—A partir de ahora ser fuerte no te será suficiente, lo haz visto, está en ti ser algo más poderoso que eso.
—Lo entiendo Pain-sama.
«Ser más fuerte que aquel ninja renegado de la Arena y que cualquier otro»entrecierra los ojos consciente de lo que significaba.
Su vida a partir de ahora se encontrará en constante riesgo y tendrá que hacer lo que sea para evitar su muerte.
Debía pagar el precio de ser fuerte para cumplir su promesa.
—No hay mejor lugar para hacerlo. No hay nada que ni Konan o yo seamos capaz de enseñarte ahora.
Su gran prueba de revelaba finalmente.
Los dos espectros se titilan en la oscuridad. No es capaz de resistir mucho más tiempo la comunicación.
—Y-Yo...
—Hasta entonces, simplemente sobrevive Hinata y regresa a nosotros de manera irreconocible.
Las ondas de chakra se dispersan, la técnica es deshecha en un parpadeo.
«Hasta entonces...»se coloca en pie en contra de su cuerpo al borde del colapso, tenía que seguir.
Atrás el sonido de una explosión se oye, su invocación de igual forma se desvanece.
—Gracias Buruu —murmura con la vista adelante.
Aferrando la mochila en mano, divisa los grandes edificios circulares que distinguen sin duda a la localidad, el bullicio entre los locales es demasiado denso como la humedad. Subiendo la mano baja el sombrero cubriendo gran parte del rostro sin detenerse.
Necesitaba un lugar para quedarse, le hablaron de un albergue muy a regañadientes, tal parece que lo dicho sobre las castas es verdad, por qué ante los ojos que la veían es solo una peste.
«Debe ser aquí»frena a lo que parece ser un edificio deteriorado y triste.
Hay un par de luces encendidas por lo que hay gente despierta. Avanza para tocar la puerta.
—No queremos nada de lo que vende, puede irse —resuena la voz de una mujer mayor cansada y molesta.
Traga—Etto... Soy alguien que busca asilo... Me habla...
—No hay sitio para otra persona, es mejor que busques en otro lugar.
«Tanta hostilidad»señala.
Contrae las manos—A esta hora no lo creo posible, solo pido una noche si es el caso y me marchare en la mañana, por favor.
No hay respuesta.
—Le dare un par de ryos si hace falta.
La puerta se abre inmediato dejando ver una mujer madura de cabello grisaceo, sombras en los ojos y expresión endurecida. Por el mandil sucio que lleva debió estár haciendo algo en la cocina.
Ligeramente los ojos de la mujer se dilatan y entreabre la boca, sus gestos se transforman suavemente.
«Siento aprovecharme, pero no tengo opción»sabia que no dejaría una menor en la calle.
Y haría uso de esa carta, las mujeres se caracterizan por ser más sensibles y emocionales que nada.
—Solo una noche advierte —extiende la mano derecha y la otra sujeta a la puerta.
Rápido la menor mete las manos al bolsillo y le entrega el dinero ocultandose bajo el sombrero.
—Bien, sígueme.