplio si el salón no hubiese estado repleto de cuadros, lienzos, caballetes y pinturas. También podría haber sido llamado elegante de no haber tenido manchas de todo tipo de pinturas en las paredes.
Minnie: Por si no lo notaste antes, mi departamento es también mi estudio -Resaltó fríamente mientras lanzaba las llaves de su auto a un lado, como si no le interesaran y comenzaba a bajar la cremallera de su hermoso vestido, exponiendo segundo por segundo un poco más de piel de su tersa espalda… ¿Realmente iba ella a desnudarse frente a Miyeon?
Miyeon: Está algo… desordenado -Observó. No quería ser descortés, pero tampoco una mentirosa.
Minnie: Lo sé. Y realmente no lo lamento -Dijo encogiéndose en hombros, como si la regla principal en su vida fuese “O te adaptas a mi estilo o te largas”.
Miyeon: Me gusta que no lo hagas-Y era cierto. Minnie era ella, y le gustaba. No quería que lo lamentara.
Fue entonces cuando Minnie dejó a la tela azul caer de su cuerpo…
“¡OH POR DIOS!”
Minnie estaba completamente desnuda frente a ella… Ni siquiera había estado usando brasier o bragas, lo cual hizo a Miyeon sentirse como una idiota por no haberlo notado antes… Y luego se sintió aun más idiota, pues no habría podido saberlo.
De repente hacía mucho calor, y el corazón de Miyeon palpitaba tan fuertemente contra su pecho que podría haberse salido de allí.
“Gracias por existir, caja torácica”
No sabía si era la armoniosa forma de su cuerpo, la forma en que sus curvas la llamaban o el simple hecho de que ella no pareciese tener pudor alguno, pero sentía a su centro palpitar, humedecerse e implorar atención con gritos silenciosos.
Tenía unos pechos firmes, una piel que se veía tan delicada como una pluma, y sus piernas la conducían directamente a su mayor deseo…
Minnie: ¿Tienes hambre o solo quieres ir a dormir?
Miyeon no respondió. Si iba a dormir quería hacerlo sobre ese par de firmes pechos, y si iba a comer quería…
“¡Miyeon! ¡Concéntrate!”
Minnie: Bien, como pareces bastante entretenida mirando mis pechos, comeremos algo. Tengo hambre.
***
La chica seguía desnuda cuando ambas fueron a la cocina.
Miyeon permanecía sentada en una de las sillas de la moderna y manchada encimera, admirando fijamente el trasero de la artista, el cual se movía junto a ella mientras preparaba dos simples tazones de cereal.
No podía evitar morderse el labio.
A la mierda… Todo era culpa de Minnie, su trasero, su falta de pudor y de sus padres por haberla hecho con tanto amor.
Estaba tan distraída que no se fijó en los dos hermosos tatuajes de libélula descendiendo por su cuello, ni en la forma delicada en la que preparaba aquel simple alimento. No se fijó en como reacomodaba su cabello nerviosamente, como no sabiendo que hacer a pesar de que seguramente había estado en esa misma situación muchas veces, ni en como se volteaba a mirarla de vez en cuando.
Miyeon la vió sentarse frente a ella y entregarle su tazón de cereales. Intentó concentrarse solamente en sus ojos, pero le era imposible teniendo un par más atrayente un poco más abajo, así que su mirada viajaba rápidamente de un lado a otro con indecisión y el aire de la habitación se hacía segundo a segundo mucho más pesado.
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La tatuadora de libélulas
RomanceCho Miyeon es una joven tatuadora de veinte años. Aunque no esta en el podio de los mejores tampoco es realmente mala y todos sus clientes suelen salir de la tienda bastante conformes con su trabajo. Sus compañeros admiran la pasión que desbordan su...