XII

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Quería llorar de impotencia, porque por mas que deseaba olvidarla, no podía, por mas que quería dejar su amor atrás, para por fin poder disfrutar su presente, no lo conseguía, porque la necesitaba, no en su vida, simplemente en sus recuerdos, sus pensamientos para poder vivir, y lo sabia, necesitaba la felicidad de ¨ella¨ para poder ser feliz, para poder vivir, para poder tener una luz en su vida, para poder tener una luz en su camino, y poder caminar, porque la necesitaba a ella, para no caminar en la oscuridad de la vida, la necesitaba a ella, aunque no fuera amorosamente, porque seguramente ella ya la había superado de esa forma, porque seguramente ella ya no la amaba, sin embargo Camila continuaba necesitándola para vivir, continuaba amándola, continuaba queriéndola, aunque no debía, aunque no lo aceptaba.

Las lagrimas corrieron por sus mejillas,  no quería sentir nada, no quería sentir ese sentimiento, sentía tanta impotencia al no poder controlar su ira, al no poder controlarse así misma, ya no aguantaba tener que amar a alguien que se suponía que ya no necesitaba, no soportaba querer a alguien, que simplemente, ya no correspondía su amor, lloraba por sus carta, lloraba por sus promesas, sus risas, sus abrazos, por todas las cosas buenas que había pasado con Romina y que seguramente ella ya no recordaba, porque creía, que ella en realidad la había olvidado, porque a Romina no parecía importarle el hecho de hablar con ella, porque parecía no importarle el hecho de que simplemente la dejo, simplemente la abandono, la dejó sola, en la oscuridad de una vida, en la oscuridad de un camino, en la oscuridad de el olvido de un primer amor.

Su vista estaba borrosa, veía un cuerpo aproximarse, pero no paro, simplemente deseaba caminar, porque si no lo hacia, estaría peor, y tal vez fue mala idea, o la mejor idea de su vida.

-Lo siento. - Dijo Camila, cuando sintió que choco con un cuerpo mas alto que ella, no levanto la vista, en realidad odiaba que la vieran así, no quería que la vieran así, mucho menos alguien desconocido.

-¿Estas bien?

No pudo hacer nada, estaba helada, la causante de sus llantos a mitad de la noche durante meses, y ahora mismo, estaba ahí, parada justo frente a ella. Quería creer que seguía dormida, y aun estaba en su cama, quería creer que en cualquier momento sonaría la alarma y despertaría de ese mal sueño.

 Pero no pasaría, eso era la vida real.

Y si, tal vez estaba siendo demasiado dramática, tal vez no se comprendía así misma tanto como quería hacerlo como para no colapsar de esa manera cada vez que pensaba o hablaba de Romina.  

Pero ¿Podía? ¿Podía no hacerlo? ¿Podía no reaccionar así, cuando se trataba de ella?

Sintió unas manos suaves limpiar las lagrimas que aun caían por sus mejillas, y a su vez sintió mas dolor en su roto corazón, sintió que amaba su atención, sintió que quería mas de ella, sintió que quería ser su amiga, si no podía ser algo mas, sentía que solo con un rose, se volvía a enamorar, sentía que volvía a amar de la misma forma en la que lo había hecho años atrás. Pero esos sentimientos dolían, esos sentimiento le provocaban ganas de llorar, esos sentimientos eran tan lindos, pero a la vez tan horribles y destructores.

Camila alzo la vista, y la miro,  sus ojos cafés eran tan profundos, tan hermosos, tan perfectos, todo en ella era perfecto, ella era todo lo que estaba bien, ella era todo, ella lo era todo, ella siempre seria su todo,  a ella siempre la amaría, sin importar que, sin importar cuantos meses, años, décadas, siglos, o incluso vidas pasaran. porque era su primer amor, y lo sabia, un primer amor nunca se olvida.

Volvió a hacerlo, volvió a llorar y no lo pudo evitar, volvió a romperse y no lo pudo evitar. Tal vez el simple hecho de pensar le provocaba ganas de llorar, pensar en ella, pensar en su voz, en su toque, en su mirada en sus ojos, en su amor, en su pasado, en ella, en su primer y único amor. Ahora lo aceptaba, siempre seria, no solo el primero, sino también su único amor.

Unos brazos rodearon su cuerpo, en realidad, quería que lo hiciera,  deseaba que la abrazara, porque luego de tanto tiempo sin ella necesitaba un abrazo, necesitaba reconfortarse, necesitaba su amor, necesitaba su cariño, la necesitaba a ella, la quería a ella.

-No llores, por favor, no me gusta verte así.

- ¿Enserio?

-Enserio.

-Entonces ¿Por que me dejaste? ¿Por que me destruiste de esa forma? ¿Por que dejaste de ser esa luz en mi vida?

Romina no supo que responder, ver a Camila de esa forma, le provocaba ganas de romper en llanto, y si debía contarle la historia completa, estaría peor, prefería dejarlo así, prefería no decir nada.





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