No es como si luego de ese beso fuesen algo, o como si aún fuesen un nada.
Estaban en la muy incómoda y despreciable mitad.
Estaban justo en el limbo de las relaciones afectivas.
Minnie: No quiero pintarte aún -Murmuró mientras caminaban hacia el corredor tomadas de las manos, el destino siendo la puerta del fondo.
Miyeon: ¿Sabes que eso significa que no me verás desnuda?
Minnie: Sí -Afirmó -, y realmente no me importa -Agregó con cierta indiferencia.
Miyeon: No puedo creer que hayas dicho eso, Minnie…
Minnie: Yo tampoco -Dijo con una dulce sonrisa, su mirada avergonzada fijándose unos segundos en el suelo-.Tal vez me estoy volviendo loca -Se burló.
Miyeon: Ya lo estabas…
Minnie se detuvo ante esta afirmación y se giró repentinamente para ver a Miyeon directamente a los ojos.
Una sonrisa nació en los labios de la pintora en cuanto sus miradas se encontraron, y en el momento en que una de sus manos acarició la mejilla de la tatuadora antes de alejarse lentamente, éste pareció haber sido un acto inconsciente.
Minnie: Tienes razón -Confirmó -. Tendré que buscar otra explicación coherente, supongo.
Y sin más sujetó aún con más fuerza la mano y la arrastró al interior de la habitación que ya la tatuadora sin tatuajes conocía.
Miyeon: ¿Qué haremos ahora, Minnie? -Quiso saber con cierto nerviosismo-. Si quieres ir directamente al próximo paso debes saber que no estoy lista y…
Minnie: ¡Miyeon! -La reprendió-. Solo quiero hablar… No quiero tener sexo contigo… Ni siquiera yo me siento preparada para eso, y créeme que era de las que se desvestían ante el primer idiota que representase un buen modelo para una grandiosa obra de arte.
Miyeon: ¿Acaso jamás has estado con mujeres? -Preguntó mientras se sentaba en la cama, adoptando la seductora pose típica que usaba para sus sesiones con Minnie casi de inmediato. Y no lo hacía para provocar a la pintora sino porque ya estaba acostumbrada a esto-. Siempre te refieres a "ellos"… Jamás a "ellas".
Minnie: Hubieron varias. La mayoría eran prostitutas… Pero con ellas era distinto, pues me acostaba con esas mujeres porque me atraían… Me arrepiento de haber estado con ellos, My, pero no con ellas.
Miyeon: Lo comprendo… -Murmuró, y era cierto.
Y dolía aunque aquellas viejas relaciones hubiesen sido pasajeras.
Dolía porque alguien más había besado a Minnie, y alguien más la había abrazado, y alguien más la había tocado, y a Minnie le había gustado.
Minnie: La primera fué Mary, la prostituta por la cual mi tío pagó para subirme el ánimo. Luego, al empezar a pintar, iba al prostíbulo y seleccionaba a mis modelos. Si me gustaban lo suficiente les pagaba el doble para que me concedieran sus favores al terminar…
Miyeon: ¿Eso quiere decir que jamás has tenido novia?
Minnie: No realmente… Al principio iba al prostíbulo todos los días y siempre pagaba por el servicio de Mary. Le contaba cosas, y ella escuchaba e intentaba hacerme sentir mejor. Pensé que teníamos algo, pero una noche la vi bailándole a un chico y abrazándolo como lo hacía conmigo, y me di cuenta de que ella realmente no me escuchaba ni me consolaba. Ella estaba allí por el dinero, y yo estaba allí por ella, porque necesitaba sentirme querida de alguna forma… Luego salí con Jessy, una universitaria que trabajaba todos los sábados en un club de striptease. Duramos una semana… Finalmente salí con Isabelle, quien también trabajaba en un prostíbulo. No me importaba con quienes se acostara, pues yo solo necesitaba sentir que tenía a alguien… Me dejó por un tal Peter que tenía dinero y la follaba en un callejón… Terminó embarazada según escuché.
ESTÁS LEYENDO
La tatuadora de libélulas
RomanceCho Miyeon es una joven tatuadora de veinte años. Aunque no esta en el podio de los mejores tampoco es realmente mala y todos sus clientes suelen salir de la tienda bastante conformes con su trabajo. Sus compañeros admiran la pasión que desbordan su...