Ojos ambar admiraban profundamente el cuerpo inconsciente con respiraciones imperceptibles y confundiendose entre sombras.
«—Si va a haber comprensión mutua, será después de que vivan lo que nosotros vivimos! ¿No es acaso eso lo que significa vengarse, verdad?»
«Despreciable»es lo que procesa la mente únicamente tras ese pensamiento.
Dejando de ver a la pequeña, se coloca de pie alejándose a la salida de la cueva.
«Debo seguir con mi misión y encontrarlo»
Sale del lugar dedicando un último vistazo sobre su hombro para después continuar con el propósito en el que vino precisamente en un inicio.
—No tengo más tiempo que perder.
Se adentra entre los árboles del bosque y salta a las ramas de los árboles, el viento helado golpea contras su rostro y en segundos pequeñas gotas caen anunciando la lluvia, una fría lluvia.
—Al final no fui capaz —sonrie avanzando y levantando la mirada al cielo—. Solo hice lo que hubieras hecho tú, Yahiko.
Parecia querer nevar.
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Una expresión de disgusto aparece en su rostro con los ojos totalmente cerrados. Con el ceño fruncido intenta descubrir los acontecimientos.«Muerte»
La muerte del subordinado del líder de Kumogakure no salía de su cabeza, la extraña forma del cual había sido aniquilado traía grandemente su atención, las heridas y cortes limpios no eran algo conocido.
—Todo fue una simple pantalla. No debimos bajar la guardia en ningún momento —continuan las discusiones con eufória—. El tratado hizo que cometíeramos el error de bajar la guardia.
Aquella voces no le permitían pensar apropiadamente en eso.
—El ave no regresará hasta el amanecer y sabremos que sucederá respecto a esta ofensa de parte de Kumogakure a Konoha.
—Hiashi-sama —mencionan su nombre provocando que habrá sus ojos y olvide los pensamientos.
—Aún no se logra encontrar algo más y la lluvia que ha iniciado eliminará pronto cualquier posible rastro, más Anbus pronto se unirán tambien —informa el Anbu arrodillado frente a todos los presentes.
—Diles que vuelvan lo más pronto posible —ordena inmediatamente
—. No es necesario que continúen con la búsqueda.—Hokage-sama —susurra el ninja levantando su cabeza.
—¿Que dices Hiashi? —expresa con disgusto pero sobretodo intriga alejando la pipa de su boca.
El Hokage observaba aquel rostro severo y sin ningún titubeo o flaqueza.
El líder Hyuga le devolvia el gesto.
—No es necesario involucrar a los Anbu, ni a la aldea. Es un problema que concierne solamente a los miembros del Clan —justifica como respuesta a sus palabras.
Si existia algo y apostaba en ello, deseaba mantenerlo en secreto.
Hiashi era un hombre que no cedería al Hokage asuntos exclusivos de tal delicadeza que podrían alterar todo.—Esto es algo que concierne más allá que el Clan, Hiashi. Con la muerte del líder de la nube, se puede volver una declaración de guerra entre ambas aldeas.
No lo culpaba. También lo sabía.
Hiruzen, el Sandaime de la Hoja se sentia responsable de lo sucedido, conocía aquel carácter debido a la cercania durante las reuniones.
Y el Hokage también compartía eso.
El esfuerzo que aplicaba el Clan Hyuga para proteger sus secretos, no era desapercibido en todo la historia de la cual aún seguía de pie, tal vez no eran problemáticos como el Clan Uchiha pero si recelosos en ciertas circunstancias.