La tatuadora de libélulas

Capitulo 11

Si Minnie no hubiese estado recostada en su auto mientras fumaba un cigarrillo, Miyeon no habría reconocido el vehiculo.

Miyeon solo había estado dentro de el una vez, y cuando lo hizo era de noche, así que no pudo detallar con exactitud el exterior.

Ahora que los rayos del sol del atardecer lo iluminaban, la tatuadora podía darse cuenta de que el auto era bastante caro, pero a la pintora no parecía importarle esto, pues había manchones, abolladuras y tierra estropeando la pintura.

Minnie: Pensé que serías más rápida, Miyeon -Se burló mientras se alejaba de su auto y abría la puerta  del copiloto a la tatuadora. El cigarrillo fue a parar al suelo.

Miyeon: Pensaste mal, Minnie -Respondió antes de entrar al auto con cierta torpeza, casi presionando un botón que estaba segura era peligroso.

El interior no estaba mejor que el exterior.

Estaba completamente manchado con pintura, había envoltorios de hamburguesas sobre la alfombra y vasos de café vacíos sobre los asientos.

Minnie: Espero que te guste mi chiquero… -Murmuró con una sonrisa antes de cerrar la puerta, rodear el auto y subir.

Miyeon: No importa lo que yo piense. Tú seguirás teniéndolo así.

Minnie: En eso tienes mucho razón -Coincidió con una sonrisa.

Miyeon:… ¿Donde vamos, Minnie? -Preguntó luego de unos segundos mientras Minnie comenzaba a abrochar su cinturón. Y lo hacía con delicadeza, como agradeciéndole a aquel objeto por mantenerla a salvo.

Minnie: A mi estudio, por supuesto -Contestó como si ésto fuese obvio-. Han pasado dos días… ¿Acaso lo habías olvidado?

Y, aunque se sentía mal saber que Minnie solo estaba buscándola para pintar su cuerpo desnudo un poco más, no pudo enojarse, pues la joven simplemente estaba haciendo su trabajo.

Miyeon: No… por supuesto que no -Mentía.

Miyeon rió cuando Minnie acarició el volante del auto como si éste fuera un bebé.

Minnie: ¿Por qué te ríes?

Miyeon: Quiero hacerlo -Contestó con un leve encogimiento de hombros.

Minnie: Yo quiero besarte, pero aún así me contengo… -Contraatacó con una de sus cejas elevadas.

Y cualquiera se habría dado cuenta de que la tatuadora había olvidado como respirar.

Miyeon: Estás demente, Minnie -Quiso decirlo como una broma, como si no deseara aquel beso más que a nada, pero el temblor en su voz fue inevitable.

Minnie: Lo sé -Afirmó antes de poner en marcha el auto-, y viniendo de tus labios es un halago.

Miyeon: ¿Lo dices en serio? -La interrogó entre carcajadas.

Minnie: Cualquier cosa que digas me parecerá hermoso, Miyeon.

Miyeon: Eso no tiene sentido.

Minnie: Por Dios, Miyeon… Estoy segura de que ni siquiera has tocado el libro de Howe… Pareces no entender que la vida no tiene sentido.

Y Miyeon se sintió muy avergonzada, pues lo cierto era que lo sucedido con Soojin, el trabajo y los pensamientos que tenía sobre Minnie siendo poseída por un hombre asqueroso no le habían dado el tiempo que necesitaba para leerlo.

Miyeon: Lo lamento, Minnie… Prometo que lo leeré en cuanto pueda.

Minnie: En realidad solo te lo di para que leyeras un pasaje del libro que marqué con rotulador… Es una tristeza que ni siquiera notaras eso.