"déjenme tranquila"
— hola, soy Luis —se presenta.
Su mirada nos recorre y llega a nuestras manos entrelazadas.
— ¿son pareja? —nos pregunta.
Yo intento soltarme del agarre del Matías pero el no quería.
— no —digo sería y el Matías me mira —. Somos amigos.
— si —asiente y por fin me suelta la mano —. es la niña de la que siempre te contaba.
— Leah, ¿cierto? —me mira y yo asiento.
— un gusto —sonrió un poco.
— igualmente, al fin te conozco, este chiquillo no paraba de hablarme su mejor amiga —sonrie divertido.
Yo solo me río un poco algo incómoda.
Siento la mirada de mi padre en mi, yo lo mire y escuché en mi mente su voz.
Mientras más lo sigas evitando más se acercará la verdad a él y se terminará enterando por otras bocas.
— Leah, cariño, estás muy cambiada —escucho que me dice la tía Claudia y la miro —. Cada vez que te veo estás más linda —mira a su hijo —. Aún no entiendo porque no están juntos, tienen tan buena química.
— ah... Nosotros solo somos amigos —digo con voz baja.
Me dolió decir eso.
— Leah tiene razón mamá —dice el Matías —. Deberías de dejar de intentar emparejarnos.
— pero hijo, si hasta tu tío creyó que eran pareja, no creen que deberían intentarlo, digo nomás —sonrie coqueta.
Si supiera que es lo que más quiero, pero tengo tanto miedo...
— mamá para —dice el Matías serio.
— yo... Iré con las chiquillas, un gusto señor —le digo a Luis y camino lejos de donde están.
Después de un buen rato todos fuimos al comedor.
— siento que el señor los mira demasiado a ustedes dos —me susurra la cami.
Estábamos ya todos sentados en la mesa, a mi derecha estaba el Matías, a mi izquierda la cami y al frente mío estaba el señor Luis quien de vez en cuando me miraba a mi y al Matías con una expresión como de nostalgia.
— no se que está pasando, pero todos nos miran de una forma extraña —le susurro de vuelta.
La cami mira a todos de una forma disimulada y asiente.
Todos tenían una mirada nostálgica y triste, cómo si hubiera regresado alguien de la muerte.
No sé que onda.
En un momento todos se pusieron a conversar y preguntarle cosas a Luis, el contaba anécdotas que le pasaron en Australia, uno de los más interesados era mi papá, el en su adolescencia vivió allá y por lo que me a dicho tiene muchas ganas de volver a vivir ahí.
No puse mucha atención, me sentía cansada y el útero me estaba empezando a doler.
Después de terminar la cena todos nos levantamos y fuimos a la sala.
Yo me senté en un sillón individual y vi que el Matías se acercó a mi.
Sentí su mano en mi espalda la cual subía y bajaba lentamente.
— estás pálida —me susurra y yo lo miro —. ¿Quieres subir a descansar?
Niego.
— mejor me voy a la casa —susurro y me levanto para ir donde mi mamá.
Ella me mira y frunce el ceño.
— ¿paso algo cariño? —pregunta preocupada.
— no me siento bien, me iré antes —ella asiente.
Veo que el Matías está hablando con su madre quien me mira y sonrie antes de venir hacia mi.
— gracias por venir Leah —me abraza —. Deja que el Mati te acompañe a tu casa si te sientes mal y ven a vernos más seguido —deja un beso en mi mejilla.
— gracias por invitarme, cuidese —le sonrió.
El Matías me toma de la mano y ambos salimos.
(...)
Baje a la cocina para hacerme un té, eran las 10 de la mañana y estaba despierta desde las 8 pero me distraje con el celular.
Mi papá estaba en la cocina con la Jona tomando desayuno.
— buenos días —los saludo y voy directo a buscar una taza.
— Leah... —dice la Jona y yo la miro raro.
Su tono de voz era uno muy serio, de hecho ambos estaban muy serios.
¿Que wea?
¿Que hice ahora?— ¿que paso? —los miro a ambos.
— se que ya hemos hablado sobre esto —empieza mi papá —. Pero ayer notamos cómo te dolía hablar del Matías, se que son amigos pero —lo interrumpo.
— para, papá —digo sería —. Es mejor que ustedes no opinen sobre ese tema, porque al final de todo es mi vida.
— si, pero nosotros somos tu familia y nos preocupan tus sentimientos —dice la Jona.
— desde hace semanas que quieren que le diga, pero lo haré cuando esté lista no cuando ustedes lo deseen.
— Leah —mi papá se levanta.
— no, déjenme tranquila —digo enojada —. No quiero seguir escuchándolos, mejor me iré de vuelta a Santiago.
— no seas infantil —dice la Jona levantándose.
La ignoro y subo rápido a mi pieza, la cami estaba sentada en la cama mirando hacia mi dirección.
— leah...
— Camila porfavor no ahora...
Empiezo a guardar mis cosas en la maleta.
— ¿entonces cuando? ellos tienen razón leah, mientras los días pasan más tarde se hará y cuando se lo digas será muy complicado todo.
No la miro ni digo nada, mi humor ya estaba por el piso.
Se que estaba siendo infantil pero sinceramente no tenía ganas de nada en estos momentos.
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Weon, Date Cuenta (Cancelada)
Roman pour AdolescentsLa Leah es amiga del Matías desde chicos, mientras fueron creciendo los sentimientos hacia el fueron apareciendo, en un momento se intentó alejar de el para no seguir haciéndose daño con algo no correspondido. Pero todo puede cambiar cuando el tío d...