Kekkei Genkai

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Instinto.

En menos de un instante la kunai fue arrojada a mí, el primer golpe sin aviso y de manera inconsciente solo respondí, tal como lo había hecho él.

«Es diferente, es fuerte»mis ojos fueron contra los suyos expresando las mismas palabras en mi mente.

No hubo necesidad de una búsqueda, un hallazgo ocasional o una posible sospecha. Fue un hormigueo en la piel, una sensación vacía del estómago y un sabor agridulce en la boca.

Allí en lo alto lo observo de frente, el único niño entre un pequeño grupo de hombres de rostros feroces con actitud determinada, confíada y desesperanzada.

—¡Vamos! —las siluetas se dispersan.

Copos de nieve negro caen, una iluminación anaranjada acapara, olor a quemado y gran calor recorría sobre el aire.

El menor se limita a seguir allí en la misma posición, resaltaba incluso solo. Su largo cabello blanco y color de piel, nada además del maquillaje anunciaba estar con ellos.

«¿Va atacarme?»cuestiono sin perder el contacto visual.

Da un asentamiento de cabeza en señal para apartarse de mi camino con la vaga promesa de no hacerlo.

«Creo entenderlo ahora»flexiono rodillas para dar una vuelta e impactar el pie con un hombre desenfrenado.

Caigo de pie para ver otro hombre que al darse cuenta de ello, viene a mi.

Sin esperar voy a él, un tajo con su arma a mi rostro, evado dirigiendo el golpe a su flanco desprotegido y hacerlo retroceder. Rezaga a voluntad para volver atacar.

—¡Morirás! —un golpe a otro buscando golpearme.

«Una fuerza mounstrosa»redirijo uno de sus ataques. «Pero carece en guardar su defensa o hacer una estrategia»evaluo dando una palmada contra su estómago, brazos, piernas.

Se tambalea, rueda los ojos y se desmaya.

Giro a tiempo en amortiguar el golpe de un objeto duro contra los brazos.

—Tch... —muerdo los labios resistiendo el dolor.

Piso fuertemente la tierra evitando caer.

Elevó la vista para ver el responsable que sostiene un hueso en la mano y finalmente figuro a mi alrededor.

«No todos llevan o hacen uso de un hueso, son pocos realmente»me desplazó colocando mayor atención.

No parecía más que un simple ataque, sin ningún propósito, más destrozos que riñas, una llamada de atención.

Mi oponente avanza atacando con su hueso, es igual de largo que un fémur, pero más delgado, mas rígido. Un extremo en punta y del otro en forma de mazo.

«Estas cantidades de chakra»evado el golpe, guardo distancia corriendo dirección a la azotea de un local.

—Ninjas de Kiri —escuadrones avanzan velozmente.

«Debo irme»bajando mi sombrero de paja en despedida, vuelvo huir.
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Terminando de aplicar un poco de chakra en un intento de apaciguar el dolor, aplico una porción de pomada suavemente en la piel purpura-rosada y envolver vendas en los antebrazos por completo.

—Realmente son increíbles esos hombres —dejo las cosas en su sitio.

No paso mucho tiempo en que los ninjas de Kiri se hicieran cargo del Clan que solo limitan atacar sin ningún plan. Y en cuestion de minutos fue suficiente para que se retiraran los responsables dejando detrás la huella propia de los destrozos de sus juegos y la batalla que tuvo lugar.

Yo AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora