[ Luz al final del túnel ]

639 62 24
                                    

Un silencio incómodo y una tensión en el aire era lo que reinaba en la casa Suzuki. Ahí estaba él, su hermano al que tanto quería y apreciaba, ahora sentado en la mesa junto a ella y su madre... Estaba hecho añicos y con varías heridas notables y mal cubiertas, aparte de un ojo de color morado casi tomando un color negro... El corazón de Mari parecía detenerse cada vez que veía una y otra vez la condición de su hermano. Por primera vez, Mari estaba llena de ira e impotencia.

Su madre estaba peor que su hija, era su culpa... Apenas había conseguido un trabajo mínimamente estable de medio tiempo para poder pagar un taxi de ida y vuelta para visitar a su esposo e hijo, pero... Aparentemente, no era como pensó que saldría.

— ¿Papá... Hizo esto? —. Preguntó intentando de aguantar el enojo su hermana mayor.

Sunny solo pudo limitarse a asentir con la cabeza; no tenía la confianza todavía para hablar, incluso con su propia familia por esa experiencia... Aunque supiera que ellas era su único rayo de luz al cuál aferrarse, él... Simplemente no podía hacerlo, quería quedarse callado y en silencio, cómo lo estuvo haciendo por tanto tiempo. Se reservó las palabras y el sufrimiento dentro de él.

— ¡Es todo, voy a buscarlo y a golpearlo! —.

— Mari... Sé realista, él no está aquí y el auto tampoco... Simplemente, no podemos hacer algo al respecto ya... Es demasiado tarde para poder arreglar las cuentas con tu padre —.

— ¡Pero podemos tomar la iniciativa y hacer que pague, mira cómo lo dejó! —.

En silencio, Sunny se quedó mudo ante lo que pasaba ante sus ojos... No quería que pasara una pelea, no de nuevo... No quería estar involucrado nuevamente por otra "pelea" o "discusión" entre la familia.

— ... T-Tenemos que ser mejores... —. Finalmente, habló Sunny hacia su hermana quien se detuvo al escuchar su voz... Parecía rota, quebrada, como una muñeca con un aparato de voz estropeada y antigua.

Se giró para verlo, provocando que ella se calmara y le diera la razón a su pequeño hermano menor; tenía que ser mejor de lo que fué su padre con Sunny, tenía que superarse... Su madre solo pudo sonreír de manera triste, si tan solo se hubiese dado cuenta de esos indicios de odio más atrás, quizás podía haber hecho algo... Pero la palabra "podía haber" es inútil en esta ocasión... El tiempo avanza y avanza, siendo imposible de detener; era imposible detener lo inevitable.

— Sunny... Vamos a quedarnos aquí un tiempo, supongo que habrá comida y que comiste bien, ¿no, cariño? —.

.

.

.

.

Otro silencio incómodo fue la respuesta que necesitaba la madre no biológica de Sunny. Con todo el dinero que mandaba destrozando mucho su mentalidad para darles una vida mínimamente decente y Alex fué lo bastante escoria para comprar todo con beneficio propio y sin darse cuenta de todo el daño que provocó directa e indirectamente a sus cercanos. Se levantó de el asiento y se acercó a Sunny. Ligeramente asustado, cerró los ojos esperando alguna especie de castigo, pero solo recibió un cálido abrazo... Extrañaba demasiado esa sensación.

A los pocos segundos, Mari también se unió a dicho abrazo lo cuál provocó una reacción que Sunny no tuvo hace años... Llorar. Lágrimas comenzaban a brotar de sus casi muertos e infestados ojos por los "parásitos" que lo comían dentro de él... Estos "parásitos" comenzaron a desaparecer y un poco de su antigua luz más clara las opaco, revelando que de a pocos, la cáscara hecha por el sufrimiento, dolor, trastornos y sus tendencias... Se iba rompiendo.

- Hikikomori -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora