«Cinco han caído hasta ahora»admiro el resto de personas en pie.
Jadeantes, sudorosos. Sangre tanto la katana como en las prendas, no hay límite entre la propia o la ajena, de cansancio o dolor.
Juego los kunai, mis únicas y últimas arma.
«Tendre que arreglarmelas»maniobro una cuchilla para detener la estocada por detrás.
No es suficiente, el rango de la hoja no es lo necesariamente largo para estar centímetros a mi hombro acercándose.
Es fuerte, habilidoso, hace uso de su propio peso junto la posición firme en sus pies.
—¿Por qué no mueres? —retrocede atrás comenzando realizar posiciones de manos.
Salto hacia atrás en un arco amplio evadiendo a mi otro atacante por la espalda. Ambos encaran, el recién llegado se encarga de lleno en recibir el disparo de agua cortando la técnica con su katana.
«Algo que mi kunai no podrá hacer sin llamar la atención»aterrizó, la tierra húmeda es inestable, charcos de agua carmesi están esparcidos en varios lugares.
El entorno es ligeramente invadido por niebla, más no suficiente para no alcanzar ver más allá de veinte metros. Doblo el cuerpo a un costado dejando ir un kunai que se entierra contra un árbol justo detrás.
Una, dos y tres son arrojadas simultáneamente evadiendo cada una de ellas. La última que roza cerca de mi rostro permite visualizar gotas de un líquido espeso en la punta.
«Veneno»reconozco.
La humedad en el aire aumenta, la neblina se vuelve más densa.
—Tch.. —el responsable corre sediento, katana ensangrentada en mano, pisadas ligeras, rostro determinado.
Eufórico, fuerte, testarudo, peligrosamente inteligente; un potencial asesino silente. Sin duda es uno de los afortunados que aún sobrevivira.
Recibo el impacto pisando fuertemente impidiendo retroceder. Ojos inyectados en sangre, una torcida sonrisa.
«Pelear contigo podría ser un problema»giro a la derecha al tiempo de bloquear un golpe mientras él hace lo mismo con otro nuevo adversario.
Alzo la vista al reloj«Cinco minutos»desvio la katana al suelo, giro soltando una patada enviando lejos de mi la nueva kunoichi impactando con otro ninja y rezagar ambos en el lodo.
Diviso el cielo, demasiados colores rojizos en medio de un sol en llamas, ni la espesa niebla es capaz de ocultarlo. Rayos solares se filtran, destellan contra las hojas de la armas en medio de un campo abierto.
«Se consciente de tu alrededor»desplazo la mano redirigiendo las armas arrojadas a todos los que se acercan.
Ningúna sonrisa sincera, ningúna expresión espontánea, ningún sentimiento real, ningúna emoción placentera.
Nadie con derecho, todos con propósitos impuestos, criados solo para asesinar.
«Tres minutos»sigo las manecillas del reloj, mis latidos hacen eco en los oídos junto con el ruido de metal contra metal, gritos, alaridos, líquido salpicarse, objetos chocar.
Lo que caracteriza la primer fase del examen de graduación.
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—Oye, ¿Ocurre algo? Luces distraída niña.«El saber que el Kage de la Aldea está controlado y ese par sea el motivo de esta crueldad...»
Aprieto labios—L-Lo siento.
—Bien, lleva esto.
«Nagato-niisan no querría esto, este no es el deseo que se tiene. Esos dos hombres simplemente...»