Un bulto de prendas acumulado, si. Eso es lo que parecía ese pequeño cuerpo acostado en un futón, ya que si solo se colocaba la atención adecuada notarías aquellas respiraciones casi imperceptibles como signos de vida.
Conocía como me veía, podía verlo claramente, la mirada de aquel hombre fija escudriñando cada parte de mi ser y a lado de él, estaba ella, la misma hermosa mujer.
—¿Has podido descubrirlo?
Da un par de pasos colocándose a la misma altura que él.
Atrás de ellos el pequeño cuerpo descansa en un gran futón. El mío.
—Así es. Su nombre es Hyuga Hinata, miembro del Clan Hyuga, uno de los cuatro Clanes nobles que formaron la actual Konoha.
«Hyuga»tenuamente sonaba familiar por la expresión en su rostro.
Pocas tuvieron que ser las veces que se oye de el, quizás por que el Clan Uchiha es más escuchado al momento.
—Hija única y por derecho la futura líder, o al menos lo era. Ya que fue muerta durante la persecución de un secuestro hecho por el líder de Kumogakure, y este a la vez asesinado por alguien de Konohagakure, el mismo líder y padre de la pequeña en venganza.
—Dijiste que la pequeña te menciono de un tratado de paz antes de desmayarse.
Gira—Lo hizo —observa el cuerpo recostado—. Y así fue como terminó todo. Fue abandonada a la suerte y lo mejor que pudieron hacer dada las cir...
—No lo fue —interrumpe en tono seco—. Debido a la gravedad del asunto fue declarado así, mas hubo de existir una búsqueda secreta por el paradero de ella, una con límite de tiempo, uno que desconocemos.
Rota el hombre dedicando a ver no los grandes edificios industrializados, sino lo que tenía a las espaldas.
—¿Has podido hallar información respecto a su doujutsu?
—Nada que no sepamos. Casi nada en realidad.
Tan lúcido, lejano, se oía un murmuro aquello como si no fuera real. Lento, difícil de comprender o entender. Más que prestar atención lo que decían o hablaban, interesaba lo que podía ver, lo que he logrado hacer. Más algo no me ayudaba y tentaba a perder ese poder.
Demasiado cansancio, tantas ganas de dormir, los párpados pesaban demasiado para seguir mantenerlos alzados, más fuerzo a que no cierren para no acabar con ello, una batalla que estaba perdiendo.
«Negro, blanco y gris»los colores que distingo únicamente con los ojos.
Extraño, demasiado extraño pero podía observar, detectar lo que hay perfectamente alrededor de la habitación, casi todo. Lo cual es mejor y sorprendente, demasiado para dejarlo ir.
¿Y sino logro que vuelva ocurrir?
—Él... —y por primera vez lo miro.
Observo aquel desconocido hombre, quedó atrapada bajo su presencia. Entonces entiendo que no es un hombre sino un joven.
«Sus ojos, su cuerpo»es raro, demasiado.
Trató de enfocarme, mejorar la percepción.
«Él sabe que yo...»parpadeo.
Mis fuerzas disminuyen drásticamente.
—¿Sucede algo Nagato?
Los colores han vuelto, la oscuridad me envuelve sin poder impedirlo. Arrulla muchas promesas si me entrego, no poseo resistencia, no tengo control.