Epílogo

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Cho Miyeon jamás llegaba tarde al trabajo, pero a todos les pareció extraño verla atravesar las puertas de la tienda de tatuajes durante su día libre.

Choong-Min: ¡Miyeon! -Saludó su jefe al verla.

Miyeon: A ti te estaba buscando -Dijo con una sonrisa mientras caminaba hacia él.

Choong-Min: ¿Sucede algo?

Y Miyeon lo miró a los ojos antes de decir unas palabras que el hombre no esperaba escuchar.

Miyeon: Quiero que me tatúes.

***

Choong-Min la llevó a su propia área de trabajo, esa donde estaba el grafiti y las personas que jugaban entre las letras.

"Es extraño como las cosas pueden cambiar en solo un par de años" pensó al ver el montón de modificaciones que su decoración tenía.

Choong-Min: ¿Es por ella? -Preguntó con suavidad mientras comenzaba con el diseño del tatuaje.

Miyeon: Sí -Admitió-... Por fin encontré una buena razón para tatuarme -Sonrió.

Choong-Min: Ha sido duro ¿Cierto?... Ya sabes, hace dos años ella...

Miyeon: ¿Puedes no hablar de eso? -Preguntó con cierta tristeza.

Le dolía recordar.

Choong-Min: Bien -Aceptó.

Y media hora después la tatuadora sin tatuajes estaba siendo marcada por la tinta por primera vez.

***

Cho Miyeon salió de la tienda de tatuajes y subió al auto que ahora le pertenecía. El interior estaba algo sucio, pero le gustaba así.

Era como si con todo ese desorden pudiese tener una pequeña parte de Minnie Yontararak junto a ella.

Condujo lentamente hasta un lugar al que no habría esperado volver entrar y llamó al elevador. En menos tiempo del que pensaba se encontraba frente a la puerta del departamento 13-D.

Miró las puertas idénticas a su lado y se preguntó si tras ellas se habían vivido historias tan pasionales y tristes como la suya con Minnie Yontararak.

Se preguntó si tras el 13-B había un final feliz, o si en el 13-A apenas comenzaba el infierno...

Abrió la puerta y entró dando pasos lentos que resonaron por toda la habitación.

Al encender la luz encontró un montón de cajas cerradas que había esperado ver, una ligera capa de polvo cubriendo el aire y el lugar casi vacío.

Se dirigió a la habitación que anteriormente había pertenecido a Minnie Yontararak y recogió una caja llamada "Cosas Importantes". Era bastante pesada, y Miyeon tuvo que hacer varios intentos para levantarla antes de lograrlo.

Bajó por el elevador y dejó la caja en su auto. Suspiró.

Aún faltaba algo.

Al volver a entrar, buscó en la habitación donde Minnie la había pintado desnuda, ese lugar donde Miyeon había visto la herida de su muñeca por primera vez y tomó la pequeña caja que citaba "Libros".

Salió de allí sintiendo los viejos libros de la pintora golpear unos contra otros dentro de la caja y suspiró.

Le agradaba saber que el departamento se vendería, pues le traía muy malos recuerdos, pero también lo extrañaría, debía admitirlo, pues también había vivido momentos buenos.

Sin saber cómo, terminó dirigiéndose a la terraza y arrastró una empolvada silla para sentarse en ella.

Pensó en la noche en la que Minnie se había sentado allí con el deseo de morir y el corazón se le encogió en el pecho. En sus ojos se formaron lágrimas que intentó retener.

La tatuadora de libélulas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora