Reinado Terrorifico

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—¿Quien eres?

Un par de orbes morrones son los que miran a ningún lugar en específico.

«Sabe dónde estoy»reconozco al ver su cabeza girar a mi dirección.

—Sabes, es mala educación espiar a las personas —puntualiza para desaparecer.

«Es rapido, demasiado rapido»a tiempo bloqueó su gran espada con el kunai.

Su fuerza es demasiado abrumadora sin mencionar la diferencia de altura que va a su favor.

«Pero yo al igual tengo otras cartas»

—¿Hozuki? —gruñe molestó.

«Hozuki»la segunda vez en oír esa palabra.

—No, no lo eres —responde para si en tono divertido al reparar su error.

Podría apostar una sonrisa bajo todas esas vendas que cubren gran parte de su cara.

La neblina se volvía más densa, el alrededor menos visible, más pesado, más sofocante.

«Sera difícil, pero no puedo activar mi doujutsu aun»limito agudizar mi percepción.

Finalmente, depender de mi Byakugan no lo es todo.

—Nada mal —avanza espada en mano.

Concentro chakra en el arma y retrocedo con cada golpe desatado del ninja. Por el sonido al balancearse en el aire como las ondas de viento que casi cortaban la neblina, delataba ser un arma pesada y mortal.

Kunai tras kunai son quebradas en mis manos en cada impacto de repelar sus ataques. En ningún momento la fuerza que usa ha disminuido, ni mucho menos la velocidad de su ejecución se ha visto alterada al punto de solo intensificarse.

«Esa espada...»salto a espaldas del hombre quien da otra estocada abrumadora.

Dirigiendo el chakra al arma y pisar firme la tierra, recibo la hoja con determinación en el mismo sitio de los anteriores golpes. El sonido de metal quebrarse resuena al tiempo de ver la hoja de la espada romperse en la zona de impacto.

No obstante, el arma no se detiene siendo maniobrada para lanzar otro golpe del cual soy expulsada sin remedio.

«Eso...»aterrizo separando los brazos y sentir un ligero calor en el dorso de la mano.

Una pequeña cortada contrasta mi piel por un simple ligero toque de ese filo metálico.

En tanto percibo el gran arma rota volviendose a regenerar de dónde hay rastro de mi sangre a solo un par de metros de mi.

—Kubikiribōchō... —murmuro en alto revelando su nombre.

Necesitaba serenarme y pensar.

No podía revelar mi doujutsu tan rápido, a menos que estuviera segura de ganarle al hombre frente a mi.

—Sabes mucho para no ser de aquí, pequeña mocosa.

El ardor se expande en mi espalda en un latigazo al tiempo que algo frío toca mi cuello alterando mi respiración por unos instantes.

«No lo detecté a tiempo»estudio la situación y mi reacción de respuesta. «Realmente está niebla...»

—Sera mejor que hables, ¿Quien eres? ¿Cual es tu propósito conmigo?

Incluso sabiendo que el ninja esta delante de mi, no soy capaz de verlo con claridad. El olfato y la percepción son mis únicos aliados.

No me gusta, nada de esto lo hace.

Yo AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora