El bosque se veía azulado. Sólo la luz de la luna alumbraba levemente a través de las hojas de los árboles. Yo estaba sujetada a la espalda de esa chica, cuando empezaron a subir los árboles.-¿Qué están haciendo?-
Dije con miedo.
- Es más fácil que caminar por tierra en este caso-
Me dijo con tono burlón el chico de cabello verde. Todos subieron a los árboles y empezaron a correr brincando entre las ramas. Bajé la cabeza un par de ocasiones para evitar un golpe. Fue la sensación más cercana en mi vida a ser un pájaro. Se sentía como si volara.
Se adentraron rápidamente al bosque, un camino etéreo y lleno de sonidos, el aire era fresco. Sentí la brisa, el sonido de los animales. Me causaba un sentimiento de nostalgia. No sentí el pasar del camino, cuando de pronto empezaron a bajar la velocidad del paso.
- ¿Cuál es tu nombre, niña pelirroja?-
- No soy pelirroja, soy castaña rojiza-
Le dije al chico de cabello verde. Este sonrió.
- Eres muy ligera, pero la próxima vez no me claves las uñas-
La castaña reía, pude ver al de lentes sonriendo.
Ellos estaban bromeando y jugando, cuando de pronto se divisó a lo lejos una gran casa. Parecía una casona, con una gran entrada. Por fuera, había una hilera de luces de focos, colgada lado a lado del techo, lo cual alumbraba el patio delantero. La pared estaba pintada, había unas motocicletas afuera y unas camioneta, había un muro lleno de manchas de pintura en forma de manos de distintos tamaños y colores. La casa se veía muy grande, con un estilo art nouveau en puertas y ventanas. Colores violeta, azul cian y magenta. Me sentí como personaje llegando a un mundo místico.
Los chicos dieron un gran salto y llegamos al suelo. Me aferré con todas mis fuerzas a la chica que me cargó todo el camino, pero luego me indicó que me bajara. Estábamos en la entrada, cuando dos personas más nos recibieron.
Un hombre joven, rubio, con bata de médico y unos jeans de mezclilla. Mi atención se dirigió a que tenía el cabello muy largo, atado con una coleta. Se veía intimidante, era alto y con facciones delicadas pero fuertes. Casi detrás suyo, había una mujer, también joven, muy hermosa, de rostro dulce, de cabello castaño oscuro y con ojos color verde, la cual llevaba un vestido muy delicado de tono blanco. Ella también era alta, esbelta y miraba a los chicos con una sonrisa que parecía aliviada pues los había estado esperando. Inmediatamente empezó a revisar al chico que se había lastimado.
- Por favor, pasen-
Dijo y todos entraron, sin embargo me mantuve con cautela, tratando de ubicar en dónde estaban todas las ventanas y salidas posibles. Pasé, no sin antes analizar el lugar. Era grande y amplio, inmediatamente llegabas al entrar a una sala muy grande llena de distintos tipos de sofás, incluyendo uno tejido que colgaba del techo. Había una televisión grande en el centro de la sala, en un mueble que parecía muy antiguo.
Todos tomaron asiento, me ofrecieron sentarme, a lo que acepté con asentir la cabeza. Me ofrecieron agua, pero decidí no tomarla y solo la olfateé un poco.
- ¿Cuál es tu nombre?-
- ¿Por qué necesitan saberlo?-
Le respondí sin bajar la mirada al hombre rubio, pues no pensaba permitir que me hicieran sentir nerviosa aunque lo estuviera.
- Nosotros no somos el enemigo. Al igual que tu no confías en nosotros, nosotros tampoco podemos confiar en ti-
Dijo con voz áspera, seria y determinante. Me causaba miedo, no quería sentirme atemorizada, me sobrepuse a mis sentimientos y tomé la navaja discretamente en el bolsillo de mi chamarra.
ESTÁS LEYENDO
El Círculo de Fuego.
Roman d'amour"La vida toda es una gran cadena cuya naturaleza se manifiesta a la sola vista de un eslabón aislado"-. Arthur Conan Doyle.