Ya varias semanas habían pasado, el Dr. Grimm parecía haber olvidado la situación del muro y una noche lo encontré tapando el agujero que hice en el papel tapiz. De vez en cuando me lanzaba miradas que parecían de advertencia, pero en realidad podía notar que empezaba a agradarle esa rivalidad pasajera. Me gusta la idea, ahora sabían que no podían darme órdenes.Y sí, estaba huyendo de la clase de educación física. Me encontraba en los pasillos de afuera de la escuela, buscando una forma para que no me vieran en toda la clase.
Desde que tenía uso de razón odié los deportes, es imposible que obliguen a alguien a hacer esfuerzo físico de esa forma. Siempre estuve en contra y siempre lo estaré.
Me sentía como en esas escenas de película donde alguna persona está en peligro y trata de hacer el menor ruido posible. Entonces oí a lo lejos que venía alguien y entré rápido a lo que parecía un cuarto de objetos de limpieza.
Algo no estaba bien, estaba aplastando a alguien. El nerviosismo fue tanto que quería salir corriendo o gritar o ambos, pero mi víctima de aplastamiento habló
- Kitty, me asfixias-
Escuché y pude volver a respirar. Agradecí al cielo que fuera él, nunca había estado tan felíz de topármelo.
- Lo siento, no tuve otro lugar dónde meterme-
Dije mientras me acomodaba para quedar frente a él, aunque el lugar fuera pequeño, no pensaba quedar en esa pose tan comprometedora. Entonces mi mente conectó cables ¿Qué hacía él allí?
- ¿Y tú por qué estás aquí? Si se puede saber-
- Era clase de historia, Kitty, si hay algo que odio en esta vida, además de tu frecuente maltrato, es la clase de historia-
Entonces me reí, al parecer estábamos en las mismas condiciones.
- Estamos igual entonces, idiota, solo que en mi clase no notarán que no estoy, en la tuya sí-
Se quedó pensando unos segundos y se empezó a reír, a lo que respondí tratando de callarlo, pues si pasaba alguien fuera, escucharía
- ¿Cuánto tiempo estaremos aquí? No quiero quedarme horas pegado a ti, perturbando mi hermosa existencia-
Me dijo haciendo un gesto de desagrado, sólo me reí tratando de golpearlo pero el espacio era muy poco y empezaba a sentirme incómoda teniéndolo tan cerca. Sentía su respiración en mi cuello y mi piel se erizó. Su temperatura subió, por lo que pensé que se había sonrojado. Quería salir corriendo de allí.
- Nos quedaremos hasta que termine la clase, o al menos hasta que te decidas a salir a buscar otro lugar dónde esconderte-
Dije y puso cara de molestia
- No pienso mover ni un dedo, éste era mi lugar perfecto para esconderme, hasta que alguien llegó-
Me dijo marcando esas palabras mientras apuntaba su mirada a mí. Nuevamente estábamos demasiado cerca.
- Después me voy, estoy esperando a que nadie pueda verme-
Dije tratando de moverme, pero él soltó quejidos, pues cada vez que intentaba moverme chocaba en contra suyo. Hubo mucha tensión que tratábamos de cortar riendo, pero era casi imposible. Esperaba no ser la única que estaba sintiendo eso.
- Me siento perturbado y profundamente ofendido, parece que me manoseas-
Dijo y empecé a reírme, pero apenas alcanzaba a ver si afuera había alguien, parecía no haber nadie ya
- Ya quisieras que te hiciera algo así, pero debo decirte que no lo haría aunque mi vida dependiera de ello. Por cierto, me alegro de decirte que creo que me iré ya, no veo a nadie afuera-
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El Círculo de Fuego.
Romance"La vida toda es una gran cadena cuya naturaleza se manifiesta a la sola vista de un eslabón aislado"-. Arthur Conan Doyle.