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Había un extraño olor a vainilla. Muy familiar, pero esta vez en el sueño recurrente que me atormentaba desde mis más tempranos recuerdos de la infancia.

Estaba cayendo en ese agujero oscuro, eterno, parecía estar en el fondo de un agujero negro. No había nada más que penumbra a mi alrededor. Entonces una voz, una voz cálida y cercana que me hacía latir fuertemente el corazón, me llamaba a salir. Pero esta vez, en el sueño, una luz en el exterior me llamaba junto con la voz.

Desperté, finalmente. Estaba en una habitación, las paredes eran blancas y estaba en una cama muy grande con cobijas color rojo. Las almohadas eran grandes, con bordados hermosos y olían a lugar antiguo. El lugar se veía de otra época. De pronto giré, a mi lado estaba el chico. Alexander, durmiendo plácidamente en un sofá largo que estaba a un lado de la cama. Su cabello cubría su cara, y estaba tan tranquilo y en paz que no hice el más mínimo sonido. Por inercia o simple curiosidad, lo miré unos instantes y me envolvió una inexplicable seguridad.

¿Por qué me parecía tan cercana su persona? No sabía explicarlo, pero sin querer admitirlo, su presencia me daba serenidad. Se sentía como llegar a casa tras un largo viaje. Mis sentimientos me estaban jugando en contra, pues nunca había sido una persona sentimental. El chico empezó a despertar y empecé a actuar como si me hubiera acabado de levantar también. Me miró por un momento.

- ¿Qué?-

Me dijo en un tono seco, solo bufé.

- Nada, ¿Acaso no puedo verte?-

- ¿Eres una acosadora o algo así? No te culpo, soy la sensación-

Dijo con un tono burlón y me causó irritación. Apenas lo conocía y su carácter ya me estaba causando dolor de cabeza. Odiaba demasiado a las personas soberbias y egocéntricas. Sacudió su cabello y se acomodó la camiseta.

- Pensaba que estaba durmiendo muy bien hasta que supe que estabas a mi lado-

Le aclaré mientras buscaba con la mirada las salidas de la habitación.

- No es por gusto, me mandaron a cuidarte. Te desmayaste en la iniciación. Personalmente, es la iniciación más cargada que hemos tenido en el círculo de fuego-

- ¿Fue eso una iniciación?-

- Si, así fue. Van a cambiar muchas cosas ahora, niña arisca-

Dijo levantándose del sofá y abriendo la puerta

- Tu eres el del mal carácter, eres frívolo y arrogante, Drácula-

- Tu eres huraña y gruñona, pareces un gato que solo bufa y se enoja porque invadan su espacio-

- Que original para alguien que es tan pretencioso-

Salió riendo por la puerta, mientras gritaba "Hello Kitty" una y otra vez en tono cantarín. Había sido la peor forma de despertar. Suspiré con hartazgo y decidí levantarme a analizar la situación.

En la habitación estaban mis maletas, había un vestido negro que había sido dejado en mi cama junto con una nota que decía "Relájate, toma un baño y te vemos en el desayuno". Buscaba cámaras ocultas o señas de peligro, pero hasta el momento solo parecía una habitación normal.

Mi cuerpo estaba lleno de cenizas, por lo que asumí que por eso la carta decía "Toma un baño". Al desvestirme entré en pánico. Una marca estaba en mi brazo, justo en mi hombro. Parecía un tatuaje, pero se veía más opaco, como si hubiera sido una quemadura en mi piel. Era un símbolo, con un número y una forma de media luna con un triángulo invertido. Mi cabello estaba un poco más largo, mis ojos se veían cansados. Tomé aire y me decidí a no perder el control de mi persona. Tuve miedo a la idea de que me hicieran esa marca mientras dormía, pero no parecía haber sido el caso. Traté de recapacitar sobre si había sido una buena idea el desaparecer para buscar respuestas en un camino tan desconocido, a la vez que un lado de mí sentía firmemente que iba por buen camino. No iba a confiar tan fácilmente en lo que me rodeaba, pero iba a buscar respuestas a lo que tanto me lastimó alguna vez. Lo que me quitó mis recuerdos y mi vida.

El Círculo de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora