Capitulo 9

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Habían pasado once días desde que Minnie le había dicho que estaba enamorada de ella, y seguía sin responder sus mensajes.

Miyeon: Te estás comportando como una idiota, Minnie -Cada día, debido a su frustración, los mensajes se hacían más bruscos-... Y como una cobarde también.

Era domingo.

Lo bueno de los domingos para Cho Miyeon era que no debía trabajar, lo cual significaba un corto alejamiento de los calurosos suéteres y un descanso para su mano. Lo negativo era que, al tener más tiempo libre, tenía más horas para pensar en Minnie.

Yuqi: Deberías dejar de actuar como una loca desesperada e ir a su departamento de una buena vez. -Sugirió desde la cama de arriba. Por los ruidos que escuchaba supo de inmediato que su hermana adoptiva estaba viendo alguna presentación en vivo de Beyoncé.

Y la sola mención del departamento de Minnie le hizo recordar que había pasado un mes desde la llamada, y que ese día, si sus cálculos no fallaban, era el día en el que había acordado para que la joven de ojos marrones pudiese comenzar a pintarla.

***

No tenía esperanzas de que Minnie le abriera.

Lo más seguro es que la pintora viera su rostro a través de la mirilla y decidiera ignorarla, como siempre.

Pero aún así sentía que debía estar allí porque ella y Minnie tenían un trato... Y no quería romperlo.

Luego de que el ascensor subiera hasta el piso trece, que era en donde Minnie vivía, Miyeon buscó la letra D, fue así como se encontró frente a la puerta del departamento de la chica.

Era blanca como las demás puertas y estaba tallada de la misma forma. Rió ante esto. Los fabricantes querían dar la impresión de que todos los hogares eran iguales, pero Miyeon estaba segura de que ningún departamento se parecía al de Minnie, o al 12-B, o al 4-F, o al 15-C.

Estaba a punto de golpear aquella puerta idéntica a las demás cuando escuchó los gritos provenientes del interior, lo que la hizo detener la acción.

XX: ¡PÁGAME AHORA! -Decía una voz masculina desconocida.

Minnie: ¡YA LO HICE! -Se escuchaba increíblemente furiosa.

XX: ¡NO ME REFIERO A ESO!

Minnie: ¡NO VOY A ACOSTARME CONTIGO, BAMBAM!

Excelente. Ahora el desconocido tenia nombre, pero seguía siendo un desconocido.

BamBam: ¡PERO LO HACES CON TODOS!

Miyeon se sobresaltó al escuchar el ruido de cristales rompiéndose, pasos apresurados que se hacían cada vez más audibles y luego el chirrido de la puerta al ser abierta.

Lo primero que vió fue el cuerpo de quien debía ser BamBam. Tenía el cabello ondulado y un hilo de sangre le bajaba por la frente. Parecía mareado.

Lo siguiente que pudo notar fue a Minnie Yontararak sujetándolo por el cuello de la camisa y empujándolo hacía el corredor.

Cho Miyeon jamás había visto enojada a Minnie Yontararak... hasta ese día.

Observándola en ese estado pudo jurar que si esa mirada cargada de odio fuese dirigida a ella, posiblemente no viviría para contarlo.

Minnie hizo más presión en la camisa de BamBam y lo obligó a mirarla fijamente. El hombre tembló de miedo.

Cho Miyeon supo que ni siquiera el mejor de los escritores podría crear un villano más aterrador que en el que Minnie se había convertido en ese momento.

La tatuadora de libélulas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora