|Compra

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[Realmente la vida no tiene precio, pero cuando eres miserable y puedes cómprala no es más que un cuerpo vuelto objeto como cualquier otro.
Mientras mas trates de escapar, mas te perderás...cuidas no caerte mientras corres hacia el abismo.

Sigue pensando que podrás huir del egoísmo de la riqueza.

Sigue pensando que destrozando otra alma lograrás sanar la tuya.]

🖇

[Lee]

Las luces lastimaban mis ojos, mi piel ardía por las cuerdas que rosaban y apenas podía mantenerme de pie.
Las voces retumbaban en mi cabeza y los jaloneos en mi brazo dolían, aunque no sabía que dolía mas exactamente...tal vez todo.

Las voces de los hombres y sus manos tocándome cada vez que piensan en obtenerme.
Agradecía estar drogado la mayor parte del tiempo, así no podía ver bien sus caras y apenas estaba consciente.

Aunque no entendía el porque aún nadie me compraba o mejor aún, me mataba...

...[]...[]...[]...

—Hola bonito.

Odiaba los días en los que estaba completamente en mis cinco sentidos, como ahora que él entró por esa puerta a este asqueroso cuarto.

—Tienes suerte, demasiada.— tomo mi mentón.— mandaré a alguien a que te prepare, será mejor que te comportes.— dió dos palmadas en mi mejilla con fuerza.

—¿Qué? ¿P-Porque?

—Solo compórtate o tendré que castigarte y será peor si no le gustas, sabes, tiene demasiado dinero.

Se fue y entró una mujer, no era raro que vinieran a arreglarnos cada vez que había alguien interesado, solo que está vez solo era yo.
Tuve que tomar una ducha con agua fría, y ponerme una de las prendas blancas, que parecían un pequeño vestido sin mangas que apenas me cubría, dejando a la vista casi todo. Me puso un poco de maquillaje y algo de brillo en los labios, acomodaron mi cabello y rociaron algo de perfume.

Pero no quería, tenia tanto miedo, tenía más miedo de ver a aquel hombre que de la golpiza que seguro me esperaba si me seguía rehusando.

—Mierda, te dije que te comportaras.

—No quiero...

—Todavía que ese hombre esta haciéndote el favor de fijarse en ti y pagar mucho, todavía así te rehusas.— un fuerte tirón de mi cabello me hizo alzar la mirada y verlo con una jeringa en su mano, de nuevo.— Malagradecido, pero no te preocupes, no te haré quedar mal y a él no le importa que tan drogado estés. Mientras aún respires.

Tal vez no fue demasiado, aún estaba algo consciente pero no podía mantenerme muy bien de pie mientras caminábamos por el pasillo, crucé la puerta y él estaba ahí, sentado, apenas podía verlo bien.

—Aquí lo tiene, puede revisarlo si gusta.

—Dijiste que era virgen aún, ¿cierto?

—Así es, aunque sinceramente es algo desobediente.

—Pero es lindo.

Oí sus pasos acercarse, aunque estaba viendo al piso sentía mi cuerpo temblar, aún más cuando su mano tomó la mía y subió por todo mi brazo hasta mi hombro izquierdo.

—Es de muy buena calidad.

—Eso lo voy a comprobar yo.

—Puede probarlo ahora si gusta.

Mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora